Criminalidad X izquierda X impunidad X políticos = terrorismo de Estado
Quod Pertinet – Internacional
“Propiedad conmutativa del producto” llaman los matemáticos a cuando el orden de los factores no altera el producto, y nada como lo que viene sucediendo en naciones afectadas por esa plaga sifilítica denominada izquierda, para poder trasladar la irrebatible contundencia del resultado de esta propiedad matemática, a los cuatro (4) pilares institucionales fundamentales sobre los cuales se cimientan la convivencia en paz y la prosperidad de los estados: la ley, la verdad, la justicia y las libertades individuales.
Cuando en una nación, de manera macabra e intencional, se integran a una fórmula de multiplicación “social” y “política” componentes que reflejan lo peor de la especie humana, es decir, elementos tales como la criminalidad, como la ideología de izquierda, como la impunidad generalizada e intencional, y el corrupto e infame proceder de los políticos, el resultado siempre será el de condenar a los habitantes de esa nación a convertirse en víctimas del terrorismo de Estado… ¿O acaso alguien duda que los ciudadanos de la derruida Cuba, de la empobrecida y hambrienta colonia cubana de Venezuela, de la agonizante Nicaragua, y de la ahora la cada vez más aterrorizada y violenta Colombia están siendo víctimas del terrorismo de Estado ?
Entonces, empecemos por establecer que se entiende por terrorismo de Estado : es la violencia personal y colectiva de todo tipo (física, psicológica, sexual, verbal, económica, cultural y política) que de manera intencional, sistemática, ilegal, arbitraria, intimidante y coercitiva ejerce el gobierno de turno contra la población, para infundirle terror y así alcanzar sus enfermizos propósitos de controlarle y de imponerle su ideología a efectos de poder precipitar unas calamidades denominadas “cambios sociales” y “justicia social”.
Abordemos entonces uno a uno los elementos que integran la trágica, dolorosa y costosa contundencia que tiene, por ser cierta y aplicable a cualquier nación, la fórmula que encabeza este escrito. Por coherencia para con la “propiedad conmutativa del producto” invocada al inicio de esta columna, me aproximaré en aparente desorden a los elementos que integran el título de esta columna. Empecemos de menos a más, literal: los políticos. Como lo prueba la tragedia colombiana, nunca criminal alguno podría llegar en absoluta impunidad a ocupar cargos en el Congreso, en la Presidencia, y en otras importantes entidades del Estado, de no haber contado durante décadas, con la infame complicidad, por acción y por omisión, de los políticos.
¿Y por qué necesita la criminalidad de los políticos para poder participar de manera abierta y frontal, ya no clandestinamente ni por interpuesta persona, en los poderes públicos? Pues porque son los políticos los encargados de “legalizarles” otro de los nefastos elementos que integran la fórmula planteada en la cabecera de esta comunicación: la impunidad.
Las razones por las que cada político decida, además de no hacer nada contra los criminales, favorecerles apoyando acciones que les faciliten seguir por su senda asesina y violenta, no importan… lo cierto es que por acción o por omisión, todos los políticos son y deben ser considerados cómplices cuando la criminalidad llega, impune, a ocupar cargos en el Estado. ¿O acaso como pueden estos infames sujetos justificar su proceder una vez la nación está siendo víctima del Terrorismo de Estado si fueron justamente ellos como miembros de los poderes legislativo y ejecutivo, quienes en supuesto nombre de “la paz” y de la “convivencia”, procedieron de la siguiente manera:
- No hacer nada para corregir el vergonzoso índice de impunidad superior al 90% que durante décadas ha caracterizado el desempeño del poder judicial.
- Desarmar a la población,
- Conceder beneficios jurídicos tales como amnistías, indultos, perdones y reducción de penas a criminales de la peor calaña,
- Sabotear la efectividad operativa de la Fuerza Pública desfinanciándola y retirando de manera precipitada, sospechosa, e injustificada por antojada, a sus mejores y más efectivos uniformados,
Por último, refirámonos a los elementos criminalidad e izquierda, que en el caso del terrorismo de Estado son indisolubles. Nada podría ser peor, ni precipitar con mayor velocidad, la caída de una nación en las fauces del terrorismo de Estado,que la llegada al poder de aún impunes narcoterroristas de la izquierda, tal y como está sucediendo ahora en Colombia con la ilegal e ilegítima imposición como presidente de Colombia del aún impune criminal de lesa humanidad Gustavo Francisco Petro Urrego, y el nombramiento que de sus camaradas ha hecho en puestos estratégicos de la seguridad nacional.
¿Acaso cómo podría haber un resultado diferente a condenar a la muerte y a la ruina a una nación cuando se permite, cuando se tolera y cuando mansamente se acepta que aún impunes expertos en la sistemática e intencional violación de todos los derechos humanos, de las libertades individuales, de los derechos de los niños, de los derechos civiles, de los derechos sociales, y de los derechos culturales, se conviertan en Estado?
Ojo hermanos guatemaltecos, por favor aprendan del ejemplo colombiano y no permitan que pestes como la criminalidad, como la izquierda, como la impunidad y como los políticos se multipliquen pues serán la ley, la verdad, la justicia y las libertades individuales los que pagarán el precio.