Arévalo en la encrucijada: un «gallo gallina» que no toma posición en el conflicto del Medio Oriente
Inmediatamente después de los bombardeos estadounidenses contra Irán, el ministerio de Relaciones Exteriores guatemalteco divulgó un comunicado que bien merece el nombre de «gallo-gallina», por el tono mesurado que emplea y por la forma tortuosa en la que evita señalar directamente a su mayor aliado, Estados Unidos, para no perjudicar a sus aliados ideológicos del Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla, que ya fueron explícitos en su posición a favor de la teocracia iraní, encabezada por el ayatolah Al Jamenei, un personaje oscurantista y mesiánico que de forma inconcebible, resulta aliado cercano del comunismo internacional y sus variantes, que van del socialismo moderado que exhibe Boric a las alucinaciones de tiranos como el cubano Díaz-Canel o Nicolás Maduro hasta Putin o Xi Jinping.
En mayo de 2024, aún amparado por el Departamento de Estado de Biden, el gobierno de Arévalo votó en la ONU por la creación del estado palestino, lo que motivó molestias ante la comunidad de Israel en Guatemala. Poco después, también en la ONU, el país evitó pronunciarse sobre la ocupación israelí en Gaza.
Ahora, que EE.UU. lanzó misiles en Irán durante la madrugada del domingo recién pasado, Arévalo lanza su «llamado a las naciones involucradas en el conflicto a la contención, al cese de acciones que agraven las tensiones, al compromiso con la paz…» y muchas otras afirmaciones que sin esmerarse en buscar entrelíneas, muestran la posición del gobierno, calcada de la de Claudia Sheinbaum: un llamado a la paz que resulta muy cómodo, porque no llega a alinearse con los enemigos de Estados Unidos e Israel pero tampoco con estos.
Replicar casi calcando las actitudes y políticas de Sheinbaum no parece algo nuevo para el gobierno de la «primavera», cuyos diputados promovieron recientemente un proyecto de ley para la jubilación universal. Es decir, personas de 65 años o más que trabajan y no tienen perspectivas de llegar a jubilarse, deberán tributar para los mayores de 65 que ya no trabajan.
Y no será una «jubilación» en regla sino una pequeña ayuda de Q500 mensuales, que por mínima que sea, resulta una erogación que parece destinada a garantizar la adhesión de los miles de personas de 65 años que ya no son parte de la PEA y que tampoco reciben jubilación del IGSS.
Es acá donde el comunicado «gallo-gallina» cobra sentido: la lealtad de Arévalo parece mucho más real hacia Sheinbaum y su gobierno populista que a los «socios» estadounidenses o israelíes y aún, a los comunistas más radicales, que lanzan improperios contra EE.UU. pero callan atrocidades como el atentado yihadista del domingo, donde 25 católicos fueron asesinados durante la misa, y más de 60 están heridos.