Menéndez, el senador demócrata que tiraba piedras teniendo techo de vidrio
Robert (Bob) Menéndez, fue uno de los promotores más entusiastas de la “lista Engel”, creada por el senador retirado Elliot Engel. La lista, un documento con efectos de sanción moral y retiro de visa, agrupa a personajes que un grupo de senadores demócratas y miembros del Departamento de Estado de EE.UU. califican como “actores corruptos”.
Cuando estos personajes no califican como “corruptos”, por no ser funcionarios o no estar implicados en corrupción, la lista negra de los demócratas creó la categoría de “actores anti democráticos”. Un ejemplo de actores antidemocráticos son los guatemaltecos que buscan liberar a más de 20 oficiales del Ejército que llevan años en prisión sin juicio por presuntas violaciones de derechos humanos.
Menéndez, muy cercano al ex embajador Todd Robinson, a la congresista Norma Torres y especialmente a Joe Biden, fustigó constantemente a diversos políticos centroamericanos, señalándolos de corrupción e incluso de vínculos con el narcotráfico y constituyéndose en un adalid de la lucha contra la corrupción.
Curiosamente, el senador resultó ser de los que “tiran piedras pero tienen techo de vidrio” y el viernes, el mundo conoció el escándalo en el que está envuelto, cuando agencias internacionales de prensa divulgaron que un allanamiento en su vivienda reportó lingotes de oro, un vehículo de lujo y dinero en efectivo que Menéndez habría recibido como pago a favores mutuos que hacía con empresarios, “usando su influencia en asuntos exteriores para beneficio personal”.
Por el momento, el promotor de la “lista Engel” y defensor de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), se vio obligado a renunciar temporalmente a la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y defendió su puesto argumentando que se le señala por su origen latino. Esta es la segunda acusación de actos corruptos en ocho años contra Menéndez.
Parece inconcebible que un político de esa talla, cuya principal bandera fue escudriñar en países latinoamericanos buscando hechos de corrupción, tenga tantos indicios de haber cometido más de un hecho de soborno y extorsión (son las acusaciones por las que lo investigan).
Más inconcebible aún resulta que en Guatemala el caso no haya levantado la indignación y el debate generalizado en torno al calibre moral de los que se entrometen en asuntos internos de este país, teniendo “techo de vidrio”.