¿Borrón y cuenta nueva? Paradojas de la próxima administración
Que el abstencionismo se impuso de forma arrolladora, se comprueba con los números del sistema de Transmisión de Resultados Permanentes (TREP), del ente electoral. Cinco millones, de los nueve millones empadronados, eligieron decirle NO al sistema. Que dicho abstencionismo favoreció al triunfador, es un elemento mencionado por más de un analista.
Pese a que la elección 2023 superó a todas las anteriores en cuanto a dudas, cuestionamientos y hechos anómalos, Guatemala tiene presidente. Y aunque Bernardo Arévalo se presenta como novato en política y personaje inmaculado, la realidad es que se trata de un funcionario público con una carrera de muy larga data.
Arévalo comenzó en el servicio público muy joven, como representante diplomático del gobernante de facto Oscar Humberto Mejía Víctores (1983-86). También fue embajador en España en 1996. Su experiencia abarca organismos internacionales y el mundo académico, pero además, Arévalo todavía es diputado de Movimiento Semilla, aunque su legislatura pasó casi desapercibida, incluso para quienes ayer votaron por él.
Todo este bagaje parecería suficiente para que realice una gestión más que dinámica, especialmente porque también cuenta con el aval y la confianza plena de la embajada estadounidense, los países donantes y los empresarios del CACIF, además de la Fundación Libertad y Desarrollo.
Estas son las fortalezas con las que llega el gobierno electo por una minoría de votantes que superó con mucho a la desprestigiada Sandra Torres, cuyo intento por cambiar discurso le hizo tanto o más daño que su divorcio en 2011 y cuya alianza con Alejandro Giammattei se habría resquebrajado casi inmediatamente después de la derrota electoral.
Además de las variables que todos conocemos e incluyen movimientos poco ortodoxos para ubicar al delfín de la embajada estadounidense en el gobierno, es imposible negar que Semilla cuenta con el apoyo de guatemaltecos hartos de políticos vinculados con mafias y criminales, que hicieron del Estado su feudo.
Y en esta línea, Arévalo promete desbrozar el terreno. Borrón y cuenta nueva parece ser el sello de la administración electa. Es un hecho que los viejos dinosaurios de la política están a pocos centímetros de desaparecer: Zury Ríos, Edmond Mulet, Sandra Torres y decenas más que tienen décadas anhelando el gobierno.
Paradójicamente, esta limpieza que el socialdemócrata o izquierdista ofrece, puede ser la oportunidad para que la derecha guatemalteca se reorganice y se articule en torno a demandas puntuales, primero, y después, en busca de alternancia en el poder.
No permitir que se reforme la Constitución Política de la República; reformar la perversa Ley Electoral y de Partidos Políticos que provocó el desastre actual y vigilar cuidadosamente el Presupuesto General de la Nación, son algunas de las acciones que los ciudadanos patriotas y conservadores deben comenzar desde ya, para evitar que la izquierda se entronice y se prolongue en el Estado.