Conducir en tiempos de cólera
Por Manolo Morales
Si le parece familiar nuestro título, muy seguramente le recuerda la novela publicada en el año de 1,985 por el autor colombiano Gabriel Garcia Márquez, “El Amor en Tiempos del Cólera”. A diferencia del autor, nosotros hemos analizado las cifras que procesa el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala (INACIF) en sus informes del 1 al 31 de diciembre del año 2,023. Allí comparte en su plataforma de Open Data, cifras que nos deben hacer reflexionar como conductores de vehículos.
https://www.inacif.gob.gt/index.php/17-estadistica-anual-np
El INACIF participó en 92,865 evaluaciones médicas forenses a nivel nacional, de estas 47,017 (50.63%), se registraron en personas del sexo masculino y 45,848 (49.37%) en personas del sexo femenino. En su informe también se evidencia 5,791 (6.23%) lesiones por hechos de tránsito investigadas.
Otro dato revelador en estos informes es la realización de 11,057 necropsias a 4,252 (38%) a personas que fallecieron por lesiones de trauma (politraumatismo es el cuadro clínico más relacionado con los accidentes de tránsito).
El Departamento de Transito de la Policía Nacional Civil (DT-PNC) en su informe del 1 al 5 de noviembre del año 2,203 registró 6,714 accidentes de tránsito, documentó 1,845 personas fallecidas y 7,509 con lesiones.
Para algún escéptico, estos números pueden parecer poco significativos, pero la diferencia abismal de percepción le constituiría si una de esas personas fuera un familiar cercano.
Actualmente Guatemala y sus instituciones de Emergencia (Hospitales y Cuerpos de Emergencia) no cuentan con la estructura de datos abiertos en Web (Open Data), las cuales permitan acceder fácilmente a consolidados de accidentes de tránsito atendidos por institución como lo publica el INACIF.
Diariamente en Guatemala sucede un alto número de accidentes de tránsito sin registro, esto obedece en muchos casos ya que quien ocasiona el accidente vial, generalmente agrede verbal o físicamente a quien le produjo daño físico o material, en muchos casos inmediatamente si puede se dan a la fuga, dejando al afectado o las víctimas con lesiones y daños. Esta situación cuando se registra obedece generalmente a que el responsable no posee licencia de conducir, se encuentra bajo efectos de licor o estupefacientes, carece del título del vehículo que conducen (tarjeta de circulación), no tienen seguro o el vehículo que conducen se encuentra en condición ilícita (Robado o Alterado).
En cada vez mayor recurrencia los accidentes viales incluyen motocicletas y el factor común de casos es la impericia e imprudencia al conducir estos vehículos de dos ruedas, no existe un tercer carril en una vía de dos carriles, aun así, suelen conducir en ese reducido espacio entre carro y carro a excesiva velocidad insultando o agrediendo a otros motoristas quienes conducen respetando el reglamento de tránsito. Lamentablemente estos pilotos en algún momento de su vida sufren algún accidente de tránsito que les incapacita o les cuesta la vida.
Hace unos días saliendo de la ciudad en dirección al sur, hacíamos la alusión con un colega, luego de observar cómo rebasaban motoristas en un reducido espacio a velocidades sobre los 70 kilómetros por hora entre vehículos, de registrarse alguna maniobra defensiva por un vehículo de cuatro o más ruedas que no tenga en vista periférica al motorista, seguramente perderían la vida en la colisión, en oportunidades pareciera que algunos motoristas tienen consigo una misión Kamikaze (suicida). Estos pilotos aparte de que ya vivimos con el acostumbrado estrés vial, malestar y mal humor (COLERA) en largas horas dentro del vehículo, también nos toca que evidenciar estas y muchas más imprudencias viales.
Siempre hemos considerado que la inteligencia emocional de una persona nos lleva a realizar actos congruentes y no disociativos con quien decimos ser, embestir a otros teniendo una moto pequeña o grande y conducir a excesiva velocidad en tiempos de cólera no es seguro para nadie.
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