Vientos de cambio (quinta parte)
Entre estados no existe amistad, solo intereses y estos no son inmutables
Durante la Segunda Guerra Mundial el General Ubico debió, por cuestiones geopolíticas, declararle la guerra a Alemania y adherirse a los aliados, proporcionando nuestro territorio para que Estados Unidos instalara tres bases militares: Puerto Barrios, La Aurora y San José.
Cuando ya en territorio europeo se estaban definiendo las acciones bélicas y descartando que la guerra abarcara territorio continental americano, la relación y apoyo del gobierno de Estados Unidos con el Presidente Ubico se enfrió.
Nuestro país se vio en la necesidad de comprar vehículos, ametralladoras y piezas de artillería a la industria americana con la finalidad de modernizar su equipo militar.
El enfriamiento de las relaciones con USA fue olfateado rápidamente por la oposición política deseosa de poder, especialmente los sectores cuyos líderes venían siendo adoctrinados (en la clandestinidad) por los comunistas de la escuela Claridad y al iniciar el tercer periodo de su presidencia el sector magisterial inició protestas en las calles de la capital exigiendo mejoras laborales, se unieron los estudiantes pidiendo autonomía y algún grupo de obreros.
Las protestas no fueron de mayor relevancia pero lamentablemente el 25 de junio de 1944, murió por un disparo de arma de fuego, cuya autoría no fue plenamente establecida, la profesora Maria Chinchilla Recinos, las manifestaciones continuaron, pero esta vez pidiendo la renuncia de Jorge Ubico.
La salud del mandatario ya estaba siendo afectada por una enfermedad terminal, no deseando utilizar la fuerza para imponer el orden que durante más de doce años había logrado, no obstante contar con el apoyo granítico del Ejército, decidió renunciar el 1o de julio de 1944, dejando provisionalmente en el poder a una junta de gobierno integrada por los Generales Buenaventura Pineda, Eduardo Villagrán Ariza y Federico Ponce Vaides mientras la Asamblea Nacional nombraba al sucesor.
El 4 de julio, la Asamblea Nacional nombró a Ponce Vaides como Presidente provisorio mientras se convocara a elecciones generales.
Ponce cometió el error de postularse como candidato oficial en la próxima contienda, esto dio lugar a que arreciaran las protestas callejeras, asumiendo que se impondría por fraude lo que también era analizado y monitoreado por los oficiales del Ejército que lo consideraban inoportuno.
Cómo es natural en el Ejército, al cambio de mandatario le sigue una oleada de relevos en cuadros altos y medios, esto alcanzó a la Guardia de Honor, Comando responsable de la seguridad del Presidente, para cuyo fin mantenía destacada una unidad en las instalaciones contiguas a la casa presidencial.
Durante 50 años, la población guatemalteca conoció la versión sobre los acontecimientos del 19 y 20 de octubre de 1944, emanados de particulares que conocieron los hechos desde diferentes puntos de vista, de ello se derivó el culto a la personalidad de políticos de diferente índole, unos con más méritos que otros, como dice el refrán popular: Cuando el Niño es bonito, todos quieren ser el papá.
En 1994, a cincuenta años de los echos, 22 oficiales y un Sargento Especialista de la unidad de tanques de la Guardia de Honor, únicos sobrevivientes de los 33 oficiales (1 Coronel, 3 Mayores, 4 Capitanes, 8 Tenientes y 17 Subtenientes) más de 20 especialistas y toda la tropa de las unidades de artillería y tanques que fueron actores de los acontecimientos, se reunieron para revivir la historia verdadera dejándola plasmada en el libro Vivencias de la Revolución del 20 de octubre de 1944, narrando, cada uno de ellos, su recuerdo de los acontecimientos, en orden cronológico.
¿Por qué no lo hicieron antes?
Porque la mística militar no concuerda con el culto a la personalidad. Tampoco, ningún soldado, ejecuta acciones militares con la finalidad de obtener gloria, ésta es solo una consecuencia de su heroísmo.
(Continuará)