Trump en la presidencia ¿Qué esperar para Guatemala?
Me ha llamado mucho la atención un tuit que surgió en estos días, luego del atentado contra el candidato y expresidente Trump, donde señalaba como tontos (por decirlo en forma cortés) a quienes desde acá mostraban su indignación por lo sucedido al candidato republicano. El argumento se centraba en la pregunta que siempre hacen los periodistas cuando se producen las elecciones ese país cada 4 años: ¿Qué podemos esperar los guatemaltecos? Infiriendo en la respuesta, el tuit afirmaba que “no nos van a poner más atención”, entonces ¿Por qué tanto drama por la suerte de aquel político?
Pues bien, creo que la pregunta y lo que encierra, tiene un vicio de origen. Empecemos por el hecho de que la relación entre Estados Unidos y Guatemala es entre Estados y los acuerdos alcanzados en todo tipo de materia han sido logrado por los Estados, pero esta respuesta no es suficiente para explicar la ironía que mostraba el tuit, algo que muchas personas de izquierda comparten.
Creo que Guatemala y su realidad socio-política han recibido una atención equivocada, por decir lo menos. En estos años de gobierno demócrata, no han dudado en dar apoyo financiero y político a organizaciones y personas que intentan destruir la institucionalidad con bloqueos y amenazas por doquier ¿Qué podría ser peor?
En un probable gobierno republicano, los temores se hacen realidad, el grifo de dólares para la progresía dejaría de producirse, la muerte por inanición sería lenta pero segura.
El tema migratorio siempre se ubica como un problema para Guatemala pero ¡ojo!, en realidad es un problema norteamericano, cuya atención dada, en términos de deportaciones, ha sido igual tanto para demócratas como para republicanos. La diferencia es la retórica que utilizan los gobernantes, pero al final este es un problema que le compete 100% a aquella nación. El que haya más empleo y mejores salarios en Guatemala para que no haya migración, si es un tema doméstico y le compete al Estado guatemalteco promover más inversión productiva, desregulación, garantizar el derecho a la propiedad privada y sobre todo que haya libre mercado real y no el mercantilismo que sigue prevaleciendo en este gobierno de izquierda.
En cuanto al apoyo descarado que la política exterior demócrata les ha dado a las redes de ex operadores de la justicia en Guatemala, quienes se encuentran huyendo amparados por el Departamento de Estado, en un mundo ideal desearíamos que sean devueltos a Guatemala para que enfrenten la justicia, pero eso es un sueño guajiro. Si se les concedió el estatus de perseguidos políticos antes, eso no cambiará con Donald Trump, si bien durante su periodo de gobierno, sería de esperarse que aquel dejase de ser un destino idílico para los prófugos guatemaltecos.
Lo que podemos dar por sentado, es que el gobierno republicano dejará de apoyar la agenda del globalismo, empezando por el aborto y llegando hasta las políticas lgtbiq, y eso para mi seria suficiente. Con ello podríamos afirmar que la batalla cultural, como le han llamado muchos intelectuales de derechas, estaría teniendo una victoria porque mucho del aliento propagandístico y sobre todo financiero, del cual se nutren repúblicas periféricas como Guatemala, donde los activistas disfrazados de intelectuales tendrían menos oportunidad de imponer sus narrativas tendenciosas, y si a eso le sumamos que los europeos ahora están mas interesados en armarse nuevamente frente a la amenaza rusa, los fondos para el colonialismo 2.0 con tintes de resentimiento para los mal llamados progresistas estarán muy comprometidos.
Lo que los ciudadanos norteamericanos decidan en las próximas elecciones marcará definitivamente mucho de la suerte del gobernante impuesto por la USAID en Guatemala, eso es un hecho como el mismo intento de asesinato contra Trump.