Magnicidios, atentados fratricidas y menores de edad, rasgos de la izquierda

Para vergüenza de todos los ciudadanos de bien (ni criminales ni cómplices de criminales), no es fortuito ni producto de una fatal casualidad el atentado fratricida del que fue víctima un joven congresista de Colombia el pasado día sábado 07 de junio. Todo hace parte de los rasgos que caracterizan el siempre criminal proceder de la izquierda. Primer rasgo: Este atentado contra Miguel Uribe Turbay ha sucedido durante el ilegítimo gobierno del aún impune genocida y reclutador de menores de edad Petro Urrego, orgulloso miembro del M-19, una derrotada pandilla narcoterrorista de la izquierda colombiana que estuvo al servicio del narcotraficante Pablo Escobar… Segundo Rasgo: Este atentado contra el joven nieto del liberal expresidente de la República Julio César Turbay Ayala, se ejecuta en la ciudad capital de Colombia, Bogotá, siendo alcalde mayor de la metrópoli un huérfano desde los 12 años del liberal candidato a la Presidencia Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en 1989 por el narcotraficante Pablo Escobar… Tercer rasgo: La víctima de tan atroz crimen ejecutado con arma de fuego por un menor de edad de 14 años de edad, es una joven y promisoria figura política huérfano de mamá desde los 5 años de edad por culpa de Pablo Escobar.

El tenebroso triángulo criminal que involucra magnicidios, atentados fratricidas y menores de edad, ha sido una infame e intencional constante en el proceder de la izquierda a lo largo de la historia de Colombia. Ojo hermanos de Guatemala, tengan muy presente que “quien no conoce la historia se condena a repetirla”… A ustedes la izquierda y los narcos les están cogiendo ventaja y esto no lo pueden seguir permitiéndolo, enfréntenlos a muerte desde ya porque como lo prueba Colombia que tiene a su haber incluso un premio nobel de paz por cobijar con impunidad a pedófilos narcoparamilitares de la izquierda colombiana, el precio que pagamos en muerte, en sufrimiento y en destrucción puede ser infinito.  

Empecemos por abordar cómo convertir en víctimas a menores de edad y utilizarles como armas generadoras de muerte y de violencia, han sido infames prácticas de la izquierda con origen bicentenario en naciones de Iberoamérica, sobre todo en Colombia. Todo empezó cuando, para lograr el delirante propósito de convertirse en monarcas de naciones independizadas de España, desde el Siglo XIX los narcisos y ególatras independentistas de Iberoamérica tuvieron en los menores de edad a una de sus armas predilectas; Por lo tanto, los menores de edad también fueron sus víctimas. Sin consideraciones de tipo alguno, estos próceres, mediante ordenanzas y leyes marciales, legalizaban reclutar de manera forzada a niños a partir de los 15 años de edad, y recibir como “voluntarios” en sus filas a infantes entre los 6 y los 14 años. Fieles al sanguinario y fratricida legado “bolivariano”, el reclutamiento forzado, la esclavización, la explotación, la violación, la instrumentalización con fines terroristas, y el asesinato de menores de edad, ha sido una práctica constante y aún vigente en la historia reciente de Iberoamérica, especialmente por parte de las organizaciones narcoparamilitares de la izquierda colombiana.

Posteriormente, ya en el Siglo XX, al tiempo que la izquierda criminal reclutaba menores de edad y hacía una feroz oposición política a que los jóvenes recién graduados del Colegio y con edad igual o superior a los 18 años prestásemos un año de servicio militar obligatorio, el narcoparamilitar de la izquierda colombiana y jefe del M-19 Pablo Escobar decide empezar a reclutar a menores de edad para que sean sus asesinos a sueldo (sicarios) en las grandes urbes. Siguiendo el ejemplo y seguramente las recomendaciones de sus asesinos a sueldo del M-19, quienes también le servían como guardianes de sus laboratorios para el procesamiento de cocaína, Escobar implementa el reclutamiento de menores de edad para conformar un macabro ejército infantil que ejecutaría los asesinatos por él ordenados de sus enemigos, fuesen narcotraficantes, periodistas, operadores de justicia, ciudadanos inocentes, autoridades legítimas de la nación, o miembros de la Fuerza Pública. Nuevamente los menores de edad como armas y como víctimas.

Es a partir de 1982 cuando los tenebrosos rasgos criminales de la izquierda colombiana que titulan esta columna, empiezan a marcar el que sería el fatal destino de sus víctimas. En marzo de 1982, ya con narcotraficantes vinculados directamente con la política colombiana, Luis Carlos Galán, el difunto Señor Padre de Carlos Fernando Galán, actual alcalde mayor de la ciudad de Bogotá, expulsa públicamente de su naciente colectividad política denominada Nuevo Liberalismo, al narcotraficante Pablo Escobar y a su intermediario político Jairo Ortega, ambos Liberales, por el desconocido y presuntamente criminal origen de la fortuna de Escobar.      

