Todos los bloqueos son criminales y atentan contra la libertad

Que el sindicato liderado por Joviel Acevedo tiene orientación marxista, se evidencia en las mantas con la manida imagen del «Che» Guevara y la música «de protesta» que escuchan los docentes instalados hace un mes alrededor del Palacio Nacional de la Cultura, en una larga protesta cuyo financiamiento es poco claro pero que evidentemente, no es una acción «barata», ya que incluye microbuses alrededor del lugar y fondos para la alimentación de los manifestantes, quienes varias veces al día acuden a comprar víveres y cervezas a supermercados cercanos y también suelen comer en los restaurantes aledaños al «campamento» instalado alrededor del palacio.

El sueldo es el motivo público para estos marxistas trasnochados, devenidos en aliados estratégicos de una derecha deslucida, como se evidenció con la alianza entre Acevedo y Giammattei. Evidentemente, ninguno de estos profesores protestaría un día de su vida por las deplorables condiciones de las escuelas, ni menos contra los contenidos pro Agenda 2030 explícitos en el Curriculum Nacional Base (CNB), documento en el cual el magisterio tiene toda la injerencia.

Que demagógicamente alguno de ellos haya protestado contra la «ideología de género» en los libros de texto, parece un acto teatral, considerando que en el país existe libertad de cátedra e individualmente, los docentes pueden evitar la divulgación de los contenidos perversos que imponen organismos supranacionales.

Su alianza con cierta derecha que parece ciega ante las mantas con la imagen de Guevara, también es parte de un acto y muy probablemente, entre bambalinas se encuentren figuras oscuras de la política, como Sandra Torres, cuyo medio hermano Enrique Torres, fue el abogado de Acevedo que logró el ominoso Pacto Colectivo, poco antes de morir súbitamente pero que a él también le reportó millones.

¿Hay bloqueos malos y bloqueos buenos? Evidentemente no. Todos los bloqueos son atentados contra la libertad individual de locomoción y ninguno es válido. Mucho menos el que pretende incrementar el sueldo a burócratas que no brillan por los buenos resultados en la educación pública: Guatemala es uno de los países con menor nivel educativo en el mundo, y estos sindicalistas son los responsables de esa tragedia.

Imposible olvidar que el Ministerio de Educación encabezó las entidades con reparos de la Contraloría en 2024, con 11 denuncias y dudas por más de Q4 millones en la ejecución.

¿Qué pretenden los sindicalistas de la Educación? En primer lugar, objetan el 5% de incremento salarial. Pero bajo esa demanda pantalla, está el interés de garantizar que Joviel Acevedo siga siendo el «poder tras el trono» en la pésima educación pública de Guatemala, donde este oscuro personaje lleva décadas reinando y haciendo alianzas con tirios y troyanos, al más alto nivel, como lo demostraron sus buenas relaciones con Otto Pérez Molina y Giammattei.

Guatemala no merece a una masa magisterial con nulos intereses en la docencia, permeados por el marxismo más trasnochado que usan de pretexto y buscando mantener como agente político a su muy cuestionado y deteriorado líder.

La ineficiencia de Anabella Giracca y la presunta corrupción de este gobierno no deben ser pretextos para que se mantenga entronizado el cáncer en la educación pública, la peor de Hispanoamérica y una de las más deficientes del mundo.