203 años de independencia…reclaman una reflexión objetiva
Hace dos décadas (2011) publiqué en elPeriodico (1996-2022) el artículo “HACIA LA II REPUBLICA”, en esa época la propuesta fue criticada, como quizá ocurra nuevamente; incluso por quienes en el pasado creyeron en la violencia armada como medio para realizar cambios radicales, que por estos días lamenta más de un país en América Latina.
El contenido del artículo en mención y la situación actual me lleva a compartirlo con los lectores de este medio. Precisando inicialmente, que el escenario no es exactamente el mismo de hace 13 años, sino, con más dificultades, como lo manifiesta la aparente candidez de la propuesta de reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), la ensombrecida elección de magistrados a la Corte Suprema de Justicia y Corte de Apelaciones, la violencia social, la desinformación campante en las redes sociales, la corrupción enraizada en la administración pública, el enfrentamiento entre representantes de los organismos de gubernamentales, con otras dependencias y la incertidumbre acerca de hacia dónde va el país, por mencionar lo más relevante.
Pensar en refundar la República será insensato para unos pocos e indiferente para un buen número de conciudadanos, que han aceptado como máxima expresión de la democracia, los procesos electorales que se realizan cada cuatro años, sin dejar reconocer la responsabilidad de aquellos, que han ejercido el gobierno de la nación en los últimos años, al menos eso se colige del abstencionismo y la falta de legitimidad que le reconocen a quienes resultan vencedores en las elecciones.
El pasado
Guatemala alcanzó la condición de República (21/Marzo/1847), hace 174 años mediante el Decreto Nº. 15, promulgado por Rafael Carrera, decisión que provocó la reacción de El Salvador, Honduras y Nicaragua cuyos gobernantes trataron de invadir Guatemala, para evitar que esta se consolidará, siendo derrotados en la famosa batalla de La Arada (1851). Durante los primeros años de la República se promovió la educación y se establecieron las bases de la reforma agraria y el establecimiento de relaciones con algunos países de Europa. Carrera gobernó autoritariamente y como todo dictador cometió errores inaceptables, como el tratado firmado con Inglaterra por el cual cedió el territorio de Belice a cambio de una carretera hacia el Atlántico, que nunca fue construida (1859). Hoy es la oportunidad de una evolución consensuada versus un desborde social anárquico, que termine en una alianza intersectorial sin liderazgos fuertes y claros, debido a la desconfianza popular.
La pasada celebración del bicentenario de la independencia (1821-2021), era una excelente ocasión para aportar ideas, que superen las expectativas heredadas de la República instaurada por Rafael Carrera (1847), curiosamente cercana a la 2da. república francesa. Sin embargo, está oportunidad fue desperdiciada por el gobierno, los partidos políticos, la academia y otros grupos que debieron ser actores importantes en la revisión de los últimos doscientos años, tal como lo hizo Francia, iniciando con la Primera República Francesa (1792–1804); Segunda República (1848–1852); Tercera República (1870–1940); Cuarta República (1946–1958) y actualmente vive la Quinta República (1958-2024), que se debate entre el fortalecimiento de la derecha y la caída de la izquierda.
Lo actual
Hablar de la II República guatemalteca (2024-2050), es pensar en una convocatoria intersectorial, que aporte criterios para una Asamblea Nacional Constituyente unificadora de los guatemaltecos sin distinción alguna, por lo menos en lo referente a la visión de nación por la generación nacida en los años 80s. El mecanismo de parchar la Constitución vigente se agotó, modificar aquellos artículos que interesan a determinados grupos o sectores nacionales y foráneos resulta inútil y perverso.
Una nueva constitución debe tener como punto central, la reestructuración de la arquitectura administrativa del Estado, que principia por sustituir el Organismo Legislativo por un Senado bicameral, que raga realidad una autentica representación de la sociedad guatemalteca… y por favor no comencemos a preocuparnos, por la opinión favorable o negativa de los gobiernos extranjeros, menos aún pensar, que se está abriendo la oportunidad para que un grupo o sector se apropie de los cambios.
Conclusiones
Llegó el momento de que la generación que le corresponde (1986-2024), asuman la representación política y social y conversen seriamente sobre la mejor forma de redireccionar la ruta y el destino del país hacia el 2040 y, esta convocatoria debe hacerse desde la institucionalidad del Estado.
Ya no, se vale que desde el gobierno se defina el rumbo del país con base a intereses económicos de unos pocos, debe abrirse la participación de la ciudadanía organizada, la academia, centros de estudio, investigación, grupos de interés y representantes de partidos políticos.
Los partidos deberían ser los representantes naturales de la ciudadanía y no simplemente un grupo de listos, que busca llegar al poder para quedarse con los recursos que logren recolectar durante la campaña.
12/09/2024.