Desmierdificar el Internet
Javier Payeras
Mierdificación (enshitification), es un término utilizado por Cory Doctorow para nombrar la decadencia de las plataformas. Creo que las generaciones más jóvenes y las más viejas coinciden en que la vida digital es para vertebrados inferiores mononeuronales. Pero volviendo al término de Doctorow, es inevitable caer en una profunda depresión cuando entramos a Facebook o a Instagram y nos quedamos viendo toda la información inconexa y mediocre. La tiranía del algoritmo pone contenidos a la vista para que las mentes más manipulables caigan dentro de esas trampas llamadas “verdades indiscutibles”.
Desde el encierro pandémico la experiencia en pantalla se transformó en un escaparate por el que desfilan las confesiones, las actualizaciones laborales, las venganzas, las opiniones polémicas y la siempre repugnante superioridad moral de los resentidos. El contenido que tiene más vistas debe poseer encabezados polémicos, algo que provoque que la artillería de los ofendibles esté lista para una respuesta automática.
Alba Lafarga propone algo muy sano, los jardines digitales. La propuesta de esta ensayista y youtuber me refiere a un término que yo acuñé hace unos años, la reforestación virtual. La pensadora española propone que volvamos a una cultura que deje atrás el narcisismo enfermizo y proponga el intercambio sano de las ideas. La posibilidad de espacios sin odio, racismo, sexismo o propaganda e ideología. Compartir un conocimiento sin invadir la opinión del otro. Incentivar espacios de calidad para que los usuarios puedan encontrar habilidades, conceptos, interrogantes y propuestas, en una comunidad que pueda expandirse con el tiempo. Conectar los libros a la experiencia virtual, pero más allá de la descalificación barata que se fundamenta en que una obra es “mala” porque es aburrida o espulgue algo ofensivo y políticamente incorrecto en el autor.
La mierdificación del Internet se ha transformado en un problema de dimensiones preocupantes. Acusaciones, odio, militancias fanáticas y anulación del proceso histórico a favor de dogmas. La politiquería en su nivel más bajo ha logrado encontrar su nicho entre podcasteros y tiktokeros que sólo disparan odio o se sientan a entablar patéticos análisis utópicos que terminan distorsionando la realidad política hasta borrar cualquier punto de convergencia. El periodismo de vistas terminó siendo el subsuelo de la decadencia de la profesión. La entronización del eterno adolescente. El auge de la conspiranoia. La inteligencia artificial en realidad no está dentro de las máquinas, sino en cada mente que camina con la mirada perdida en una pantalla. En mi caso estoy construyendo mi escritura diariamente en un blog de notas, en el que cada día encuentro la paz de estar fuera de la enorme galaxia de rabia o potificación del like:
https://javierpayerasblog.wordpress.com/
