¿Vigilancia internacional o presión en favor de un resultado?
Mario Mérida
En nuestro país ya es común la tendencia a recurrir a países, organizaciones o actores internacionales, para que nos asistan en aquellas tareas que no podemos realizar, aun cuando constantemente se invoca la soberanía y se exige la no intervención en los asuntos internos del estado guatemalteco. Por eso, no sorprende que la Alianza por las Reformas haya solicitado al Secretario General de la OEA Luis Almagro, que la Misión de Observación de Guatemala (MOE-OEA), se prolongara.
En dicha reunión, “el cardenal Álvaro Ramazzini pidió que la Misión de Observación Electoral de la OEA extienda su estadía hasta el 14 de enero para que se garantice la voluntad popular y el traspaso del poder”, que se complementa con cuatro peticiones más relacionadas, con: 1. Entrega de la solicitud al Consejo Permanente de la OEA, 2. Expresar su apoyo a las autoridades electorales guatemaltecas, 3. Pedir al Ministerio Público y Estado no utilizar el derecho penal como instrumento de intimidación política y 4. Realizar la gestión para que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, visite el país[1].
Itzamná Ollantay[2]en su artículo “Luis Almagro, ¿Qué hace en Guatemala, 70 años después del Golpe de Estado avalado por la OEA? (05/08/2023), inicia recordandola intervención de la OEA hace setenta años en Guatemala: “En marzo de 1954, el gobierno norteamericano impulsó y concretó la X Cumbre de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en Caracas, Venezuela, con el objetivo de castigar a la Revolución Nacional de Guatemala (1944-1954)”.
En otro párrafo, el articulista hace referencia a Guillermo Toriello: “… el Canciller de Guatemala, casi llorando pedía la no intervención militar norteamericana en su país, el presidente constitucional de Guatemala, Jacobo Árbenz, era violentamente derrocado por mercenarios de la manera más humillante… Antes de expulsarlo del país, lo expusieron en calzoncillos en el aeropuerto internacional La Aurora… Aquel legendario varón murió en la miseria en el extranjero”.
Ollantay, describe con claridad la situación actual guatemalteca; visión compartida a sotto voce por varios personajes, que no se atreven a exponer públicamente sus comentarios o bien porque el sistema mediático los ha ninguneado. Para recrear lo expresado por el autor del artículo en referencia, traslado los párrafos siguientes: “En agosto del 2023, mes de la Pachamama en la Abya Yala Plurinacional del Sur, Luis Almagro, secretario general de la OEA, es recibido en Guatemala cual si fuese un Cónsul medieval del Imperio Romano”
También, se refiere a la segunda vuelta electoral (20/08/2023) y las razones del arribo del Secretario General de la OEA, en términos bastante críticos: “… En este contexto llega Almagro, el criminal de las masacres del Golpe de Estado en Bolivia, 2019, como el “gran redentor” para Guatemala”. Y continúa: “… la llegada de Almagro/OEA como el redentor al país centroamericano, el Estado criollo y sus oligarcas crearon las condiciones básicas”. Culpando a los citados de manipular “… en el imaginario de la gente miedos y deseos como: ‘El Estado se muere a causa de la corrupción’, ‘la democracia corre peligro’, ‘nuestras instituciones se mueren’, etc. Pero, con estos y otros bulos se asusta a la guatemalticidad, valiéndose de la anomia colectiva constante en la que subsiste”.
Recuerdo que hace quince años se conoció por los medios de comunicación el llamado de Monseñor Quezada, el rector de la USAC y el Procurador de los Derechos Humanos, solicitando la presencia de los Cascos Azules ante el clima de violencia. El tema fue abordado en uno de los párrafo del artículo LA SEGURIDAD, MÁS QUE POLICIAS Y LADRONES (15/01/2008): “Diseñar, implementar y determinar los indicadores para evaluar una política de seguridad, con el fin de enfrentar la crisis actual no es una aventura. Hay que tener en mente la advertencia, que Naciones Unidas hizo a sus funcionarios acerca del nivel de riesgo en nuestro país y la dramática propuesta de Monseñor Quezada, del rector de la USAC y del Procurador de los Derechos Humanos, implorando la presencia de los Cascos Azules, ante el alto nivel de deterioro de la PNC”.
