Tragedia en Ucrania, crónica de una guerra creada que Trump va a terminar
Quod Pertinet-Internacional
La tragedia en Ucrania trasciende los inmediatistas, simples, superficiales y en extremo banales relatos, maquillados como “noticias”, con los que de manera intencional y maquiavélica se pretende despertar en una audiencia mayoritariamente desinformada y desinteresada, inmerecidas simpatías hacia unos e injustificados odios hacia otros. La fatalidad de Ucrania no es un asunto de opinión, tampoco es un asunto de ahora, espontáneo, mucho menos se trata de un asunto que pueda reducirse a la supuesta valentía y dignidad en de un excomediante ni al aparentemente antojado capricho de un estadista… Así lo prueba la historia a quien se permite conocerla.
En esta columna de opinión procuraré aportar al lector datos y elementos históricos que le permitan analizar con mayor profundidad lo que hay detrás de este desastre que el Señor presidente de los Estados Unidos de Norteamérica ha manifestado querer terminar. Por mi parte, estoy convencido que la muerte y la destrucción que desde finales de febrero del 2022 se está causando en Ucrania es la crónica de una guerra creada, de una guerra intencionalmente creada por el verdadero y más peligroso enemigo, el oculto, el que hace daño desde adentro, no por una reconocida y declarada contraparte histórica.
Para que el lector pueda disponer de datos históricos verificables y ajenos a relatos e interpretaciones, debe retrocederse en el tiempo a cuando en el 2005 Ucrania se adhirió al programa de Diálogo Intensificado de la OTAN, a cuando en el año 2002 se acordó para esta nación el Plan de Acción OTAN – Ucrania, a cuando en 1997 Ucrania fue integrada a la Comisión OTAN – Ucrania, e incluso mucho más atrás en el tiempo a cuando en 1994 Ucrania, nación que tiene extensa frontera con Rusia, de manera desafiante y seguramente obedeciendo instrucciones de naciones Europeas, se unió a la Asociación para la Paz de la OTAN. Las provocaciones han sido intencionales. Para abordar la tragedia de Ucrania debe partirse del incontrovertible hecho que Ucrania y Rusia tienen lazos vinculantes en la historia reciente de la humanidad, anteriores a la creación de la OTAN.
En 1922, cuatro (4) países comunistas se unieron para formar la URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas). El primer líder de esta potencia comunista fue Vladimir Lenin, y la URSS existiría hasta el 26 de diciembre de 1991 estando bajo el liderazgo de Mijaíl Gorbachov. Los países comunistas que primero se unieron para crear la URSS fueron: La República Socialista Soviética (RSS) de Ucrania, la República Socialista Federativa Soviética (RSFS) de Rusia, la República Federativa Socialista Soviética (RFSS) de Transcaucasia (que en 1936 se divide en Armenia, Azerbaiyán & Georgia), y la República Socialista Soviética (RSS) de Bielorrusia.
En las siguientes dos décadas, el número de Repúblicas Soviéticas Socialistas integrantes de la URSS se multiplicó por cuanto a las 4 iniciales se anexaron Estonia, Letonia, Lituania, Moldavia, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Turkmenistán, Tayikistán. Posteriormente y tras el fin de la Segunda Guerra Mundial (WWII), resultaron incorporadas al bloque de la URSS otras ocho (8) naciones europeas que serían denominadas como la “Cortina de Hierro”: República Democrática Alemana – RDA, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rumania, Yugoslavia, Bulgaria y Albania. Para 1946, la consolidada URSS llegó a abarcar 1/6 parte del territorio del planeta.
La Segunda Guerra Mundial (WWII) marcó un punto de inflexión determinante para el incremento de la influencia y empoderamiento de la URSS en el espectro internacional. Para poder derrotar a la Alemania nacional socialista obrera (nazi), los países aliados debieron trabajar de la mano con la URSS de Stalin, y el precio que se pagó por esta victoria contra los nazis fue el de tener que aceptar que el bloque comunista liderado por Stalin expandiese su poderío e influencia en territorios ubicados en el corazón de Europa.
Ante este inocultable panorama de consolidado poderío e influencia comunista al interior de Europa, el día 04 de Abril de 1949 doce (12) naciones deciden crear la OTAN (ORGANIZACIÓN DEL TRATADO DEL ATLÁNTICO NORTE) con el propósito de proteger a los países miembros de Europa y de América del Norte de la amenazante expansión soviética. Las naciones fundadoras y primeros miembros de la OTAN fueron Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, y el Reino Unido (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte). De esta docena de integrantes que conformaron el bloque militar y político para contrarrestar el expansionismo soviético a nivel mundial, tan solo Noruega comparte frontera con el noroccidente de la URSS, ahora Rusia.
