Arévalo y su pobre discurso de golpe de Estado
Julio Abdel Aziz Valdez
Me perdonarán por usar un lenguaje irónico, pero creo que no tengo otra alternativa; la situación lo amerita.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que oí a alguien de izquierda decir que su trabajo es tan importante que, seguro, las fuerzas que se ocultan en la oscuridad están dispuestas a destruir los anhelos del pueblo?
Es evidente que el problema de la izquierda es que sus amenazas siempre son externas. Son los otros los que están conspirando, evocando, como siempre, la narrativa de Árbenz, el incólume presidente que buscaba la justicia para todos.
El último movimiento que podríamos considerar como un golpe, o mejor dicho un autogolpe, lo dio Serrano Elías, y luego de esto el Ejército de Guatemala demostró que aquellos días donde la institución armada dirimía las disputas políticas acabaron. Los tiempos habían cambiado para siempre.
Fueron muchos los años hasta que llegamos al 2015, cuando el gobierno de Pérez Molina sucumbió. Ahora sabemos que muchos de los que hoy hacen gobierno fueron los que motivaron aquel cambio de gobierno. Y no se confundan, no es que niegue la existencia de corrupción en aquella administración; de hecho, esta ha sido la constante en todos los gobiernos desde que tenemos Estado.
Pero veamos lo que sucede ahora: resulta ser que el Ministerio Público hace su trabajo, investigar, y por hacerlo el gobernante afirma, sin apenas despeinarse, que hay en ciernes un golpe de Estado.
Sin tanques ni oficiales en la calle, ajá, los mismos que permiten el robo de armamento de sus bodegas. Es más, sin policías, ya que estos son parte del Ministerio de Gobernación. Así es, el mismo que permitió la huida de 20 peligrosos terroristas.
Un tenebroso golpe de Estado con la pura ejecución de la ley. ¿Dónde se habrá visto esto? En ninguna parte de la Constitución dice que es permitido un golpe de Estado. Lo que sí reza es que no hay nadie superior a la ley, y es obvio que este gobernante, en su desesperación, asume que él no puede ser procesado porque es el hijo de Juan José Arévalo, seguramente (el delirio total).
Como no existe un golpe de Estado a la vieja usanza, ahora inventan algo que se llama “golpe técnico”, como si estuviesen narrando un encuentro de lucha libre. Lo que es aún más irónico es que tanto el MP como el juez Orellana no tienen tanquetas; solo tienen la ley, y es en la aplicación de la ley con que el gobernante siente que su poder comienza a desaparecer.
Pregunta seria: ¿Acaso el haber pagado a miles de manifestantes en el 2023 para presionar al MP a tal grado que fueron a buscarla a su casa, no encajaría más en la figura de golpe de Estado? La destrucción de la institucionalidad del Estado por medio de la fuerza.
El presidente y los remanentes de su partido cada vez se muestran más pusilánimes cuando asumen que ellos son las víctimas, cuando basta ver el reguero de muertos en las calles, la corrupción campante y la incapacidad abyecta en la administración pública.









