Competencia militar: China
Por Berit Knudsen
China da un nuevo golpe en la disputa tecnológica y militar global. Imágenes satelitales y análisis de inteligencia revelan la construcción de un centro de mando de proporciones colosales en las afueras de Beijing, obra iniciada en 2024. A 30 kilómetros al suroeste de la capital china, en un terreno que supera los seis kilómetros cuadrados, el Ejército Popular de Liberación levanta lo que será el complejo militar más grande del mundo, superando diez veces el tamaño del Pentágono construido en 1943.
Desde el año pasado la actividad en la zona fue constante; el hermetismo chino mantuvo la información sobre el proyecto en las sombras, pero hoy, los detalles empiezan a filtrarse. Fotos satelitales muestran pozos y estructuras subterráneas con hormigón reforzado, indicando la construcción de un búnker con dimensiones sin precedentes. Analistas creen que estas instalaciones subterráneas podrían servir como refugio para la cúpula militar y política en caso de conflictos bélicos de gran escala, incluyendo la probabilidad de un ataque nuclear.
El análisis de especialistas sugiere que este centro de mando sustituirá a las actuales instalaciones de las Colinas Occidentales, que datan de los años 1960, durante la Guerra Fría. El antiguo cuartel general en el centro de Beijing, aunque moderno, no estaba diseñado para resistir un ataque devastador. El régimen de Xi Jinping se prepara para un escenario en el que la superioridad militar no es solo cuestión de tecnología, sino también de infraestructura de resguardo y supervivencia estratégica.
La expansión militar de China ocurre en paralelo con el desarrollo de armamentos y capacidades ofensivas, para fortalecer su posición regional y mundial. Se ha especulado que el centenario del Ejército Popular de Liberación en 2027 marca una fecha clave en los planes del régimen. Washington advierte que Beijing estaría alistando sus fuerzas armadas para un potencial ataque sobre Taiwán y la construcción de este complejo parece reforzar la hipótesis.
El hermetismo chino ha impedido conocer a fondo el alcance de este proyecto, pero el contexto no deja espacio para dudas. La censura sobre el tema en el internet chino y la prohibición de fotografiar la zona sugieren la naturaleza altamente sensible de la obra. Un investigador consultado por Financial Times describió el sitio como una “fortaleza del fin del mundo”, diseñada para garantizar la operatividad del mando militar incluso bajo las peores circunstancias.
Mientras Beijing refuerza su capacidad defensiva y ofensiva, Washington no se queda de brazos cruzados. En un intento por contrarrestar el avance chino, el presidente Donald Trump ordenó la construcción de la “Cúpula de Hierro Estadounidense”, sistema de defensa espacial antimisiles inspirado en el modelo israelí, pero con tecnología láser de última generación. Pero la propuesta enfrenta limitaciones técnicas y financieras.
La carrera armamentista ha entrado en una nueva fase en China con su titánico centro de comando, demostrando que su ambición militar va más allá de la disuasión, buscando una supremacía estratégica que desafía el equilibrio del poder mundial. Este avance no solo incrementa las capacidades ofensivas y defensivas de Beijing, sino que representa, además, un riesgo para la estabilidad regional. En un escenario con un nuevo frente de guerra en el Pacífico, con Taiwán como epicentro del conflicto, la acumulación de infraestructura militar china podría acelerar una escalada bélica de consecuencias impredecibles, con efectos devastadores no solo para Asia, sino para el mundo entero.