Guatemala necesita gobierno
Durante el periodo electoral, cada partido político, cada candidato a puesto de elección popular, tuvo la oportunidad de exponer ante la población guatemalteca interesada en el tema, su propia convicción ideológica, su programa de gobierno y poco a poco, dentro de discursos atrofiados, la gente fue entendiendo quién es quien.
En esa época, Arévalo tuvo la desafortunada idea, dentro de varias desafortunadas, de plantar sus pies en la Ruta Transversal del Norte señalando una plantación de palma africana y ofreciendo repartir esas tierras a familiar pobres. Tan pronto como se dio cuenta que a los guatemaltecos, ricos y pobres, no les gustó la simple idea de amenazar la propiedad privada, dio marcha atrás sin ningún recato y se hizo el baboso. Ese exabrupto lo llevó a las últimas posiciones en popularidad, los electores no son aliados del socialismo.
Trayendo consigo todas las contradicciones subyacentes en el proceso electoral, cuyo corolario es un gobierno ilegitimo desmoronado por el tiempo.
Pero Arévalo perdió muy pronto el horizonte y ahora cree que le regalaron Guatemala para hacer con ella y sus recursos, lo que le venga en gana.
Si Arévalo hubiese enarbolado durante su campaña, una fotografía de la señora Maquin -responsable de dirigir la turba que atacó el destacamento de Panzos- o una de Jacobo Árbenz – que abandonó el poder en plena crisis- en muchas localidades del país lo hubieran sacado a pedradas.
Pero ahora, se atreve a mancillar la dignidad de los guatemaltecos colocando mantas en el Palacio Nacional con fotografías de personajes idolatrados por unos pocos pero mal recordados por la mayoría de ciudadanos, el Palacio no solo es sede de gobierno sino un símbolo muy respetado por los guatemaltecos, no es propiedad privada de Arévalo para que desahogue sus frustraciones políticas.
Arévalo debe entender que su único apoyo popular fue manifestado mediante turbas pagadas que causaron un daño imposible de olvidar en octubre 2023 y cuyos dirigentes son muy bien premiados otorgándoles posiciones en ministerios e instituciones, ofendiendo de manera imprudente a otros participantes con mayor protagonismo. Es decir, dentro de su propia confusión, no queda bien con Dios ni con el diablo.
Guatemala está urgida de solucionar asuntos mucho más importantes que sacar del viejo cajón de la política, temas que han sido motivo de confrontación.
Quienes utilizan por cualquier motivo la red nacional de carreteras, que son el motor de la economía nacional y el bienestar de las guatemaltecos, ya no exigimos el mantenimiento de las rutas, ahora exigimos que cese su destruccion, exigimos que el gobierno ponga su vista en el abandono del abastecimiento y mantenimiento de la red hospitalaria y sobre todas las cosas de respuesta a los cientos de miles de guatemaltecos que salen a las 3 de la mañana de su hogar -si es que se puede llamar así- para llegar a los centros de trabajo, para volver a las diez de la noche por el caos de transporte dentro y fuera de la capital.
Exigimos contundentemente que el gobierno de Arévalo ponga en marcha un plan de apoyo a la construcción de vivienda popular digna y posible de obtener.
Exigimos que el gobierno vea, conozca y solucione la falta de agua potable en las comunidades rurales del país, donde las mujeres caminan varios kilómetros para recolectarla o pagan 50 quetzales por un tonel del vital líquido.
Esto es más importante que andar de visita en el exterior para buscar el apoyo político que no puede obtener localmente.
Es más importante que destinar millones de quetzales para comprar la voluntad de la prensa escrita, radial y televisiva mediante el disfraz de noticias gubernamentales.