El conflicto político electoral actual llevado a los púlpitos
Recuerdo como si fuera ayer (durante mi niñez, afortunadamente no había teléfonos celulares), los comentarios de muchos feligreses católicos en la radio, que se mostraban temerosos de la posibilidad de que aforara una guerra religiosa en Guatemala luego de que el General Efraín Ríos Montt, jefe de Estado de facto entre los años 1982 y 1983, hiciese sus apariciones televisivas y radiales todos los domingos, con discursos que evocaban a un pastor evangélico.
Ahora con un poco mas de contexto, podría haberles dicho a aquellos temerosos católicos, que el conflicto religioso era una realidad en Guatemala hacia 1982. Decenas de sacerdotes, monjas, y cientos si no miles de catequistas, habían tomado las armas y se habían alzado en torno a la idea de construir el “Reino de Dios en la Tierra” tal y como se pregonaban en las iglesias católicas en buena parte de las regiones mas convulsas, en toda la región centroamericana.
Y si creíamos que esto estaba quedando en el pasado, no es cierto, empezando con que la Iglesia Católica jamás reconoció su responsabilidad directa e indirecta en la muerte de miles durante todo el conflicto armado. Es más, le convino crear la imagen de victima para que fuera coherente con la tradición.
Era mucho más fácil señalar al Estado y de repente desvanecerse en el tiempo. Con lo que no contaban y al parecer les importa poco, es que la migración de creyentes es cada vez mayor, por su activismo político claramente anti cristiano, que como una gran paradoja, es lo que está expulsando a los feligreses de sus templos grises.
No hubo arrepentimiento, solo hay reafirmación de que lo hecho era lo que correspondía, y así llegamos al día de hoy, cuando enfrentamos una crisis en el sistema democrático, la iglesia católica se muestra como una versión corregida y aumentada de aquella que pedía la inmolación en nombre de la revolución.
Si era poco el organizar ocupaciones ilegales de fincas privadas y con ello se amenazara y agrediera a trabajadores, ahora le toman la mano a un partido político corrupto de izquierda, y entran en ruta de colisión con iglesias evangélicas que están descubriendo el poder que tienen para influir en la opinión política de sus feligreses frente a la amenaza de las agendas globalistas que de repente para la élite de la Iglesia Católica local no es importante.
Hoy es mucho más palpable el conflicto que en años anteriores, y antes de que la opinión vaya en torno a afirmar que esto es producto de los discursos de las iglesias evangélicas hay que recordar, como dice la sabiduría popular, ¿Qué es primero el huevo o la gallina?
Ya son años de estar viendo como las agendas feministas pro aborto y LGBTQ+ están teniendo cada vez mas espacio en la esfera pública, eso sin contar la enorme descomposición social que produce delincuencia, la hipersexualización, y muchas cosas más, pues bien, las congregaciones evangélicas politizadas están haciendo lo que la iglesia católica lleva haciendo por más de 5 centurias y que el nuevo gobierno enfrentará oficializando el culto católico como el correcto, esta era y es la intencionalidad de personas como Monseñor Álvaro Ramazzini al involucrarse en la campaña a favor de Arévalo sin ningún tipo de vergüenza, imponiendo su doctrina socializante y destructiva.
Como liberal, no puedo estar más de acuerdo con que la tan peleada y ganada separación de las iglesias y religión con el Estado continúe, pero resalta a la vista que la Iglesia Católica jamás aceptó esto.
No lo hizo en 1954 cuando se comprometieron con la lucha contra el comunismo y no lo hizo a finales de los sesenta cuando, contradictoriamente, se comprometieron a favor del comunismo. Por lo que sería un despropósito plantear que las iglesias evangélicas se mantengan incólumes, sobre todo porque las amenazas a la familia, la vida y propiedad son reales, no el producto de teorías conspirativas, y si bien la Iglesia Católica y su comunidad en su totalidad no están comprometidas con esto, si han permitido que las versiones más destructivas hablen por ellos.