Identidad de género: hay una naturaleza que no podemos cambiar sin enfrentar una tragedia irreparable
Alfonso Abril
Bruce Reimer nació en Canadá en 1965 junto a su hermano gemelo, Brian. Por razones de salud, requería hacerse la circuncisión y se intentó con un proceso quirúrgico llamado electrocauterización. La cirugía fracasó y Bruce fue dañado de por vida.
Sus padres, confundidos, buscaron apoyo en el psicólogo John Money, quien creía que la identidad sexual es un constructo social. Su reputación provenía de haber obtenido un doctorado en Harvard en 1952. El psicólogo convenció a los padres de Bruce de que el miembro masculino no puede ser reconstruido quirúrgicamente, pero el miembro femenino sí. Según su teoría, Bruce podría integrarse mejor como mujer que como hombre. A los 22 meses de edad, Bruce fue sometido a la operación de orquiectomía. Adquirió un nuevo nombre: Brenda.
El psicólogo intervino durante el proceso de crecimiento de Bruce, forzando a él y a su hermano a simular posiciones sexuales y a desnudarse para inspeccionar los órganos genitales; también propuso a los padres someter a Bruce a un tratamiento hormonal para inducir el desarrollo de los senos. Los padres aceptaron. Luego, recomendó un procedimiento quirúrgico para crear una vagina artificial. Los padres no aceptaron. Money publicó varios documentos informando que la reasignación sexual había sido exitosa, lo que hizo que su influencia indujera a otras personas a realizar la reasignación; pero la historia demostró que no hubo tal éxito. Money fundó la Clínica de Identidad de Género Johns Hopkins en 1965. El hospital comenzó a realizar cirugías de reasignación sexual en 1966.
A los 13 años, Bruce amenazó a sus padres con suicidarse si tenía que ser tratado de nuevo por el psicólogo. En 1980, los padres decidieron confesar lo sucedido a su hijo. Bruce decidió ya no ser Brenda y llamarse él mismo David.
David tuvo algunos trabajos ocasionales, se casó y adoptó tres hijos. Sin embargo, su vida no fue fácil. Quedó desempleado. Su hermano Brian murió por una sobredosis de antidepresivos. Con la noticia de que su esposa tenía la intención de separarse, David se suicidó a los 38 años, con una escopeta recortada. Los padres de Bruce declararon que Money había sido responsable de la muerte de sus dos hijos.
Money tuvo una influencia importante en lo que hoy se llama política de identidad, especialmente por ser el autor del término identidad de género. Money fue objeto de premios y menciones. Según una de sus teorías, se debía distinguir entre la pedofilia afectiva, que se basa en el amor y no en el sexo, y la pedofilia sádica, como intentando rescatar el lenguaje para proyectar alguna perversión personal reprimida. Quizás por ello forzaba a Bruce y a su hermano a simular posiciones sexuales.
Cuando Money fue interrogado sobre el caso de los hermanos Reiner argumentó que había sido víctima del sesgo de los medios de derecha y del “movimiento antifeminista”. Dijo que sus detractores creían que “la masculinidad y la feminidad están integradas en los genes para que las mujeres puedan volver al colchón y a la cocina.” Sin embargo, los activistas intersexuales también criticaron a Money afirmando que el fracaso no reportado había llevado a la reasignación sexual quirúrgica de miles de bebés como una cuestión de política.
El caso de Money y los hermanos Reiner demuestra que es un error creer que la identidad sexual es un constructo social. Hay una naturaleza que no podemos cambiar sin enfrentar una tragedia irreparable.
Es una miseria moral conferir más importancia a la inclinación sexual de un individuo que a sus virtudes. Quizás la degeneración moral por perversiones sexuales impida la tranquilidad de consciencia de algunos individuos y pretenda proyectarlas en la sociedad. Si quienes predican que el sexo es un constructo continúan dominando el debate público, tengo pocas dudas de que la sociedad termine como Sodoma y Gomorra.