El coletazo del dragón
Igumeni Inés Ayau
Estamos al final de una época y nos ha tocado el coletazo de un dragón semillero. A estos sistemas políticos agotados e inoperantes hay que darles las gracias.
Todos siguen quimeras fuera de la realidad y la necesidad de los pueblos.
Hemos llegado al final de una época; es como fue con la revolución industrial. Los sistemas políticos ya no sirven, la gobernanza actual feudal, marxial, “señorial”, está rancia e inútil. Produce conflictos, pobreza, despilfarro, desconfianza, desánimo, casta política que se sirve y no sirve y guerras. Las cortinas de humo que inventan para que nadie entienda nada ni ellos, nos llevan a pedir asesoramiento a contadores, abogados, psiquiatras, políticos. Complican, confunden e imponen agendas ajenas y rancias a nuestro país. No entienden lo que hay que cambiar.
El fondo del asunto es sencillo y natural: Las familias son el fondo y el centro y ellas quieren intercambiar bienes y servicios, libre y responsablemente. Quieren ser dueñas hasta el centro de la tierra. Quiere producir e intercambiar sin fronteras en el mercado que es el proceso mágico, natural, funcional y simple, aunque incomprendido. La regla para el comportamiento se llama “LA REGLA DE ORO”. Y como en un juego, hay árbitro y es el Gobierno.
Se necesita gobernanza, árbitro, pues a veces hay quien abusa. A quienes se pida la gobernanza, deben ser eficientes, honorables y obedientes a las familias. Que hagan solo lo que se les pide hacer. Y como hay que pagarles bien, nos ponemos IM-PUESTOS, sencillos, suficientes y fáciles de recaudar para poder pagarles.
Ya hay bastante educación en Guatemala para dejar de vivir como mozos de finca o siervos de señores feudales. Hagamos uso de la tecnológica que permitirá una gobernanza transparente y familias y pueblos responsables. La tecnología nos puede facilitar bastante.
Es el final de una época y le toca a las nuevas generaciones crear sistemas sociales de gobernanza funcionales, no basados en ideología vetustas sino en la realidad de hoy y los valores eternos de nuestra civilización.