Como lo hiciera la URSS desde que fue creada en 1922, la OTAN también quiso ampliar su influencia y poderío vinculando nuevos miembros. Fue así como en el año 1952 se integran a este bloque militar – político de la OTAN Grecia y Turquía. Esta movida inquietó a la URSS por cuanto Turquía compartía frontera con el imperio comunista. La intranquilidad de la URSS para con este asunto no tuvo consecuencia alguna. Otro fue el cantar de la URSS cuando el día 06 de Mayo de 1955, la mitad de la Alemania no comunista, es decir, la República Federal de Alemania – RFA, se constituye en miembro de la OTAN… Ante esta actitud expansionista de su contraparte, la URSS reacciona. Fue así como el día 14 de Mayo de 1955, exactamente una semana después de vinculada la República Federal de Alemania – RFA al bloque militar – político de la OTAN, se hace pública una nueva alianza en Europa para hacer contrapeso a la OTAN : EL PACTO DE VARSOVIA. Este pacto fue suscrito por las siguientes siete (7) naciones, seis (6) de ellas Europeas: URSS, Albania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria y la República Democrática Alemana – RDA (la mitad comunista de la dividida Alemania).
Por las siguientes tres (3) décadas, muchas tensiones, incidentes y contingencias se presentaron entre este par de alianzas militares y políticas antagónicas, pero afortunadamente para la humanidad nunca resultaron en un enfrentamiento a escala mundial y nuclear. Este escenario geopolítico con dos extremos enfrentados empezó a cambiar cuando a partir de 1985, primero como secretario general del Comité Central del Partido Comunista y luego como presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov inició un proceso de reformas al interior de la potencia comunista. Las reformas promovidas por Gorbachov resultaron en que en 1989 comenzara la disolución de esta potencia comunista mediante la independencia de dos (2) naciones satélites, la República Democrática Alemana – RDA y Hungría.
El efecto dominó de la desintegración de la URSS no se hizo esperar y fue así como el día 09 de noviembre de 1989, además de caer el muro que dividía en dos a Berlín, se declaran en independencia otras tres (3) naciones satélites de la URSS en Europa: Checoslovaquia, Rumania y Bulgaria. Sin dar siquiera tiempo a pestañear, entre 1990 y 1991, las restantes repúblicas satélites europeas que conformaban la URSS se independizan, a saber, Estonia, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Moldavia, Ucrania, Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Turkmenistán y Tayikistán. Además de constituirse estas otrora Repúblicas soviéticas en países independientes, cuatro (4) regiones se autodeclaran Estados, aunque no son reconocidos como tales: Transnistria (entre Moldavia y Ucrania), Abjasia (en noroccidente de Georgia), Osetia del Sur (en norte de Georgia), y Nagorno Karabaj (en suroccidente de Azerbaiyán).
El impacto de la desintegración total de la URSS también resulta en que la otrora Yugoslavia quede fragmentada en 7 naciones, a saber, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Montenegro, Kosovo, y Macedonia (que limita con frontera norte de Grecia), y que la otrora denominada Checoslovaquia quede fragmentada en 2 naciones que pasan a denominarse República Checa y Eslovaquia (ambas ubicadas en la frontera suroccidental de Polonia).
Ante semejante sacudida del mapa geopolítico en Europa, y con miras a lograr algo de estabilidad en el tan volátil como incierto ambiente resultante del desmembramiento de la URSS y el consecuente riesgo de perderse el control sobre su arsenal nuclear, el día 12 de Septiembre de 1990 se firma un nuevo tratado en el viejo continente. Por una parte los ministros de Relaciones Exteriores de 2 naciones, de la República Federal de Alemania – RFA y de la República Democrática Alemana – RDA, y por otra parte los delegados de las 4 naciones que resultaron vencedoras en la Segunda Guerra Mundial (WWII), a saber Francia, Gran Bretaña, Rusia y los Estados Unidos de Norteamérica, firmaron el TRATADO DOS MÁS CUATRO (2+4). Con la firma de este tratado quedaba sellada la reunificación de Alemania, y se establecía un compromiso de no expansión hacia Rusia de la Europa no-comunista.
En una declaración conjunta expedida el 1º de Octubre de 1990, las cuatro potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial renunciaron a sus derechos en relación con Alemania, devolviéndole así a la otrora dividida Alemania su soberanía plena. El TRATADO DOS MÁS CUATRO (2+4) entró en vigor el 15 de marzo de 1991. Este tratado también previó, entre otras cosas, que la Alemania unida iba a pertenecer a la OTAN. Además, se acordó con Rusia que las tropas soviéticas se comprometían a retirarse por completo del este de Alemania a más tardar finalizando el año 1994. Igualmente, se pactó que a partir de 1995, tropas alemanas pertenecientes a la OTAN podrían ser estacionadas en los territorios del este de Alemania, fuerzas Alemanas pero no fuerzas de otros países miembros de la OTAN.
