¿Qué comían los chapines en 1821?
¿Qué comían los chapines en 1821?
¿Cómo era la vida cotidiana en 1821? (IV parte y final)
Dicen que somos lo que comemos. Para conocer una sociedad, no hay como saber cuáles son sus alimentos. Sorprendentemente, los guatemaltecos de 1821 no tenían una dieta muy diferente a la actual, exceptuando algunos matices.
Redacción
Arroz, azúcar, cacao, café, huevos, harina, leche, pan, gallinas, mantequilla y queso eran algunos de los productos más consumidos entre 1820 y 1863, indica un estudio sobre los abastos en Guatemala.
La lista podría ser parte de una canasta básica actual, exceptuando que obviamente, se trataba de productos absolutamente orgánicos, y que todos costaban centavos.
Además de estos alimentos, el maíz y el frijol tenían un papel preponderante en la alimentación de los guatemaltecos, así como la carne, que se consideraba artículo de primera necesidad.
El viajero francés Arturo Morelet, narra los horarios y contenido de las comidas: “Se almuerza a las nueve, a las dos se come y se cena a las ocho o nueve de la noche. Por la mañana se come café con leche, frijoles, huevos estrellados y a veces, un plato de carne asada. Por la noche, lo mismo. En la comida se toma una sopa y después una olla con acompañamiento de legumbres y hierbas”.
El francés asegura que “la ciudad ofrece los suficientes recursos para vivir pasablemente y barato. El buey y carnero no son malos, el puerco es abundante, pero el pan no es blanco, las hortalizas poco variadas y se carece absolutamente de pescado”.
Además, el cronista agrega que: “Algunas personas se hacer servir hacia la mitad del día un brebaje indio que se llama tiste, compuesto de harina de maíz, cacao, jengibre, azúcar y achiote, todo ello reducido a polvo y desleído en un vaso de agua”.
El chocolate fue otra bebida muy común para disfrutar entre comidas en esa época, y se consumía con panecillos dulces o “preparados”.
¿Quiénes producían los alimentos?
En un estudio sobre trabajo urbano (1776-1840), Tania Sagastume narra que en 1824 había 85 tortilleras en la ciudad (el padrón entre 20 y 37 mil habitantes, según la fuente). Muchos hogares fabricaban las tortillas en sus cocinas.
Además, en ese año, 22 mujeres de diferentes barrios reportaron oficios relacionados con elaboración de alimentos de maíz, entre otros, tostadas y tamales.
Según el padrón de 1824, existían en la ciudad de Guatemala 157 artesanos dedicados a la elaboración de pan, entre aprendices, oficiales y maestros panaderos, quienes trabajaban diariamente en unas 30 panaderías.
Morelet afirmó que en comparación con el pan de Europa, el pan de Guatemala no era de calidad y atribuyó esto a que el grano se molía en pequeñas muelas adaptadas a un motor hidráulico, además de que no se usaban tamices.
“El panadero compra la harina en bruto y separa el salvado”, escribió.
En Guatemala, la carne se consumía fresca y toda debía ser beneficiada en el rastro y conducida a carnicerías autorizadas. La de la Plaza Mayor tenía 28 puestos, atendidos por mitad entre hombres y mujeres.
El breve recorrido por las cocinas y puestos de ventas de la época en la que se firmó la Independencia, muestra que, en materia de alimentación, muchas costumbres chapinas sobreviven a los siglos.