Arévalo: ¿acción kamikazee o muestra del poder que otorga el financiamiento externo?
Parece insólito que el presidente electo (en una elección plagada de cuestionamientos), y varios de sus diputados reelectos para 2024, sigan siendo diputados al Congreso y hasta el momento, no hayan renunciado. Es decir, cada uno de ellos recibe puntualmente su sueldo del Estado guatemalteco.
La trama llega a lo rocambolesco cuando este grupo de legisladores en funciones (y varios de sus asesores, todos ellos empleados del Organismo Legislativo), convocan a una protesta masiva desde las redes sociales, pidiéndoles insistentemente a los ciudadanos que acompañen a Bernardo Arévalo a interponer un amparo ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ), a fin de que se destituya a la Fiscal General Consuelo Porras, al fiscal Rafael Curruchiche y al juez Freddy Orellana, funcionarios que investigan las anomalías en actas de afiliación del partido Semilla e irregularidades en el proceso electoral.
Es evidente que el objetivo de Arévalo y la plana mayor de Semilla es evitar que se investigue un presunto delito atribuido a ese partido, así como las muchas irregularidades que trascendieron en las acciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Es decir, Arévalo y sus correligionarios quieren evitar a cualquier precio que la ley pueda investigar.
A esto lo denominan “Golpe de Estado”, aunque Alejandro Giammattei es el presidente en funciones hasta enero de 2024, por lo que Arévalo estaría usurpando la calidad de presidente y alegando un golpe de Estado contra un gobierno que aún no tomó posesión.
Más de un abogado ya comentó en redes sociales que Semilla estaría cometiendo el delito de obstaculización a la acción penal, al defender su impunidad con todos los recursos que puedan tener a la mano, incluyendo el “acarreo” o “convocatoria” (según desde qué perspectiva se observe), de grupos indígenas que responden a financistas extranjeros, como CODECA y las llamadas “autoridades ancestrales”.
Otros grupos que podrían unirse a la protesta anunciada como masiva y programada para hoy a las 5:30 pm, son estudiantes de las universidades Rafael Landivar y San Carlos. De estos grupos, hay antecedentes de vandalismo en otras manifestaciones.
Arévalo parece haberse jugado la convocatoria a la insurrección popular como la última de sus cartas. Aparentemente, no se tratará de una manifestación espontánea, sino evidentemente orquestada desde los organismos internacionales que quieren imponerse en Guatemala, aunque sea movilizando a grupos de choque marxistas y totalitarios, como las organizaciones indígenas, cuyo fundamentalismo es notorio.
Pese a todo el aval internacional y de las ONG´s indígenas, el diputado y presidente electo podría tener una exigua muestra de respaldo y la presentación de su amparo ante la CSJ, quedaría muy deslucida (aparte de que, lo más probable, es que la petición sea rechazada con fundamentos legales).
En este caso, el electo asumiría el 14 de enero mucho más debilitado de lo que ya se encuentra, luego de una serie de decisiones muy desafortunadas, la primera de las cuales fue tomar distancia de la mano que le tendía Alejandro Giammattei para realizar la transición.
Independientemente de la corrupción rampante en este gobierno (que nadie la discute) y que Giammattei llegó a la presidencia con serios señalamientos de fraude, como atestiguan los allanamientos que la Fiscalía de Asuntos Electorales realizó en 2019, sumarse a la transición era una acción estratégica que pudo abonarle mucho a la legitimación de su próximo gobierno, además de aportarle experiencia y conocimiento del Estado a él mismo y a su próximo gabinete.
Nadie en Guatemala pone en duda que el 14 de enero de 2024, Arévalo y Semilla iniciarán un gobierno para los próximos cuatro años.
La insistencia en convocar a la protesta durante todo el fin de semana, además de la adhesión de organizaciones de choque, es un arma de dos filos y puede calificarse “acción kamikazee”: si la convocatoria es tal como la de todas las protestas anteriores a favor de Semilla, no pasará de ser un hecho anodino que desgaste más aún los pies de barro del “ídolo popular”.
Y si logra convocar a millares, derivando en actos violentos, dañará irremediablemente la imagen demócrata e institucionalista que el partido Movimiento Semilla vende a sus admiradores.
En cualquier caso, tanto el amparo para no ser investigados como la convocatoria pueden voltearse contra sus promotores, que si realmente anhelan un país donde se respete el orden constitucional, deberían aportar ante sus investigadores las pruebas de descargo que muchos ciudadanos seguimos esperando.