Con la firma y entrada en vigor del TRATADO DOS MÁS CUATRO (2+4), Alemania también aseguró la inviolabilidad de las fronteras existentes. La CUESTIÓN ODER-NEISSE (acuerdo firmado en 1945 y confirmado en la reunificación de Alemania en 1990) que establecía la frontera legítima e inviolable entre Alemania Occidental y Polonia, fue regulada en un tratado separado, pero también fue incluida en el TRATADO DOS MÁS CUATRO (2+4). En el artículo 1 de este tratado se lee sobre la Alemania unificada: “Sus fronteras exteriores serán las fronteras de la República Democrática Alemana y de la República Federal de Alemania y se transformarán en definitivas el día de la entrada en vigor de este Tratado. La confirmación del carácter definitivo de las fronteras de la Alemania unificada en un componente esencial del orden de paz en Europa”.
Como era de suponer, desde el momento mismo en el que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) empieza a desintegrarse en 1989, por simple sustracción de materia el PACTO DE VARSOVIA también resulta dándose por terminado. Aunque en ese momento y por los siguientes diez (10) años los otrora miembros del PACTO DE VARSOVIA y exaliados de Rusia mantuvieron posturas relativamente neutrales en el tablero geopolítico europeo, lo cierto es que con el paso del tiempo la OTAN logró incorporarlos a todos como miembros de su alianza militar – política. En 1999 se unieron a la OTAN Hungría, República Checa (una de las dos naciones que resultaría de la división de la antigua Chekoslovaquia), y Polonia; En el 2004 son vinculadas a la OTAN Bulgaria y Eslovaquia (la segunda de las naciones que resultaría de la división de la antigua Chekoslovaquia); Finalmente, en el año 2009 se hace miembro de la OTAN la última de las naciones que habían hecho parte del PACTO DE VARSOVIA, Albania.
Volvamos con el orden cronológico. Infortunadamente en 1994 la OTAN, es decir los EEUU bajo la presidencia Clinton, decide que no se respetará lo pactado en el Tratado DOS MÁS CUATRO (2+4) firmado en 1990 de no acercarse a la frontera rusa por el oriente, y decide iniciar acercamientos con Ucrania y con Georgia, que comparten frontera con Rusia, para explorar la posibilidad de integrarlas a la OTAN. En 1999 la OTAN tampoco respeta lo pactado con Rusia (liderada en este momento por Boris Yeltsin) de no ampliar sus alcances hacia la frontera con Rusia, y vincula como miembros a Polonia, a la República Checa, y a Hungría. Aunque son naciones alejadas de la frontera occidental de Rusia, implicaban otra violación por parte de la OTAN a lo pactado con respecto a no acercar sus zonas de influencia a la frontera occidental de Rusia.
En el año 2004 cuando ya Putin era el líder supremo en Rusia, la OTAN sigue incumpliendo lo pactado e integra como miembros de su alianza a otras tres (3) naciones, Estonia, Letonia y Lituania, y de estas 3 naciones nuevos miembros de la OTAN, Estonia y Letonia tienen frontera con Rusia. A lo anterior debe agregarse que en este mismo año también fueron vinculadas como miembros de la OTAN otras naciones al oriente de Europa y más cerca a Rusia: Rumanía, Bulgaria, Eslovenia (ex Yugoslavia) y Elovakia (ex Chekoslovaquia). Ante los reclamos por incumplimiento que hiciera Putin, los EEUU (con Bush hijo de presidente), por intermedio de la OTAN, siguieron empujando para la vinculación de Ucrania y de Georgia como países miembros, desatando una guerra que acabó con Georgia. La irresponsabilidad cometida por la OTAN equivalía a que Rusia hubiese influenciado a México para construir bases militares en inmediaciones al Río Bravo (Rio Grande para los EEUU) …
Para seguir escalando en beligerancia, en el 2010 la OTAN instala misiles de interceptación y otros de mediano alcance en Polonia y en Rumania. Ese mismo año 2010, es elegido presidente de Ucrania el Señor Víctor Yanukovych quien se había comprometido en campaña a adoptar una posición de neutralidad con respecto a Rusia y a la OTAN. Lo cierto es que hasta ese momento a Rusia no le había interesado tomarse a Ucrania, ni a Crimea, ni al Donbass; Para esos días lo único que buscaba Rusia en esa región era la posibilidad de negociar la operación durante 25 años de una base militar en el Puerto de Sebastopol (Crimea) para tener acceso al Mar Negro. Infortunadamente, y esto es de público conocimiento, en el 2014 los Estados Unidos de Norteamérica acompaña, si es que no promovió, un golpe de estado para revocar el mandato de Yanukovych en Ucrania, y lo logra.
