Preparados para el desarrollo de la tecnología
Estamos viviendo tiempos complicados. Combinados con adelantos increíbles. Sofisticación en la tecnología y desarrollos que centralizan la identificación digital e incluso la verificación biométrica en los sistemas bancarios y aeropuertos, bajo el pretexto de la modernización.
La vida personal de los ciudadanos puede ser rastreada y monitoreada con directrices gubernamentales a través de dispositivos personales, que puede parecer un avance en la seguridad, pero que, al controlar la libertad individual y la capacidad de identificación digital de un individuo, se convierte en una forma poderosa de influencia.
Estos desarrollos tecnológicos que hacen poco eran inimaginables, y que están siendo aceptados y normalizados por la sociedad, debería ser el despertar de una conciencia crítica sobre los tiempos que vivimos. Si desconocemos por donde nos conduce la ruta por la cual ya estamos caminando, aceptando pasivamente los cambios que se nos imponen, estaremos debilitados al darnos cuenta de los cambios que parecen inevitables.
Cuando observamos el cambio acelerado con el que las tecnologías están remodelando nuestro mundo, se vuelve inquietante el avance tecnológico respecto a las identificaciones digitales porque transforma el escenario global de manera profunda. Y todo por buenas razones, para mejorar la eficiencia administrativa, facilitar el acceso a servicios en línea y fortalecer la seguridad nacional. Son plataformas, que, en la vida cotidiana, de seguro están mostrando el beneficio personal para la inclusión social y económica, ofreciendo conveniencia y rapidez en las interacciones cotidianas, pero a un precio de la privacidad y el posible abuso de datos personales. Hay una línea tenue entre la conveniencia y el control y la perdida de la privacidad y autonomía, y restringir la libertad, si caen en manos equivocadas.
La tecnología debe estar al servicio del bien común sin comprometer valores fundamentales. El uso ético de la tecnología no puede estar sin ser garantizada por salvaguardas éticas y legales que le den garantía al ser humano de su libertad, a través de una conciencia social y política que mantenga una resistencia pasiva y una participación activa en estas políticas legales, para navegar en estos tiempos complejos con sabiduría e integridad mientras interactuamos con un mundo cambiante.
El pretexto de innovación y modernización no puede ser tan vital en todas las universidades y educación a todo nivel, que pueda ser tan específica para destronar los valores que han sustentado la estructura de los valores fundamentales que nos han permitido mantener pilares que sostienen a la sociedad en pleno.
Estamos a punto de no poder sostener el equilibrio que ha hecho de la familia la piedra que forma una sociedad vigente en principios y valores. Donde desde un inicio robar era un delito, matar se le llamaba homicidio y mantener ciertos reglamentos que se consideraban vigentes, eran los que le permitían a un ser humano ser confiable y digno de ser mencionado.
Un ejemplo sencillo: usted no puede trabajar en una institución bancaria y avisarles a sus amigos sobre las propiedades que salen a la venta, y obtener una comisión de su amigo o comprarla en sociedad con él. No se puede. Aunque nadie lo sepa. Aunque sea un negocio blanco. No se puede. ¿O es que ya no es posible mantener estos principios en la sangre, como era común en otros tiempos?
Estos principios se formaban dentro de las familias, y los hijos los respetaban porque su referencia eran sus padres. Porque no había tal desasosiego por la acumulación de riquezas, en donde se ha perdido el prestigio y la dignidad, al ocultar el origen de las mismas, y darle preferencia a “tener que ser”.
Pero los mismos tiempos se nos vinieron encima y nos quedamos exhaustos. Deprimidos por la poca capacidad de llenar el vacío tan grande que abrimos ante el brillo exagerado de la modernidad, a la cual fortalecimos. Empezamos a regresar a aquel Helenismo, donde el botox y la cirugía se hizo patente en buscar una inmortalidad exterior. De esa forma desgarramos con nuestros deseos insaciables, esa capacidad de evaluar el sendero por el cual transcurre nuestro interior. Es decir, sujetar la clase de pensamientos que involucramos en el dominio de nuestra mente, que se llegó a esclavizar de drogas y de una dependencia de querer ser admirado, elogiado y endiosado, cuando nuestra misma lectura no pasa de tener acceso a una red social que no nos fortalece en nada.
Nuestra lucha no es contra la izquierda ni el socialismo.
Considero que el ser humano ya no tiene preocupaciones teóricas. Es una reflexión profunda la que debemos tener para resistir el conformismo y empezar a cambiar nuestros hábitos y actitudes y tomar las riendas de lo único que es nuestro: “Esa familia hermosa que podemos formar y educar y permitirle tener acceso a las verdades absolutas de un cristianismo auténtico. El amor es el arma más poderosa para hacer de nuestra familia un verdadero maná en la complejidad de este mundo”.
Familias fuertes, sólidas en la comprensión y tolerancia, hijos apapachados con autoridad y guiados con amor, nos devolverán nuestra nación.