Pentalogía de un delirio criminal que no termina – Especial acerca del aún impune Holocausto del Palacio de Justicia de Colombia –
El Capítulo con respecto a los criminales responsables
Quod Pertinet – Internacional
Con respecto a la responsabilidad que cada persona perteneciente a una pandilla terrorista tiene sobre los crímenes y delitos que cometan todos y cualquier miembro de esa pandilla, puntualmente y entre otros estatutos, el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg de 08 de agosto de 1945, en su literal c, numeral II, Articulo 6º reza, literalmente, lo siguiente:
“Aquellos que lideren, organicen, inciten a la formulación de un plan común o conspiración para la ejecución de los delitos anteriormente mencionados, así como los cómplices que participen en dicha formulación o ejecución, serán responsables de todos los actos realizados por las personas que sea en ejecución de dicho plan.”
Adicionalmente, y para consolidar la responsabilidad penal individual que tienen todos y cada uno de los miembros de los grupos narcoparamilitares que han cometido y cometen infracciones graves al Derecho Internacional Humanitario (DIH) y quienes también cometen delitos atroces, a saber, crímenes de lesa humanidad (contra la humanidad), crímenes de guerra y genocidio, la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad aprobada y ratificada por la Asamblea General de la ONU el 26 de noviembre de 1968, en su Artículo II, reza literalmente lo siguiente:
“Si se cometiere alguno de los crímenes mencionados en el artículo I, las disposiciones de la presente Convención se aplicarán a los representantes de la autoridad del Estado y a los particulares que participen como autores o cómplices o que inciten directamente a la perpetración de alguno de esos crímenes, o que conspiren para cometerlos, cualquiera que sea su grado de desarrollo, así como a los representantes de la autoridad del Estado que toleren su perpetración.
El día 09 de Noviembre de 1985, es decir dos (2) días después de cometer el crimen de lesa humanidad y el crimen de guerra, así como de cometer Infracciones Graves contra el Derecho Internacional Humanitario (DIH) a raíz del feroz y bárbaro ataque conocido como el holocausto del Palacio de Justicia, ciento siete (107) integrantes de la derrotada pandilla narcoparamilitar de la izquierda colombiana m-19 – cuatro (4) de ellos fungiendo como miembros del “mando central”, ocho (8) de ellos fungiendo como componentes del “comando superior”, y los noventa y cinco (95) restantes fungiendo como parte de la “dirección nacional” (entre los cuales está Petro Urrego) – firman un panfleto titulado “Oiga Hermano”; Adjunto imágenes de la primera y ultima página de este panfleto.


Este panfleto fue impreso y distribuido por ellos mismos identificándolo con el número 117, y con fecha del 11 de noviembre de 1985. En el referido panfleto, además de asumir su responsabilidad por haber atacado el Palacio de Justicia, los delirantes y aún impunes genocidas del m-19 también ratifican su intencionado y público proceder criminal en los ataques terroristas a pueblos y ciudades, así como en el secuestro colectivo hecho en las instalaciones de la Embajada de República Dominicana en la ciudad de Bogotá cinco (5) años atrás.
En el 4º parágrafo de la página uno, los infames firmantes del referido pasquín del m-19 orgullosamente asumen la responsabilidad de tan fratricida proceder manifestando lo siguiente:
“Por nuestra parte, asumimos la responsabilidad de nuestra acción (…) La enfrentamos con la serenidad y firmeza que inspiró esta demanda armada (…) y con la integridad de un comportamiento manifiesto en toda nuestra actuación pública, en las tomas de pueblos y ciudades, en la Embajada de República Dominicana (…).”
También, como muestra adicional de sus enfermizos y degenerados complejos de grandeza, en algunos apartes de los numerales 2, 3 y 4 de la segunda página del referido pasquín, los infames y delirantes firmantes pretenden justificar como “derecho” su genocida proceder, llegando incluso a proclamar su criminal frenesí como el legítimo proceder de un supuesto “tribunal de honor y de leyes”… Al respecto, manifiestan lo siguiente:
“… Llegamos a la Corte Suprema de Justicia invocando el derecho que nos rige, porque como ejército del pueblo abrazamos la defensa del cuerpo constitucional y luchamos por su vigencia.”
