Las manos invisibles que mecen la cuna (en el caos actual que vive Guatemala)
¿Guatemala es un país donde no existe ley ni fuerzas de seguridad? Eso pareciera al ver la magnitud de los desórdenes que grupos bien articulados provocan impunemente en diferentes puntos del país, ante la indiferencia absoluta de las autoridades, que tienen el derecho al monopolio de la represión para resguardar la República pero en cambio, permanecen inmóviles.
Extrañamente, la Policía Nacional Civil, en los escasos momentos que actuó, fue para defender a los manifestantes, a quienes a estas alturas cabe llamar vándalos, ya que como tales se han mostrado. En primer lugar, el bloqueo permanente frente a sedes del Ministerio Público y juzgados de turno, implementado por «autoridades ancestrales» y comandado por miembros de los 48 Cantones. Estos bloqueos tienen como resultado (y probablemente como objetivo), impedir que las autoridades ejerzan la investigación criminal y apliquen justicia.
De limitarse al grupúsculo de indígenas articulados en ONG´s que, como los 48 Cantones reciben fondos de USAID, las protestas no serían algo dramático y de existir autoridad, en menos de dos horas habrían sido desalojados, además del poco impacto real que tendrían en la sociedad, ya que el MP y el Organismo Judicial se las ingeniaron para seguir trabajando. De esta manera, el bloqueo de los 48 Cantones sería un pulso de tiempo y terminaría disolviéndose.
Detrás de este grupo realmente escaso, estaría entonces, una de las «manos que mecen la cuna del caos»: organizaciones campesinas de izquierda, ONG´s al servicio de sus financistas (G13, Cooperación Vasca y USAID, entre otros), y finalmente, Semilla, que reconoció explícitamente su nexo con este grupo, al que también se articulan las alcaldías indígenas de Sololá, influenciadas por Monseñor Álvaro Ramazzini y que ya cometieron desmanes contra todo el que no acata su llamado a bloquear.
En Sololá, la situación es dramática. Los más pobres pasan hambre y los medianos, necesidades, ya que las huestes arevalistas imponen multas a quien no se una a su reivindicación, mostrando una punta de iceberg del totalitarismo comunitario que nos espera.
Pero ya se mencionó, pese al aval de muchos millones de dólares y euros, y a la presión que ejercen algunas alcaldías indígenas, estas «manos» que mueven los hilos de la marioneta llamada «protesta», no parecen tener tanto poder, influencia y capacidad de articulación como las otras «manos» ocultas, que probablemente lograrán dar sorpresas en la coyuntura nacional.
Se trata de quienes financian a los motoristas que, con armas largas custodian bloqueos y los individuos tatuados hasta la coronilla que aparecieron de un momento a otro, abasteciéndose en los supermercados. Los que manejan a los Cocodes y Codedes que atropellan a los vecinos en el interior y también en algunas zonas de la capital. Son manos con el poder suficiente para amarrar al ministro de Gobernación, quien finalmente expuso una declaración tibia llamando al diálogo mientras delincuentes saquean negocios y amenazan a comerciantes, paralizando al país.
¿Quién articula a los vándalos y otros delincuentes que están obligando a supermercados a cerrar, seguidos por turbas delirantes y desinformadas, convencidas de que están en «cruzada contra la corrupción»?. Probablemente, esta semana tengamos respuesta a dichas interrogantes y los acontecimientos lleguen a ser mucho más sorprendentes de todo lo inaudito que ya hemos visto.
También cabe la posibilidad de que esta situación infame que vive Guatemala, derive en un régimen comunista con todas las de la ley. Al estilo de Chávez, Maduro, Boric y Petro, con turbas dispuestas a ejecutar cualquier vandalismo imaginable, emulando a sus maestros de BLM.
En este escenario, cuando el gobierno próximo quiera cambiar la Constitución Política de la República, aprobar una ley o un préstamo, tendrá suficiente con sacar sus turbas a las calles, para infundir terror y a través de este, disfrazado de reinvindicación ciudadana y democrática, llevar a Guatemala al lugar indeseable de donde logró salir en 1954.