Génesis del enfrentamiento armado (I)
Hasta 1944, los gobiernos de Guatemala se alternaron entre Liberales y Conservadores; aunque las primeras células comunistas hicieron su aparición en la década de los veinte, no fue sino hasta después de 1930 que se organizaron clandestinamente a través de la Escuela Claridad con mucha actividad en la capacitación y organización de cuadros sindicalistas y el trabajo de concientización de masas sin hacer esfuerzo alguno por alterar el orden constitucional.
En esa época no tenían ninguna proscripción constitucional para sus actividades políticas aunque las mismas se desarrollaban con mucha prudencia por temor a la reacción gubernamental.
Con la denominada apertura política y democrática, luego de la caída de Ponce Vaides, los comunistas no tuvieron ninguna concesión porque, parte de sus mismos cuadros colocados dentro de la Asamblea Nacional Constituyente incluyeron en la Carta Magna promulgada el 11 de mayo de 1945, el artículo 32 que prohibió “La organización y el funcionamiento de organizaciones políticas de carácter internacional o extranjero”. Esta extraña medida solamente tiene explicación en las asperezas nacidas en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial entre la URSS Y EEUU en cuyo espacio de influencia se encuentra ubicada Guatemala.
Ahora bien, de hecho los comunistas encontraron protección y acomodo en las filas gubernamentales del Presidente Arévalo y les facilitó espacios para organizarse políticamente.
Sin embargo, dentro del poder de la nación se encontraba el Coronel Jacobo Árbenz como Ministro de la Defensa y el Coronel Francisco Javier Arana como Jefe de las Fuerzas Armadas, ambos en posiciones ideológicas contrapuestas.
Las elecciones para suceder en el cargo a Arévalo se celebrarían el 10 y 12 de noviembre de 1950 ya en el primer semestre de 1949 se vislumbraba que el liderazgo del Coronel Arana ponía en serio peligro las aspiraciones de los comunistas que apoyaban a Árbenz, entonces se cometió el más grande error de la historia y el primer crimen político que abriría las puertas al asesinato como método de suprimir al contendiente político.
El 18 de julio de 1949, personal armado al servicio de Jacobo Árbenz Guzmán asesinaron en el puente La Gloria, de Amatitlán, al Coronel Francisco Javier Arana (quien había sacado del calabozo de la Guardia de Honor a Arbenz, la mañana del 20 de octubre de 1944).
Inmediatamente después del asesinato de Arana, en septiembre de 1949, la organización denominada Vanguardia Democrática, heredera de la Escuela Claridad, celebró su Primer Congreso, donde decidieron organizar Comités Locales en toda la República, con el apoyo gubernamental, con la finalidad de llevar a la presidencia a Jacobo Árbenz Guzmán en las elecciones generales de 1950.
Cuando Arbenz ya había sido electo gobernante y ya en el poder, Vanguardia Democrática cambió su nombre a Partido Comunista de Guatemala y no fue sino hasta en 1952 que la presión ejercida por quienes supieron interpreta el artículo 32 de la Constitución vigente, les obligó a cambiar el nombre por el de Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) desde esta nueva denominación, supieron aglutinar a obreros sindicalizados, pero especialmente a campesinos ilusionados con el ya promulgado Decreto 900 ( Ley de Reforma Agraria).
La influencia, sobre Arbenz, de los comunistas del PGT trajo serias consecuencias porque, aunque en su esencia el Decreto 900 traía consigo la esperanza de resolver deudas sociales de varios siglos, los comunistas se apoderaron de los procedimientos y en lugar de aplicarla dentro de su verdadero espíritu visionario, en municipios y aldeas promovieron la invasión indiscriminada de propiedades y el asesinato de sus legítimos propietarios, es decir, hicieron valer los principios Trotkistas de la revolución bolchevique en lugar de resolver el problema de la tierra entregando ejidos o fincas nacionales. Pero eso no les convenía porque las fincas nacionales, producto de la expropiación a alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, eran el botín para los dirigentes de las Juventudes Patrióticas del PGT.
Como corolario, quisieron organizar milicias populares para sustituir al Ejercito Nacional, hasta entonces llamado Ejército de la Revolución.
Todo esto volvió contra el mismo gobierno a un gran sector de la población y al mismo Ejército que se vio sin la presencia de su líder natural al momento de enfrentar una invasión. (Continuará)