Gobernanza y gobernabilidad, los desafíos 2024-2028
Mario Mérida
Concluyó la parte sustantiva del onceavo proceso electoral (1985-2024), difuminado por las sombras de la judicialización y la desacertada administración de quienes estuvieron a cargo, pero al final, salvado en la segunda vuelta por la afluencia que registró un total de 4 millones 78 mil 597 (Semilla 2 millones 435 mil 170 y UNE 1 millón 547 mil 450)votos emitidos, 52 mil 265 votos en blanco y 146 mil 186 nulos de un total de 9,361,068. Es decir, se perdieron millones de papeletas y otros recursos ante la ausencia de 5,282,471 (56.43%) empadronados. A pesar de esto el TSE se adjudica el éxito de la asistencia a las urnas.
En cuanto la judicialización, hay que tener claro que esta surgió inicialmente por la denuncia inter-partidos y ciudadanos afectados directamente, lo que llevó a las autoridades correspondientes a iniciar las investigaciones, que afortunadamente no afectaron la realización de la segunda vuelta electoral en la que triunfó el doctor Bernardo Arévalo, nominado por el partido Semilla, organización a la que desatinadamente, se atribuye haber llevado a Arévalo al triunfo.
Esto, asumiendo que fue el conocimiento de la ideología de este partido surgido hace cinco años (21/11/2018), lo que inclinó el voto a favor de Arévalo, y no su perfil y el prestigio heredados de su padre. Aunque es justo reconocer que la movilización hecha por los jóvenes integrantes de Semilla por medio de las redes sociales, logró sobreponer el perfil de Arévalo sobre el de la señora Torres, contendiente por la UNE. 3982620
Los cambios propuestos por el futuro presidente, requieren de una nueva visión de país que nos guie con certidumbre hacia el 2028, que inicia aceptando la responsabilidad que como nación tenemos en la situación actual por omisión o acción. No se trata solamente de responsabilizar y señalar a los anteriores gobiernos y a las pasadas generaciones del caos, sino de visualizar el desarrollo de un país para el 2050.
Václav Havel[1] de quien citaré algunos párrafos de sus discursos aporta algunas reflexiones a tomar en cuenta, sabido que para algunos lectores las referencias bibliográficas son innecesarias. Y algunas veces tediosas. Sin embargo, son útiles para el aprendizaje del quehacer político y para quienes desean explorar por curiosidad un poco más acerca del tema desarrollado en este espacio.
Havel, reconoce que el malestar nacional: “… es algo que perpetramos contra nosotros mismos. Si lo admitimos así, comprenderemos que sólo de nosotros depende lo que hagamos” para resolverlo. Y agrega: “Sería imposible culpar únicamente a los gobernantes anteriores, no sólo porque esa actitud contradiría la verdad, sino porque así se podría debilitar el deber que hoy apela a todos…”. Es decir no debemos equivocarnos, porque: “… el mejor gobierno, el mejor parlamento y el mejor presidente no podrían solos con ello”. A nuestro país le urge más ciudadanía que se comprometa con el destino del país.
Las nuevas teorías de administración pública están pensadas y desarrolladas, para ayudar a los políticos que pretenden asumir la responsabilidad política de dirigir un país de forma eficiente, eficaz ysustentable. Estas generalmente plantean dos condicionantes que de articularse adecuadamente, son la plataforma para lograr estados de bienestar que satisfagan las necesidades de la mayoría de los ciudadanos de cualquier país. Estas condiciones son la gobernanza y gobernabilidad, entendiendo que la una sin la otra solamente se entorpece o hacen disfuncional el sistema político administrativo.
Whittingham, María (2010[2]), después de revisar los apuntes de Plumptre y Graham (1999), plantean que la gobernanza es un concepto que ha pasado de la oscuridad relativa a la popularidad, entre 1990 y hoy -2010-. Coloquialmente se dice que “… la gobernanza es el arte de manejar sociedades y organizaciones”. Esta definición es cuestionada “por ser una expresión de formas de gobernanza muy jerárquicas y de control, y, para muchos, esta definición no se adecúa a los nuevos patrones que emergen de los esfuerzos de democratización y descentralización, ni al paradigma de democracia deseado”.