Poco más de siete (7) años después, el 18 de agosto de 1989, el entonces candidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento sería asesinado por orden de Pablo Escobar en una manifestación política a la que asistió en la localidad de Soacha, en cercanías de la ciudad de Bogotá. Al momento del magnicidio cometido contra su Señor Padre por parte de Pablo Escobar, el actual alcalde de la ciudad de Bogotá Carlos Fernando Galán, tenía 12 años de edad; Otro menor de edad víctima de la izquierda criminal en Colombia. Por difícil que pueda ser de entender, en el año 2022 este menor huérfano de papá por culpa de Pablo Escobar, y su Señora madre, viuda por culpa de Pablo Escobar, apoyan públicamente la campaña presidencial del aún impune criminal de lesa humanidad Petro Urrego, aliado del asesino de su Señor Padre. No está de más informar que este magnicidio fue cometido siendo presidente de la República el liberal y senil Virgilio Barco Vargas.

Pocas horas después del asesinato del Señor Padre del actual alcalde mayor de la ciudad de Bogotá por parte de Pablo Escobar, aliado y jefe del actual, ilegal e ilegítimo presidente de Colombia, el liberal Barco Vargas firma como Presidente de Colombia en 1989 el tratado de extradición entre Colombia y los Estados Unidos de América que permitiría que narcotraficantes colombianos como Pablo Escobar fuesen enviados a esa nación a responder por los crímenes que allá se les imputasen. Este tratado de extradición es a lo que más han temido y siguen temiendo los narcotraficantes, los narcoparamilitares, los políticos, los burócratas y los juristas de la izquierda colombiana.

Para presionar al gobierno colombiano a desistir del tratado de extradición, Pablo Escobar decide secuestrar a personalidades de la vida nacional, siendo una de estas víctimas la Señora periodista Diana Turbay Quintero, hija del Señor Expresidente Julio César Turbay Ayala. Mediante engaños que le hicieron creer que entrevistaría a un narcoparamilitar de la izquierda colombiana, la periodista Turbay Quintero cayó en la trampa de Pablo Escobar y fue secuestrada por criminales al servicio este sujeto el 30 de agosto de 1990. Cinco (5) meses después, el 25 de enero de 1991, en medio de un enfrentamiento entre sus secuestradores, sicarios de Pablo Escobar, y unos efectivos de la Fuerza Pública colombiana, es herida de muerte la Señora periodista Turbay Quintero. Al momento de quedar huérfano de madre, Miguel Uribe Turbay, el Congresista colombiano que ahora se debate entre la vida y la muerte por los disparos que a la cabeza le hiciera un menor de edad el pasado día sábado 07 de junio, estaba a tres días de celebrar su cuarto año de vida.

Lo dicho: Magnicidios, atentados fratricidas y menores de edad son rasgos que delatan el criminal trazo que por donde pasa deja la criminal izquierda. Mucho podrá tratar de señalarse como principal y como único culpable del Terrorismo de Estado al que está siendo sometida ahora Colombia al aún impune criminal de lesa humanidad y usurpador de la presidencia de Colombia Petro Urrego, pero esto no es ni cierto ni posible. Como lo ha probado durante toda su ilegítima e ilegal carrera pública, y como lo corroborase de manera pública en sendas comunicaciones su camarada Leyva Durán, primer canciller del desgobierno actual, las limitaciones cognitivas, físicas y emocionales de Petro Urrego no le permiten controlar ni siquiera sus esfínteres, por lo que creerle capaz de haberse cobijado con impunidad absoluta durante 38 años pese a tener un antecedente penal por terrorismo que le ha inhabilitado de manera vitalicia desde 1987 para ser funcionario público, para contratar con el estado, y para postularse a cargos de elección popular (Artículos 122, 179 y 197 de la Constitución Política de Colombia), es de imbéciles.

El verdadero enemigo de la paz y de la prosperidad de nuestras naciones está en quienes desde los tres (3) poderes públicos de la nación, de manera tan cómplice e insistente como ilegal e ilegítima, y ondeando banderas de supuesta paz, tolerancia y convivencia, llevan décadas asegurando impunidad a los peores criminales de la historia reciente. Despierten hermanos Guatemaltecos y Colombianos, la violencia, el sufrimiento y la destrucción que se están dando en nuestras naciones hermanas son objetivos logrados de la izquierda criminal que lleva décadas en el poder. Derecha nunca ha habido en el poder, y va siendo como hora que esto cambie porque no es aceptable tanto magnicidio, tanto atentado fratricida, y tanto menor de edad sometido a tanta atrocidad.                    

Toda mi fortaleza, mi serenidad y mis mejores deseos para Miguel Uribe Turbay, para su Señora esposa, para sus tres hijas e hijo, y para toda su gente querida.

François R. Cavard M.