El gobernador de una región peruana fronteriza con Ecuador asegura la existencia de tráfico de armas
El gobernador del departamento de peruano Tumbes, Segismundo Cruces, ha afirmado que algunas mafias trafican con armamento y municiones en la frontera con Ecuador, y que gran parte de estos cargamentos acaban en manos de organizaciones criminales de ambos países.
Por dpa
«Aparte de la droga, allí (en la frontera) se realizan intercambios de municiones y armamento», ha manifestado Cruces en declaraciones a la emisora peruana RPP, donde ha afirmado que el gobierno regional sabe que «efectivamente» se trafica con «montones de armamento».
Estas declaraciones se producen apenas un día después de que el ministro de Defensa peruano, Jorge Chávez, anunciara un auditoría para determinar si algunos grupos criminales de Ecuador cuentan con municiones provenientes de arsenales de las Fuerzas Armadas.
La situación de inseguridad en Ecuador y el repunte de la violencia a manos de bandas armadas ha provocado que el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, decretara a comienzos de semana un toque de queda y el estado de excepción debido a un «conflicto armado interno».
Por su parte, las autoridades de Perú anunciaron en la víspera un estado de emergencia de 60 días en la zona fronteriza con Ecuador –que incluye el departamento de Tumbes– y también con Colombia debido a la «problemática existente a consecuencia de la inseguridad».
Así, el Ejecutivo andino anunció que el control de toda la frontera norte del país quedará a cargo de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas para «evitar que los grupos relacionados con el crimen organizado ingresen en territorio peruano».
En este sentido, Cruces ha hecho un llamamiento al Gobierno de la presidenta Dina Boluarte para que no proceda al cierre de la frontera entre Tumbes y Ecuador, pues parte de la ciudadanía y los negocios locales dependen del movimiento comercial en la zona.
Pese a todo, el gobernador sí que ha pedido poner mayor énfasis en la vigilancia y la seguridad en la frontera, pues considera que «existen kilómetros que están totalmente desvalidos donde ecuatorianos y peruanos delincuentes cruzan a esconderse».