Boric asegura que Chile y Guatemala serán “cómplices” en la implementación de Agenda 2030
El mandatario chileno, Gabriel Boric, reiteró su cercanía con el diputado y candidato ganador de la segunda vuelta electoral en Guatemala, Bernardo Arévalo. En sus redes, el chileno aseguró que ambos serán “cómplices” en la implementación de la Agenda 2030, específicamente en el “combate al calentamiento global y el fortalecimiento de la democracia”.
Redacción
Boric y Arévalo tienen más de una semejanza, pese a la gran diferencia de tamaño e historia entre Chile y Guatemala.
Boric encabezó una alianza izquierdista en su país y al igual que Arévalo, logró inscribir su partido con la milagrosa proliferación de firmas (más de 13 mil en un día). El hecho le vale actualmente cuestionamientos legales que podrían llevar el caso ante la justicia.
Los dos líderes políticos representan a la izquierda actual, con varias expresiones de intolerancia contra todo el que contravenga sus postulados, basados más que en el marxismo, en la Agenda 2030 y los dictámenes del Foro de Sao Paulo.
Que la amistad entre ambos es sólida, lo demuestra que Semilla contrató al asesor de campaña Boric, Francisco Villarroel (Cooperativa Cuarto de Guerra). Entre los mayores éxitos de Villarroel estuvo la meteórica campaña de recolección de firmas que inscribió al partido de Boric “en tiempo récord”.
Hoy, con la cancelación de la personería jurídica a Semilla y los altibajos que sufre ese partido meses antes de asumir el gobierno, Boric anunció:
“Conversé por teléfono con el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo
Aprovecho de reiterar mis felicitaciones por el triunfo en las elecciones guatemaltecas. Estoy seguro que Chile y Guatemala serán cómplices en desafíos como el combate al calentamiento global y el fortalecimiento de la democracia”
El mensaje del mandatario chileno, más que un espaldarazo, es una declaración de “complicidad”, como bien lo asegura Boric, cuya popularidad es cada vez más reducida y cuyas propuestas (como el Apruebo para reformar la Constitución), demuestran que, con contrapesos, la izquierda globalista puede tener un escenario complicado.