“3.- Y fue una demanda armada porque hoy los derechos del hombre y del ciudadano tienen que ser garantizados con la fuerza de las armas del pueblo.”
“Por la verdad y la democracia nos tomamos el Palacio de Justicia (…) fuimos allí como tribunal de honor y de leyes (…).”
Es un hecho que este fratricida ataque al aparato judicial cometido por Petro Urrego y por sus camaradas del m-19 jamás fue un acto político, y así lo reconocen los lunáticos firmantes del referido pasquín al finalizar la segunda y la tercera página, respectivamente, cuando en desesperados intentos por tratar de justificar lo infame, manifiestan lo siguiente:
“Nuestra defensa estaba organizada en base al enfrentamiento militar y no a la toma de rehenes.”
“6.- La nación en armas demandó al gobierno por el incumplimiento de sus compromisos ante el país (…).”
Asimismo, es un hecho que tanto Petro Urrego como sus derrotados camaradas del m-19, además de pretender justificar su criminal proceder autoproclamándose defensores de los derechos del hombre y vulgarmente queriendo mostrar como “acto político” una acción eminentemente salvaje y narcoparamilitar, también mienten en el referido pasquín cuando niegan el siempre conocido pacto que habían hecho con su jefe, el narcotraficante Pablo Escobar para, a cambio de unos millones de dólares, quemar los archivos que de los extraditables reposaban en el Palacio de Justicia.
Al inicio de la cuarta página del referido pasquín, Petro Urrego y los demás narcoparamilitares firmantes mienten cuando manifiestan lo siguiente:
“(…) el gobierno pretende distorsionar los objetivos de la operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre y negar su carácter político, aduciendo falsos compromisos entre la democracia en armas y el narcotráfico.”
Debemos ser los ciudadanos de bien respetuosos tanto de la institucionalidad Republicana Constitucionalista vigente en nuestras naciones como del Estado de Derecho establecido, quienes con convicciones firmes y con determinación inquebrantable para con la viabilidad de nuestra nación, asumamos la responsabilidad de promover nuestras libertades y nuestros Derechos Humanos (DD.HH.), y de castigar sin consideración a quienes contra ellos atenten.
Las invencibles y poderosas armas de las que disponemos los ciudadanos de bien para garantizar que prevalezcan la Ley, la verdad, y la justicia, son las más de veinte (20) herramientas jurídicas internacionales (Derecho Internacional Humanitario – DIH) vigentes que en defensa de los Derechos Humanos (DD.HH.) ha promulgado la humanidad en el último siglo.
No admite discusión ni interpretación alguna que nadie podrá, por ningún motivo ni a nombre de nada, vulnerar las libertades ni los Derechos Humanos (DD.HH.) de otro ser humano, mucho menos atentar contra la vida de otro, secuestrarle, torturarle, ni matarle.
François Roger Cavard M.
P.D.
Una Pentalogía es una obra narrativa compuesta por cinco (5) partes. Por ajustarse cuarenta (40) años del atroz ataque terrorista al Palacio de Justicia de Colombia que hicieran el usurpador de la presidencia de Colombia Gustavo Francisco Petro Urrego y sus sanguinarios camaradas del m-19, he optado por abordar tan atroz y aún impune acto terrorista desde cinco (5) frentes diferentes, publicando cada uno de los capítulos en una de las plataformas de noticias independientes que generosamente me permiten difundir mi forma de pensar y análisis.
Los otros cuatro (4) capítulos son:
- El Capítulo sobre lo sucedido
- El Capítulo acerca de las atrocidades cometidas
- El Capítulo referente a la complicidad de políticos y burócratas
- El Capítulo relativo al prontuario criminal de Petro Urrego
A los interesados en leer los restantes capítulos, les invito a darse una pasada por mi cuenta en X, que es @FrancoisRCavard, y ahí los compartiré tan pronto sean publicados.