La respuesta, por demás predecible, de Putin al golpe de estado que se diera a un presidente democráticamente electo en Ucrania que quería mantener a su nación en postura de neutralidad ante la disputa por el control en Europa sostenida entre Rusia y la OTAN, es anexando a Rusia los territorios de Crimea y del Donbass mediante la aplicación de un golpe blando: Rusia promueve la realización de un “referéndum” en estas regiones para saber si sus habitantes quieren o no anexarse a Rusia, y el resultado fue supuestamente a favor del sí.
Obviamente desde el 2014 a ahora es mucha el agua que ha pasado por debajo del puente en todo este enfrentamiento entre la OTAN y Rusia, pero por cuestiones de espacio y para terminar, remontémonos a los inicios del 2022. Putin invade a Ucrania el 24 de Febrero del 2022 como respuesta a una declaración pública que dos semanas atrás hiciera la OTAN anticipando que se reservaba el derecho a instalar sistemas misiles de todo tipo en el territorio de sus naciones miembros y aliados. El propósito de Putin al invadir Ucrania era el de obligar al presidente Zelensky a negociar y a garantizar la neutralidad de Ucrania con respecto a la OTAN.
Putin logró el propósito por cuanto tan solo dos semanas después de la invasión, ya Ucrania estaba sentada en la mesa con Rusia adelantando las negociaciones de neutralidad. Para infortunio de Ucrania y de la humanidad, de manera intempestiva, unilateral, y el tiempo está probando también trágicamente equivocada, Zelensky se levantó de la mesa porque al parecer los Estados Unidos de Norteamérica (gobierno Biden) le dijeron que lo hiciera. Todo indica que el propósito del gobierno Biden, y por ende también de la OTAN, era lograr que con la participación de Ucrania, de Rumania, de Bulgaria, de Turquía, y de Georgia, se pudiese aislar internacionalmente a Rusia impidiéndole tener acceso al Mar Negro y por ende también la posibilidad de llegar al Mar Mediterráneo. Aunque la frontera suroccidental de Rusia limita con el Mar Negro, el tránsito desde este hasta el Mar Mediterráneo implica poder navegar a través de los estrechos turcos de Estambul – Bósforo (con 30 kilómetros de longitud), del Canakkale – Darnadelos (con 61 kilómetros de longitud), para llegar al Mar de Marmara y de ahí navegar al Mar Egeo para finalmente poder acceder al Mar Mediterráneo… Es decir, fracasó la OTAN en su primer intento del 2010 por impedir a Rusia acceso al Mar Negro y de ahí tránsito hasta el Mar Mediterráneo, luego vuelve a intentarlo en el 2022, ¿y se supone que Rusia debía quedarse quieta?
“Para verdades, el tiempo” reza el adagio popular, y nada como el proceder y la estructura de la OTAN, así como el bien intencionado y muy justificado ánimo pacificador del Señor Presidente Trump con la situación de Ucrania, para probarle acertado. Al igual que la ONU, la OTAN ya no tiene razón de ser pues la tal amenaza del expansionismo soviético dejó de existir desde 1991. No puede llamarse “alianza”, ni sus integrantes pretender igual derecho a voz, a voto, y a capacidad de decisión, cuanto tan solo en el año 2023 la nación ahora liderada por Trump aportó el 68% del gasto total en defensa de esta alianza, y además los EEUU es el único integrante que tiene y mantiene en estado activo y operativo a cientos de bases militares en aproximadamente setenta (70) naciones del planeta… Por último, no puede creerse tenga vigencia ni futuro una supuesta “alianza” político – militar entre 32 integrantes, pero cuya viabilidad militar, financiera, y operativa, dependa de un solo comprometido y ejemplar aliado que los restantes 31 integrantes ni agradecen ni respetan y al que además agreden permanentemente. Rusia no es el peor enemigo de los EE.UU. El más peligroso enemigo de los Estados Unidos de Norteamérica es el que tiene dentro de sí y trabajando con los supuestos “aliados” de la OTAN para seguir condenando al gigante del norte a financiar interminables y trágicas guerras. Bien lo dijo Sun Tzu en su obra El Arte de la Guerra: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, tu victoria no quedará en duda”. Trump prevalecerá pues además de conocerse capaz, ya conoce y está desenmascarando al verdadero enemigo.
François R. Cavard M.