50 años, entre una bigMac y la Patria del Criollo
Por Julio Abdel Aziz Valdez
Así son las coincidencias de la vida. Mientras hace 50 años se constituía la Escuela de Historia de la USAC en medio de movimientos de estudiantes y profesores de extrema izquierda, peleados en parte con la Facultad de Humanidades, pero también alentados por autoridades universitarias cada vez más afines al marxismo, por otro lado Don José Ma. Cofiño trajo la franquicia de McDonald´s a Guatemala quien abrió un sencillo local en la zona 1, claro está con la visión de que este negocio se expandiera como estaba sucediendo en todo el mundo,
Estos hechos que constituyen hitos fundacionales son de todo menos casuales, si utilizamos el término empresario como alguien que, valga la redundancia, emprende, tanto el fundar una unidad académica como un restaurante son empresas, la diferencia es que con la Universidad del Estado lo que se pretendía era ahondar en la labor de adoctrinar, mientras que la otra era ampliar el abanico de opciones para alimentar a la creciente clase media.
En ese lejano 1974 se producen las elecciones a la presidencia de Guatemala y, de nuevo, un fraude electoral, el cual ha sido ampliamente analizado por diversos autores. Todo un contexto de inestabilidad política, pero al mismo tiempo la ciudad crece hay más jóvenes que ven en EEUU un referente cultural y por otro lado, las organizaciones guerrilleras implementan la estrategia de cooptar ideológicamente la universidad estatal, la misma fórmula usada en todo el continente. No había tales de buscar una ciencia más comprometida, sino de formar cuadros para el esfuerzo guerrillero.
En 1972 se publica en la Universidad de San Carlos de Guatemala la obra que más ediciones y reimpresiones piratas ha tenido en toda la historia nacional, lo que es mucho decir en un país con uno de los índices de analfabetismo más grande del continente y con altos números de analfabetismo funcional, incluso en la misma USAC. La Patria del Criollo de Severo Martínez Pelaez, se convirtió en una de las empresas más grandes de la izquierda intelectual y fue en parte lo que inspiró la creación de la Escuela de Historia que hoy comparte el pastel con Ronald McDonald.
Imaginen que un solo libro fue el que inspiró a que en 1974 la ortodoxia marxista formara uno de los centros de adoctrinamiento más importantes que ha tenido la USAC, asumo en este momento parte de mi responsabilidad en esto, soy egresado de ella y durante años giré mis cursos de historia en educación media y universidad en esta obra, como lo hicieron y siguen haciendo muchos colegas aún hoy en día.
Lo paradójico de esta comparación es que para el marxismo que fomentó la universidad por años (aun en la Escuela de Historia) McDonalds era el epítome de la maldad consumista, aún recuerdo como durante mis años de estudiante en la década de los noventa, así como hacen las feministas ahora, las manifestaciones sobre la sexta se ensañaban con el restaurante de Mc, mientras duraba puesta la capucha por supuesto.
Si vemos en forma retrospectiva, Mc estaba formando, casi callada la boca, a miles de personas al mismo tiempo que la Universidad lo hacía, y no me refiero al consumo de comida chatarra solamente, sino con una nueva forma de hacer negocios y formando a sus colaboradores con el concepto de servicio al cliente, una cultura que se ha desarrollado a lo largo de este medio siglo y lo que ha permitido que cientos de miles de trabajadores ahora formen parte de la creciente mano de obra restaurantera y que han superado la pobreza.
La Escuela de Historia igual, formó a miles de cuadros para lo que ellos consideraban la revolución, claro esto se quedó en aulas y retóricas investigaciones que solo eran consumidas por las élites intelectuales. Lo paradójico es que casi llegando al 50a aniversario, varios estudiantes se sientan en uno de esos cientos de estos restaurantes que pululan por todo el país, y aprovechan el wifi para leer la versión en pdf del libro de Severo Martínez o bien ven el video de Youtube de su resumen, mientras la ortodoxia sancarlista sigue levantando el puño contra el capitalismo, sigue recibiendo millones de quetzales del presupuesto para mantener viva la revolución, mental al menos, a costa de millones de contribuyentes que con sus impuestos mantienen a quienes quieren destruir sus medios de vida