Una amargura de treinta años, seguro desemboca en un cáncer
La mayoría de las personas sufren y padecen males porque, acumulan resentimientos, odio, cólera, furia; viven aferrados al pasado y a las ideas del pasado. Cargan sobre sus espaldas cólera, odio, tristeza. Viven para complacer a los demás o según los patrones establecidos como correctos. No se aceptan a sí mismos y carecen de amor propio de manera incondicional. Y acumulan sentimientos de culpa, frustraciones, resentimientos y demás emociones que surgen a través de los pensamientos que no controlan y que llega un momento en el que el cuerpo dice: “ Pues esto tiene que salir por algún lado”. Y es a través de cantidad de síntomas o enfermedades, que no es más que el cuerpo hablando, porque aunque un médico nos revise y nos medique, hay padecimientos que se prolongan y en buena parte puede deberse a que NO HEMOS IDO a la raíz de lo que está provocando el mal para poder erradicarlo.
Todos creamos nuestras experiencias a través de los pensamientos que decidimos hacer nuestros y a través de estos surgen los sentimientos que nos llevan a las acciones y de ahí a los resultados. Sólo que muchas veces, al negarnos a que esto es así de simple como te lo expongo, negamos nuestro poder culpando a otros de nuestras frustraciones. De hecho nuestra vida no es más que un reflejo de nuestro estado mental; si en nuestra mente hay paz, armonía y equilibrio, entonces nuestras vidas pueden solamente ser armoniosas, pacíficas y equilibradas. Y si tenemos pensamientos negativos ya sabemos qué es lo que pasa. Y esto no quiere decir que los pensamientos negativos no van a venir. Por supuesto, vienen a diario. Pero debemos aprender a confrontarlos, digerirlos, y sustituirlos con la eficiencia de unas neuronas entrenadas a verificar senderos y caminos ajustados a conocer la temporalidad de la adversidad.
Nuestro cuerpo es sabio y habla, por eso hay que aprender a escuchar qué es lo que nos quiere decir, para, desde ahí, ir a la situación que nos genera malestar, sanarla y vivir sin hacernos tanto daño. Muchas veces el cuerpo grita lo que la boca calla, y entonces la cosa estalla en situaciones nada agradables. Afortunadamente, cantidad de tendencias y hasta estudios médicos han confirmado que podemos prevenir o bien, sanar, si identificamos la situación que ocurrió en el pasado o los sentimientos que nos esclavizan y que no nos permiten avanzar.
De acuerdo a la parte del cuerpo donde se presenta el signo, habrá una explicación emocional para el mismo.
QUÉ SENTIDO TIENE LA IRRITACION ; Ninguno en absoluto. ¿Por qué la creó usted? No lo hizo, fue la mente. Fue totalmente automático, totalmente inconsciente. ¿Por qué la creó la mente? Porque tiene la creencia inconsciente de que su resistencia, la que usted experimenta como negatividad o infelicidad de alguna forma, disolverá en alguna medida la condición indeseable. Esto, por supuesto, es un engaño. La resistencia que crea, la irritación o ira en este caso, es mucho más perturbadora que la causa original que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en práctica espiritual. Siéntase a sí mismo volviéndose transparente, como quien dice, sin la solidez de un cuerpo material. Ahora permita que el sonido, o lo que sea que cause la reacción negativa, pase a través de usted. Ya no golpeará una “pared” sólida dentro de usted.
Yo le diría: no busque paz. No busque ningún otro estado que ese en el que se encuentra ahora; de lo contrario, establecerá un conflicto interior y una resistencia inconsciente. Perdónese a sí mismo por no estar en paz. En el momento en que usted acepte completamente su falta de paz, se transmutará en paz. Ese es el milagro de la entrega.
Usted puede haber oído la frase “ponga la otra mejilla”, DE LO CUAL JESUS habló hace dos mil años. Estaba tratando de comunicar simbólicamente el secreto de la no resistencia y la no reacción. En esa afirmación, como en todas las otras que hizo, se refería sólo a su realidad interior, no a la conducta externa de su vida.
Conozco la Historia de un gran siervo de Dios. Antes de convertirse en un gran maestro, pasó muchos años en la búsqueda de la armonía de su vida , pero esta lo eludía. Entonces un día, cuando caminaba por el mercado, oyó una conversación entre un carnicero y su cliente. “Déme el mejor trozo de carne que tenga”, decía el cliente. Y el carnicero replicó: “Todos los trozos de carne que tengo son el mejor. No hay un trozo de carne aquí que no sea el mejor”. Al oír esto, el siervo se iluminó. Veo que espera una explicación.
Cuando usted acepta lo que Es, todo trozo de carne (todo momento, todo suceso, toda adversidad, toda pèrdida o toda victoria) serà lo mejor. Como en el caso del trozo de carne. En eso consiste la vida centrada en una gratitud inmensa de lo que somos y de lo que tenemos. Aquí esta permitido abolir las comparaciones, terminar con la falsa competencia, los sentimientos denigrantes de envidia y la inconsciencia de no estar saciado a plenitud.
TENEMOS QUE PERMITIRLE A NUESTRO SER UNA TRANSFORMACIÓN INTERNA PARA PODERLO ENTENDER. No consiste únicamente en revestir nuestro exterior de los últimos extractos modernos para rejuvenecer. Se trata de embellecer esa capacidad de pensar y de sentir y de desenfocarnos tanto de nosotros mismos, para poner nuestro potencial al servicio de los demás. Vicktor Frankl logró sobrevivir cinco años en los campos de concentración, cuando descubrió que animar a otros a sobrevivir, le permitían a él vivir un día más.
“Porque de tal manera amò Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigènito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda; màs tenga vida eterna”. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. Juan 3: 16,17