El «efecto Trump» provoca cambios insólitos de discurso en líderes globalistas y de izquierda comunista
La Unión Europea (UE) es adalid de la agenda 2030 y el globalismo, aval del fraude electoral en Guatemala y defensor por antonomasia de las migraciones ilegales, que promueve. El Parlamento Europeo, ante la primera llegada de Donald Trump al gobierno, expresó en un informe:
“Imaginar lo peor es fácil porque nunca en la historia moderna de Estados Unidos ha habido un presidente elegido con menos cualificaciones y experiencia para el cargo, ni con una personalidad tan controvertida”.
Más adelante, en el mismo informe se lee: “Orbán, Milei o Trump tienen en común ese populismo de derechas sin valores”.
Interesante resulta el cambio radical años después, cuando luego del gobierno de Biden-Harris, Trump regresa a la presidencia estadounidense más triunfal que nunca. Los dirigentes de las instituciones europeas recientemente mandaron “los mejores deseos” al estadounidense, y enfatizaron en que la UE “espera colaborar estrechamente” con Donald Trump, dijeron Úrsula von der Leyen y Antonio Costa, del Consejo Europeo.
Pese a toda la amabilidad que resulta novedosa, Trump anunció que los países de la OTAN deberían aumentar su gasto de defensa, y mencionó que “repensará el propósito y misión de la OTAN”, según la agencia Reuters. Al respecto, EE.UU. es el país que más aporta a esa instancia.
Un toque de humor fue puesto en este cambio de discurso por el ministro de Exteriores del Reino Unido, David Lammy, quien hace seis años (cuando era parlamentario), calificó a Trump de “neonazi y sociópata” y ahora lo considera “gracioso, amable, cálido y no belicista”.
Similar actitud volátil se observa en las instancias que acogen al comunismo más rancio de Latinoamérica. Lula Da Silva aseguró que Trump intentaría sacar provecho electoral de su atentado, hace unos meses, aunque ahora expone su interés en que EE.UU. mantenga buenas relaciones con su “socio latinoamericano más grande”.
Tiempo atrás, Nicolás Maduro y Evo Morales, aseguraron que los enemigos de la región eran Trump y “la fuerza imperial”. Actualmente, Morales está condenado al ostracismo por pedofilia y Maduro es señalado como un tirano. El propio Foro de Sao Paulo evita la cercanía con ambos y el mandatario que encabeza dicho foro, se pone a la disposición de Trump.
México no es la excepción y si bien días antes Sheinbaum dijo que quienes pidieran declarar terroristas a los carteles eran “traidores a la patria”, ahora expone su interés en “trabajar con Trump”.
Otro detalle gracioso es que ni Sheinbaum ni Lula da Silva fueron invitados a la toma de posesión del estadounidense, lo que podría indicar que las adulaciones y declaraciones de buena voluntad no harán mella en sus decisiones anunciadas.
En cuanto a Guatemala, parece una pequeña copia de México. Arévalo y sus diputados independientes fueron sinceros en su estrecha alianza con los demócratas y su discurso sobre Trump, los republicanos y sus simpatizantes siempre tuvieron un toque sarcástico.
Sin embargo ahora, tal como la UE, el Foro de Sao Paulo y el gobierno mexicano, Arévalo y sus funcionarios se ponen a las órdenes de Trump y seguramente, no dudarán en bailar graciosamente YMCA, si con esto logran agradar a su poderoso “socio” del Norte.