Guatemala de la fantasía
¡Se necesita urgentemente una nueva generación de políticos, “Clase política” íntegra y capaz, que debiera tener claro el objetivo de servir al país, no servirse de él …!
A ellos les debería tocar llegar al poder, pero difícilmente en el corto plazo. Llego el momento de empezar un cambio radical y de fondo para recorrer un camino que en el largo plazo permita que Guatemala sea un mejor país y se logre el desarrollo y la paz.
Entiendo que formamos parte de un grupo que vivimos bien, con las comodidades y las mejores condiciones, con trabajo y oportunidades de negocio, sin embargo, formamos parte de un grupo inclusivo de minorías, lo cual debe cambiar para el grupo excluido de las mayorías, y las oportunidades lleguen a todos…
Sin una democracia de verdad, podemos observar un sistema tradicional del manejo de la política en Guatemala a través de los partidos políticos, una forma de llegar al poder en los cargos públicos y a los poderes del Estado, comprada y de malas prácticas por principio.
Una carrera en busca de riqueza y poder como principal fin, sabiendo que el tiempo es contado para aprovechar al máximo las oportunidades de hacer “grandes negocios.” Pagar por un buen hueso, invirtiendo con la seguridad que se obtendrá un retorno de esa inversión con jugosas ganancias que ningún otro negocio lícito y rápido podría dejar.
Como en el caso de las campañas de partidos políticos, toda esa inversión multimillonaria, que la mayoría de las veces proviene de fondos oscuros de origen ilícito… “deuda política” mafias que se garantizan buenas tajadas de contratos y poder en la gestión del Gobierno al que apoyaron a ganar.
Esa deuda política que representa un compromiso para los de turno, ejemplifica la esencia de la corrupción, porque la asignación de contratos y proyectos se aseguran con ellos sin que necesariamente cumplan con bases legales y técnicas para calificar como proveedor del Estado según la ley de compras y contrataciones, sino porque compraron las oportunidades y con abuso y prepotencia las ganan. Para eso está la ley, pero desafortunadamente la usan de papel higiénico.
Esto implica que los productos o servicios contratados no llevan la finalidad de solucionar necesidades y problemas, ni la capacidad de servicio y soporte para las diferentes entidades e Instituciones del Estado por parte del proveedor, para lo que supuestamente fueron contratadas, sino más bien satisface las necesidades de un buen negocio particular entre las partes dejando a Guatemala con la peor parte.
Guatemala es un país rico y la iniciativa privada produce lo necesario que traducido en impuestos debería cubrir para la inversión en sus prioridades y se aportara lo que se debe aportar, si los recursos se orientaran, se manejaran y se utilizaran para esos fines.
Pero vemos despilfarro exagerado, como ejemplo, sólo en seguridad de funcionarios, se gasta cantidades millonarias al mes entre vehículos blindados, guardaespaldas, combustible, gastos de representación, viajes de placer, eventos, comidas, fiestas, plazas fantasma, consultores externos, etc…cual Reyes del Palacio de Buckingham, todo esto representa cantidades multimillonarias de los recursos del estado. No digamos de la sobre-facturación y comisiones en las compras para repartir a los de la foto. Claro, “Lo que no nos cuesta, hagámoslo fiesta…! “
En contraposición, vemos pobreza y extrema pobreza, desnutrición crónica y avanzada, inseguridad, muertes violentas en gran cantidad diariamente, pésima y pobre infraestructura y servicios públicos. No hay derecho, es inaceptable esta situación, un Gobierno debe tener como prioridad minimizar la pobreza a través de prioridades en la inversión, educación, salud, infraestructura sobre un ambiente y condiciones de seguridad y certeza jurídica, que presenten el clima perfecto para la inversión.
Se necesitan cambios porque no podemos seguir con el mismo sistema, ley de partidos políticos y Tribunal Supremo electoral. Se deben calificar los candidatos a Presidente bajo otras bases y parámetros, como un Profesional de principios, capaz y con posición económica, que su interés por la riqueza no sea su prioridad en el cargo, con un equipo de trabajo similar. Participar y competir únicamente 2 partidos políticos con ideologías definidas y diferentes. Implementar cambios y el Congreso se debe reducir y calificar.
Ideal y fantaseosamente, los únicos que deberían poder votar hasta que se eduque a las mayorías, en las elecciones a Presidente, diputados y alcalde, son las personas económicamente activas, que pagan impuestos y con cierto nivel de educación. Para tener derecho se deben tener obligaciones. Las personas que no tienen criterio para emitir un voto, y que compran su voluntad satisfaciendo sus necesidades básicas y son acarreados, no deberían votar, su voto es obligado y sesgado sin criterio ni bases técnicas. El derecho al voto debería tener condiciones y requisitos para evitar vulnerabilidades a ser manipulados y comprados por necesidad y/o ignorancia.
Desafortunadamente, mientras no tengamos un estado de derecho sólido y robusto, certeza jurídica y fortaleza Institucional, esta situación nunca cambiará…