Desarrollo del enfrentamiento armado interno (VIII)
Por Cecilio Peláez
La táctica de penetración del EGP en las comunidades era minuciosamente estudiada y ejecutada con precisión. En primera instancia se envía una escuadra penetradora, esto no es más de siete a nueve elementos que llegan, cada uno por su lado, pero mantienen puntos de contacto y envían la información recabada al CCL (Comités Clandestinos Locales) más próximo o bien a la Dirección de Distrito.
Visitan áreas deportivas para hacer amistad, tiendas, peluquerías, cantinas (con el cuidado de no beber más de la cuenta, pero escuchar al máximo) y así, toda clase de lugares y sectores.
La finalidad es tener el perfil completo de la población, especialmente ubicar a las autoridades locales, acercarse a ellas y establecer su pensamiento político. No importa cuánto tiempo lleve reunir la información.
Tienen más éxito con aquellas personas que formaron parte de la Juventud Patriótica del Trabajo (antiguos militantes del PGT, llamado así porque no se pudo denominar Partido Comunista Guatemalteco por prohibición constitucional) y con sus descendientes, aquellos muchachos y muchachas que crecieron escuchando la nostalgia de quienes formaron parte de esa organización.
También son potenciales militantes los vagos de profesión, los inadaptados a la sociedad y aquellos que desean destacar y no encuentran espacio en entidades políticas o sociales.
La mayoría de los curas también son elementos importantes para informarse (aunque sea de secretos de confesión) y detectar los potenciales enemigos de la organización. Ellos (los miembros de las escuadras penetradoras) nunca mencionan EGP, FAR U ORPA siempre se refieren a la organización, la cual tiene primacía sobre la familia y el hogar.
En su segunda etapa contactan uno a uno a sus potenciales cuadros, dejando en el camino a quienes no reúnen las características para involucrarse, inicialmente, en una doble vida y luego en la clandestinidad.
Organizan su Comité Clandestino Local (CCL) para tomar las riendas del gobierno local y seleccionar, debidamente compartimentados, a sus núcleos de Fuerzas Irregulares Locales (FIL) que tendrán la
misión de espionaje dentro de la misma población, sus familias y núcleos laborales para luego de recibir entrenamiento militar, ejecutar tareas clandestinas de asesinato a miembros tradicionales del poder local político, social y económico.
A esas alturas la localidad ya está tomada por el EGP para someter a la masa indiferente de los pobladores por la fuerza del terror, a la aceptación de sus propuestas revolucionarias.
Al leer los escritos que dejaban en sus mochilas los combatientes del EGP cuando huían de un contacto con el Ejército de Guatemala, era común enterarse de las causas que los habían llevado a ocupar ese status de combatiente clandestino. Generalmente se referían a falta de espacios políticos, explotación y falta de oportunidades para el desarrollo.
Con este breve perfil, al cual habría que agregarle muchísimo más, un grupo de profesionales liberales y militares seleccionados por el gobernante, elaboró el Plan de Campaña Victoria 82 con la misión bien definida de:
1. Defender a la población civil.
2. Recuperar a aquellos miembros de las Fuerzas Irregulares Locales (FIL) que sea posible y combatir a los subversivos que no quieran deponer las armas.
3. Aniquilar a los Comités Clandestinos Locales (CCL) -entidad clandestina que por medio del terror tenía tomada la población- y a las unidades militares permanentes (UMP), Máxima expresión de represión y muerte contra la población civil.
Muchos años después, cuando el remanente del EGP ocupó cargos públicos en el gobierno de Arzú se enteraron de la existencia del Plan Victoria 82, creyeron haber descubierto un plan macabro de hostilidades y muerte, no se imaginaron que al obtener una copia certificada del Plan, encontrarían el involucramiento de todas las instituciones de gobierno atacando la falta de desarrollo y oportunidades mientras el Ejército proveía seguridad a las comunidades y combatía a los grupos armados al margen de la ley, asignando al Cuerpo de Ingenieros,
La misión de construir carreteras en toda el área afectada, construir de nuevo los puentes destruidos por los delincuentes terroristas, reconstruir las aldeas quemadas por la subversión y toda clase de infraestructura que apoyara el desarrollo comunitario.
El problema más grande nació cuando el Ejército debía abandonar una comunidad para trasladarse a otra, ese espacio era aprovechado por los CCL y sus FIL para apoyar a las unidades permanentes del EGP en el ataque a la población como venganza por haber colaborado con y/o aceptado la presencia del Ejército.
Como corolario las comunidades acudieron de nuevo a la institución armada para solicitar armamento para defenderse mientras quedarán sin su presencia.
Así nació la Autodefensa Civil como una expresión ciudadana, en respuesta a los muchos años de abuso armado de los elementos clandestinos que de día eran ciudadanos correctos y de noche asesinos inmisericordes, que incluso los mismos subversivos lo reconocen en el documento Nuestra Organización, que distribuyeron entre ellos, donde se relata que cumplían asesinatos por encargo o por venganzas personales, a muchos ciudadanos la misma organización castigó con juicios revolucionarios que los llevaron al fusilamiento.
La coordinación de las entidades del Estado en el proceso de llevar la infraestructura para el desarrollo, tanto el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, las Zonas Viales de Caminos, la Dirección General de Obras Públicas, INDE, INTA y entidades privadas actuaron, aunque en ese momento no era la misión, para poder decir, parodiando a Mao Zedong “quitando el agua al pez” ya que su decidida participación creó mucha confianza en el gobierno de Guatemala, mientras las unidades de la Fuerza Permanente del Ejército neutralizaban las unidades armadas permanentes de los terroristas.
La población pidió armas y entrenamiento para protegerse, evitando con ello que los terroristas los sometieran cuando el Ejército se trasladaba a otra comunidad.
Esta fina estrategia que dio vida al Plan Victoria 82, concluyó con una aplastante derrota a quienes, a partir de marzo de 1960, declararon en el III congreso del PGT (antiguo partido comunista de Guatemala) que la lucha armada sería el camino para la toma del poder político y económico de Guatemala.