Violencia y abandono, la realidad de la «primavera»
El rostro de una niña con la cara manchada por la sangre de su padre y hermana, víctimas de las maras que los atacaron a balazos frente a ella y sus hermanitos, es el de todo un país que sucumbe ante la violencia incontenible, fenómeno que el gobierno poco se esmera por combatir.
Asimismo, las fuerzas de seguridad tampoco se molestan en siquiera pronunciarse al respecto de la incursión que un grupo de élite mexicano realizó en territorio nacional, a donde entraron persiguiendo a presuntos narcotraficantes, quienes al parecer, en La Mesilla están cómodos y seguros.
El tercer hecho que demuestra la absoluta indiferencia de las autoridades ante el crimen es la incautación de cocaína en dos localidades españolas, caso que hasta el momento no tuvo ningún comentario del gobierno guatemalteco.
Cabe entonces suponer que desde los estratos más vulnerables hasta el comercio internacional, están permeados por el tráfico de drogas y la criminalidad en todo sentido, sin que las autoridades se tomen la molestia de responder, aunque sea con comunicados o campañas de información.
«Todo transcurre en la normalidad» es lo que dice el comunicado oficial sobre el caso de La Mesilla. En cuanto a la familia de la zona 18, asesinados porque el padre no permitió que su hija mayor tuviera ningún contacto con los criminales, ni siquiera mereció un pésame del oficialismo.
Entretanto, Bernardo Arévalo «corrige la plana» a su inicial acercamiento con la China comunista, volteándose a Taiwan para complacer a la administración Trump, cuyo secretario de Estado ya anunció sanciones contra funcionarios que contribuyan con la trata de médicos cubanos. Y este es el caso de Guatemala, cuyo ministro de Salud firmó un convenio para traer brigadas de médicos. Dicho convenio expira en 2027.