Protesta ciudadana: la voz del guatemalteco que exige respeto a su voto
El sábado por la mañana, cientos de guatemaltecos caminaron desde el parque Jocotenango (Morazán), a la Plaza de la Constitución para expresar su rechazo, no solo al proceso electoral lleno de irregularidades que motivan dudas, sino a las dos opciones que dicho proceso deja a los votantes: la UNE, con un reconocido pasado de corrupción, y Movimiento Semilla, cuya personería jurídica fue cancelada por un juez, si bien el TSE se negó a anotar dicha cancelación, otorgando a dicho partido una legalidad de facto que no contribuye en nada a legitimar la segunda vuelta.
A las puertas de la elección presidencial, el ente electoral no tiene Director de Informática, mientras Ramiro Muñoz, titular del Registro de Ciudadanos, sigue en vacaciones prolongadas más allá de los 15 días hábiles que le concede la ley. Según rumores, Muñoz habría recibido amenazas poco antes de solicitar el permiso.
Entretanto, la suplente de Muñoz, Eleonora Castillo, se esfumó convenientemente horas antes de que se divulgara la orden de captura en su contra, por desobedecer al juez.
Los magistrados del TSE enfocan todos sus recursos en mantener un proceso que inició viciado, cuando compraron el sistema Datasys y lograron evadir los cuestionamientos de organizaciones ciudadanas. Además, el cambio de última hora es un tema no esclarecido por completo y que motiva suspicacias.
La visita del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, vista con expectativa por quienes apuntalan la validez de las elecciones pese a los diversos indicios, terminó decepcionando a este sector, ya que Almagro se reunió con autoridades y candidatos, pero no se pronunció a favor ni en contra, aunque examinó las pruebas de las presuntas alteraciones de firmas que le presentó el MP.
En este contexto y días antes de la segunda elección, se produjo la marcha de guatemaltecos para exigir que se cancele el proceso y se repitan las votaciones, entre otras demandas.
Entre los elementos inéditos de la marcha, está la participación de diversos estratos sociales y rangos de edad. Fue evidente que no eran personas afiliadas a partidos, grupos ni organizaciones sociales.
La voz de los guatemaltecos se expresó en esa caminata, que sin ser multitudinaria, logró llenar con la marea azul y blanco de las banderas, las calles del Centro Histórico.