Milei se impone en Argentina mientras la disyuntiva de Guatemala está entre dos izquierdistas
Javier Milei obtuvo más del 30 por ciento de los votos en las elecciones primarias de Argentina, calificadas por la prensa mundial como la derrota más estrepitosa del peronismo en toda su historia.
Con esto, el candidato libertario que se sumó a la política para “terminar con la casta”, tiene garantizada la candidatura presidencial, en la elección que se realizará en octubre.
Entretanto, Guatemala está a seis días de la segunda vuelta, que será disputada por dos izquierdistas luego de una elección que continúa en entredicho por las mil y una irregularidades, pero que según todos los indicios, se realizará con la venia de la OEA, los observadores internacionales y las instituciones guatemaltecas que no vieron o no quisieron ver los múltiples indicadores de ilegalidad.
Por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia (CSJ), evitó otorgar el amparo provisional de un expediente que ya tiene, pero no resuelve y que abriría las puertas a repetir el proceso.
La elección se llevará a cabo, y muy probablemente, el hasta hace poco desconocido diputado Bernardo Arévalo, presidirá el Ejecutivo.
Existe otra opción, la uneísta Sandra Torres, que parece remota, considerando los antecedentes que ubicaron a Semilla como finalista en la primera elección, así como el permanente voto “anti Sandra”, que se mantiene pese al giro a la derecha que muestra la ex vicepresidente de la Internacional Socialista. La ex primera dama también fue muy afín al Foro de Sao Paulo y condecoró al dictador Hugo Chávez con la Orden del Quetzal.
La realidad es que ambos candidatos representan a la izquierda, lo que amén de promover la “Agenda 2030”, puede significar incremento de impuestos, mayor gasto público sin fiscalización, censura a las opiniones divergentes, inflación y otros males de los que, al parecer los argentinos se hartaron.
Mientras, los guatemaltecos estamos a las puertas de padecer un régimen similar al que podría desaparecer de Argentina en el próximo octubre. Esperemos que no se perpetúe más de cuatro años, sea quien sea el pírrico ganador en esta elección, que puede calificarse de mil cosas, excepto de “fiesta cívica”.