El concepto gobernanza propuesto por la autora para la discusión pública, es que: “La gobernanza es la realización de relaciones políticas entre diversos actores involucrados en el proceso de decidir, ejecutar y evaluar decisiones sobre asuntos de interés público, proceso que puede ser caracterizado como un juego de poder, en el cual competencia y cooperación coexisten como reglas posibles; y que incluye instituciones tanto formales como informales”. Un ejemplo, son las políticas de bienestar público-privadas tan satanizadas, por consiguiente, es necesario que “la forma e interacción entre los diversos actores refleja la calidad del sistema y afecta a cada uno de sus componentes; así como al sistema como totalidad”.
Moyntz, citado por Cerrillo([3]*2005), explica que “La gobernanza se utiliza ahora con frecuencia para indicar una nueva manera de gobernar diferente al modelo de control jerárquico, un modo más cooperativo en el que los actores estatales y los no estatales participan en redes mixtas público privados». Que se complementa con tres razones principales sugeridas por Pierre y Peters: “1ro. La necesidad de introducir a los actores privados y las organizaciones representativas de intereses en la prestación de servicios, lo que ha permitido que los gobiernos hayan podido mantener sus niveles de prestación a pesar de los recortes presupuestarios que ha habido, 2do. Promueve la participación, especialmente si tenemos en cuenta que la gobernanza implica lo inclusión de actores privados y sociales en la gestión del sector público y 3ro. Desarrolla una relación de la prestación de servicios públicos con la legitimidad que se había visto ampliamente criticada por diferentes sectores durante lo crisis de los años ochenta y noventa”
La gobernabilidad, es más entendible porque se materializa por medio de los eventos que se observan cotidianamente, cuya atención gubernamental da cierta sensación de estabilidad.
Viloria Gerardo (2001[4]), la identifica como: “Las acciones de las autoridades gubernamentales para alcanzar los objetivos nacionales; lograr el bienestar de la población de forma idónea y eficiente; rendir cuentas de sus acciones; promover y difundir el imperio de la ley y la justicia en igualdad de condiciones, con arreglo a la legislación vigente”
También, señala que “La gobernabilidad eficaz se da cuando vela porque las prioridades políticas, económicas y sociales se basen en un amplio consenso social y porque al adoptar las decisiones se escuchen las voces de los más pobres y vulnerables”. En otras palabras, los resultados de una buena gobernabilidad se perciben con base en los “niveles de seguridad, justicia, cumplimiento de las demandas ciudadanas, combate a la corrupción, fomento de la democracia y una adecuada comunicación política”[5].
Si los efectos de la Gobernanza y de la Gobernabilidad son percibidos positivamente por la población en general, entonces el accionar de las autoridades gubernamentales será aceptable y en consecuencia la respuesta hacia las políticas públicas será favorecidas con el apoyo ciudadano, estableciéndose una sana complementariedad entre sociedad y Estado.
En síntesis, la gobernanza define la agenda con base en los principios de participación – Transparencia, Rendición de cuentas (accountability), Eficacia y Coherencia- mientras que, la gobernabilidad obedece a fórmulas de relación estables y mutuamente aceptadas, entre el gobierno y la sociedad, propiciando un aceptable margen de estabilidad gubernamental necesaria para la consecución de una buena gobernanza, que asegura el desarrollo de las políticas públicas inspiradas en las necesidades de la nación y no de un sector en particular. Políticas públicas, que deben ser difundidas para conocimiento de la ciudadanía, mediante un plan estratégico de comunicación. Mario Mérida. 25/082023
“LO QUE DESEAMOS DE UN POLÍTICO, LO QUE TENEMOS DERECHO A PEDIR, ES QUE NOS ESCUCHE”
Michael Ignatieff[6]
[1] Tusell Javier. 1995. Václav Havel “DISCURSO POLÍTICOS”. P. 29 y 30. Espasa Cale. Madrid.
[2] María Victoria Whittingham Munévar. ¿Qué es la gobernanza y para qué sirve? file:///C:/Users/Compu%20Fire/Downloads/ebiteca,+Gestor_a+de+la+revista,+9.+%C2%BFQu%C3%A9+es+la+gobernanza.pdf.
[3] Agustí Cerrillo Martínez. 2005. LA GOBERNANZA HOY: 10 TEXTOS DE REFERENCIA.
[4] Gerardo Edmundo Viloria Varela Toluca de Lerdo, 2001. La Comunicación Política como elemento sustancial de la Gobernabilidad.
[5] Michael Coppedge. 1994. El concepto de gobernabilidad. Instituciones y gobernabilidad en América Latina.
[6] Fuego y cenizas. Éxito y fracaso en política. 2014