Aunque las causas de la inquietante incertidumbre pueden ser válidas para los grupos que han solicitado la permanencia de la OEA, esto no será fácil. Hace unos años el gobierno guatemalteco solicito la intervención de este organismo internacional, para verificar los acuerdos de paz (1996), solicitud que no se concretó por el veto de China debido a las relaciones guatemaltecas con Taiwán. Según la noticias de la época divulgadas por el diario EL PAÍS, esta fue “… la primera vez que China usó el veto desde 1981, cuando bloqueó la aspiración de Kurt Waldheim a un tercer mandato como secretario general de la ONU, y la primera en 25 años que impugna algo que no sea una elección a la Secretaría General” (NY/ Pekín. 11/01/1997).
La extensión para la permanencia de los observadores del OEA, requerirá de una nueva solicitud gubernamental, ya que el objetivo de la comisión era conocer de “primera mano la situación del ambiente electoral, por lo que se sostuvieron diferentes encuentros con autoridades oficiales y algunas organizaciones de la sociedad civil”
Ayer se conoció el informe del Secretario de la OEA Luís Almagro, acerca de su visita al país que a juicio personal era innecesaria, puesto que, ya se contaba con una comisión de observadores de este organismo y que a nivel de medios nacionales sin coordinación alguna, se generó una exhortativa, para la continuidad del proceso electoral hasta la transición. Resultado capitalizado por el Secretario Almagro[3], asumiendo que «La misión logró el compromiso del desarrollo de la segunda vuelta y se logró el compromiso de la entrega del poder».
Las recomendaciones consignadas por el medio periodístico citado, son entre otras: “… garantizar la entrega del Acta Número 4[4] a los fiscales electorales para que puedan tener respaldo de los resultados en cada mesa”. También, encarga “… que las Juntas Receptoras de Votos garanticen el uso de teléfonos celulares de los fiscales de los partidos políticos y que tomen fotografías de las actas; mismas que después deben de entregarse a las agrupaciones políticas para certificar los resultados, pues en la primera vuelta no se realizó». Lo cual, ya había sido recomendado por varias organizaciones y columnas de opinión.
En cuanto la prolongación de la estadía de la comisión, lo deseable es que no prolongue su presencia, porque al fin de cuentas ningún observador puede intervenir o mediar, para resolver las controversias que surjan en caso de que el candidato perdedor reclame fraude; denuncia que tendrá que ser resuelto por las instancias legales. Quizás Ecuador, Nicaragua, Cuba, Venezuela o los Estados Unidos, los necesita con mayor urgencia.
Después de cincuenta y tres (53) años de observar y participar (1993) en los procesos electorales (1970-2023) realizados en el país, es tiempo de exhortar a confiar en el buen juicio de los guatemaltecos para elegir al próximo presidente. Que, aunque no lo expresen públicamente la mayoría de los potenciales votantes, están sabidos que su voto no se logrará con memes, campañas negras, canciones o falsas concentraciones espontaneas promovidas por las bases partidarias, que algunas veces terminan por engañar al propio candidato (a)
[1] Prensa Libre. 04/08/2023
[2] Blog. https://www.telesurtv.net/bloggers/Luis-Almagro-Que-hace-en-Guatemala-70-anos-despues-del-Golpe-de-Estado-avalado-por-la-OEA-20230805-0001.html
[3] https://www.soy502.com/articulo/tras-visita-guatemala-luis-almagro-presenta-informe-oea-100931
[4] Documenta el cierre y escrutinio, es decir los resultados finales de la votación