El CUC al poder, la farsa de los Acuerdos de Paz en el tercer acto
En el relato predominante del conflicto armado interno se recalcaba el impacto “enorme” de la represión del Estado contra “las organizaciones populares” que “luchaban por el pueblo”. Esto no concordaba con el mísero apoyo que tuvo URNG en las urnas durante los más de 20 años que siguieron a la firma de los Acuerdos de Paz en 1996.
A tal punto que en la actual legislatura no tienen diputados y habrían desaparecido como partido político si no se hubieran aliado con el partido Winaq, también heredero de la extrema izquierda, logrando que la única diputada de ese partido los representase.
Pero antes de ver lo sucedido esta semana, hablemos del Fondo de Tierras, este es un mecanismo institucional desarrollado en el marco de los Acuerdos de Paz que supuestamente iba a ayudar a dinamizar el mercado de tierras por medio de la compra y venta de fincas para campesinos pobres, créditos blandos con bajos intereses, asistencia técnica, apoyo a la organización comunitaria, esto además del apoyo a la legalización de terrenos agrícolas, todo esto bajo el supuesto que de esta manera el Estado daba solución a una de las causas estructurales del conflicto armado.
Además, la junta directiva de esta institución iba a poseer representación multisectorial, campesinos, cooperativistas y hasta empresarios. La idea de democracia representativa que aspiraba el delirio igualitarista, un mercado construido artificialmente que al final sirvió, como otros, en un enorme bote de basura a donde fueron a parar miles de millones de quetzales de los impuestos.
Hubo compra de fincas improductivas, manipulación de precios, el mantenimiento de una enorme planilla de trabajadores en todo el territorio nacional, y créditos que jamás se recuperaron porque los comunitarios simplemente dejaron de pagar. Y claro, no se ve bien que el Estado promueva desalojos de campesinos pobres de tierras que él mismo pagó.
No se cumplió con la promesa de que los campesinos, organizados comunitariamente, producirían tanto que les alcanzaría para pagar la tierra y salir de la pobreza al mismo tiempo. Los campesinos, y sobre todo los indígenas, demostraron que la idea del beneficio propio predominaba, y aquel ideal comunitario solo existía en la mente del intelectual que ideó semejante adefesio de ley e institución, quien, por cierto, jamás ha producido nada en su vida.
En fin, si acaso la administración de Arévalo no había logrado demostrar su enorme incapacidad y su amistad con la corrupción, y la manipulación abyecta de la pobreza de los pobres, ha trascendido la elección de Daniel Pascual, el eterno dirigente del Comité de Unidad Campesina (CUC), a la gerencia del Fondo de Tierras; un hombre que de productividad agrícola sabe tanto como de energía termonuclear.
El CUC, que desde hace al menos 30 años cambió de organización popular a ONG, recibe anualmente millones de dólares en donaciones que les permiten mantener un staff de profesionales en nómina. Así es, y gran parte de ellos ni siquiera son hijos de los campesinos que dicen representar. Estos se dedican a la formación política, género, diversidad, asistencia jurídica y demás. Obviamente, no se dedican a producir nada, porque de hacerlo, simplemente habrían dejado de existir hace muchos años.
Esto seguro ya lo saben: el CUC formaba parte de la estructura amplia del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), miembros de la URNG, entidad política a la cual pertenecieron e incluso aceptaron nominaciones a puestos públicos que nunca se produjeron. Esto me lleva al inicio: el apoyo ‘popular’ que dicen poseer solo existe en las justificaciones de los proyectos que anualmente presentan a los cooperantes.
¿Qué esperar del CUC en el FONTIERRAS? Pues más dinero para formar a los cuadros del partido Winaq y alianzas con CODECA, que son sus compañeros de lucha; más dinero para los medios periodísticos como Plaza Pública y La Hora, quienes no tuvieron reparos en afirmar que él era un perseguido político hace un par de años, lo cual es obviamente una mentira, y solo con ver este nombramiento se confirma. Más dinero para movilizar campesinos y apoyar al gobernante en su lucha por prevalecer frente a las acusaciones del MP.
En resumen, se confirma que todo el dinero destinado al cumplimiento de los Acuerdos de Paz tenía y tiene como destinatario el mantenimiento de las organizaciones y líderes que, por décadas, impusieron una narrativa victimista que, por cierto, los sacó de la miseria en la que estaban.