Ver el vaso medio lleno: prórroga de Agenda 2030 evidenciaría su fracaso
Sin muchos bombos y platillos, la Organización de Naciones Unidas (ONU), logró que 143 países, incluyendo a Guatemala, votaran a favor del Pacto Global, como pasa a llamarse la Agenda 2030. El Pacto Global esperaba la anuencia de 193 países.
La noticia parece alarmante para los que defienden la producción agropecuaria, la familia, la propiedad privada, la libertad de cultos, el derecho a la vida desde la concepción y el Estado de Derecho tal como lo conocemos.
Sin embargo, un detalle prometedor es que los impulsores de la perversa agenda tuvieron que correr la fecha 2030 a 2045. Esto tiene un profundo y simple significado: hasta el momento, ven difícil que todos sus ODS se cumplan mundialmente en seis años y decidieron prorrogar la fecha esperada, tal como la OMS tuvo que posponer el Tratado Mundial de Pandemias otro año.
Aunque existe el peligro de que se imponga ese despropósito mundial, que llevará a la crisis alimentaria, la eugenesia, las «ciudades sostenibles» y muchos otros elementos de un escenario distópico, también es posible que la resistencia individual y silenciosa de millones de personas y algunos jefes de Estado que aún tienen sentido común, logren terminar con el plan globalista, que desde la perspectiva espiritual es considerado como «diabólico» debido al carácter anti cristiano de la «agenda», que además promueve la «transición» de género contra infantes.
Casi todos los elementos que componen la perversa agenda son alarmantes, pero probablemente el más oscuro sea el intento de censurar el pensamiento libre, que pretenden reemplazar con productos de Inteligencia Artifical manejada por sus operadores y que pretende lograr consensos sobre temas espinosos, así como distorsionar la historia.
Junto a esto, la represión contra quienes expongan sus pensamientos en redes y la estigmatización de los cristianos. Que la ONU lance otro «pacto» globalista podría tomarse como un riesgo, pero también puede ser una oportunidad, ya que la prórroga muestra el fracaso de la Agenda 2030, que podría marchitarse mientras se abona a la «Agenda 2045», que si no muere de muerte natural, como su hermana mayor, seguramente sobrevivirá a sus promotores más entusiastas, quienes no verán el mundo de pesadilla que soñaron para instalar su gobierno mundial.