Frustración y desconfianza, el abono para el voto nulo
A pocos días de las elecciones, el panorama se presenta confuso y muy lejano de aquellos eventos conocidos como “fiestas cívicas”. La judicialización de la política llegó a extremos surrealistas.
Por ejemplo, Carlos Pineda estuvo en una audiencia donde pidió que se retire el amparo de CAMBIO contra su candidatura y “curándose en salud”, al salir de la vista pública, promovió el voto nulo.
Pineda representa el voto de castigo, el desafío ante un sistema político agotado que encabezan Sandra Torres y Zury Ríos, además de los otros candidatos visibles. Porque una característica de esta elección es la abundancia de binomios que ni siquiera son reconocidos por los electores, además de los que fueron excluidos por recursos legales, generalmente interpuestos por candidatos interesados en evitar su participación.
En el caso de Pineda, su exclusión y el hecho de que más de una vez ha llamado al voto nulo, podrían incidir para que esta expresión de hartazgo popular logre lo que hasta ahora parece imposible: más del 51% de los votos nulos válidos harían repetir la elección.
Además del abuso en la judicialización, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), no “dio la talla” y en este momento, son más las sombras que las luces en torno a las inminentes elecciones, lo que es un grave riesgo para la democracia, la gobernanza y la gobernabilidad.
En febrero se conoció que el TSE adjudicó a Datasys S.A. el programa informático para transmitir los resultados preliminares de las elecciones. El Estado erogó Q148.8 millones para Datasys S.A., pese a que existen cuestionamientos en las elecciones de Colombia y Honduras.
Esta adjudicación y las muchas dudas sobre el desempeño de una empresa cuestionada anteriormente en otros países, abonan a la desconfianza de los ciudadanos, defraudados en más de un aspecto y por lo mismo, desmotivados para votar.
El terreno es fértil para que la opción de voto nulo se posicione como una voz ciudadana, que de lograr resultados significativos, sería el equivalente a una masiva protesta contra un sistema agotado y un llamado de atención a los partidos políticos que traicionaron ideologías y compromisos, convirtiendo la política en un negocio rentable.