¿Feliz día de la Mujer? la tragedia que se convirtió en festejo comunista y actualmente, promoción de la Agenda 2030
La comunista alemana Clara Zetkin, delegada en un encuentro de mujeres socialistas, propuso establecer el 8 de marzo como homenaje a las mujeres. En 1975, la Organización de Naciones Unidas lo constituyó como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. El origen de la conmemoración vincula a la ideología socialista con la agenda de la ONU, por lo que festejar, conmemorar o felicitar en este día, es un reconocimiento tanto al socialismo, como a la agenda 2030 y al feminismo de tercera generación.
Roxana Orantes Córdova
Desde marzo de 1857, obreras textiles de Nueva York iniciaron protestas para mejorar sus condiciones laborales. En la misma ciudad y mes, pero en 1908, quince mil mujeres caminaron gritando «Pan y rosas», demandando mejores salarios y condiciones de vida.
Un año después, el 8 de marzo, 129 trabajadoras de la fábrica Cotton Textil Factory fallecieron en un incendio fortuito, desatado durante una protesta. En esa época, las mujeres ganaban entre 60% y 70% menos que los hombres, y la mayoría de trabajadores textiles eran mujeres.
La huelga de 1908 sumó a 40 mil mujeres, y las empleadas de la Cotton Textil Factory habían sido encerradas para que no salieran a protestar. Esto motivó que no pudieran escapar de las llamas.
Un símbolo para el comunismo
Rosa Luxemburgo (1871-1919) y su inseparable amiga Clara Zetkin (1857-1933), fueron dos intelectuales alemanas comunistas y las primeras en introducir la palabra «feminismo» así como los primeros componentes de dicha ideología, junto con la rusa Alejandra Kollontai, primera mujer al frente de un ministerio (del régimen soviético).
Según Luxemburgo, «quien es feminista y no es de izquierdas, carece de estrategia». Para Zetkin, la lucha de las mujeres iba de la mano con la lucha contra el capitalismo.
Muy probablemente las obreras de la Cotton Textil Factory, y los de otra fábrica que se incendió en Nueva York un año después, no detentaban la ideología comunista, limitándose a protestar por mejores condiciones laborales. Sin embargo, los siniestros fueron una mina de propaganda para las precursoras del feminismo, que en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague, 1910, propusieron que el 8 de marzo se instaurara como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Lena Morrow y Mary Woods Simons, del Partido Socialista Norteamericano, propusieron la fecha y fueron secundadas por Zetkin, delegada de Alemania.
En 1975, la ONU dispuso que la fecha se festejara como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, lo que muestra la línea histórica que une al movimiento comunista con la organización supranacional, así como la utilización de las tragedias para convertirlas en símbolos, uno de los sellos característicos del comunismo y la izquierda en general.
Tercera y cuarta ola feministas
A principios de los años 90 del siglo pasado, y aproximadamente hasta 2013, el feminismo derivó hacia la llamada «tercera ola», vinculada con géneros musicales como el punk y que añadió componentes raciales y de género a las reivindicaciones feministas.
La «tercera ola» agregó componentes como «interseccionalidad» (que vincula género con sexo, raza y clase social), el ecofeminismo y el transfeminismo, que incluye a los hombres transexuales. Además incluyeron el debate sobre los abusos sexuales y la exigencia del aborto como un derecho. Incluso teóricas feministas aseguraron en su momento que este movimiento era más «anti hombres» que feminista como tal.
«Cuarta ola» es un paso más allá y se enfoca contra el «patriarcado violento». En esta participan mujeres jóvenes de varios países, que montan performances rayanos en el exhibicionismo. Entre otros, muestran sus cuerpos, profanan templos católicos y atacan en redes a todo aquel que no comparta sus posiciones.
Actualmente, en Perú y Venezuela activa un grupo llamado «Quinta ola«, que pretende llevar la ideología del feminismo actual a niñas y adolescentes, «mediante el desarrollo de actividades educativas, culturales, de incidencia e investigación».
¿Quién se suma al festejo?
Con los antecedentes históricos y la realidad actual expuestos en esta breve reseña, queda claro que el 8 de marzo no es un festejo. Y mucho menos un homenaje a las mujeres trabajadoras, a las profesionales y campesinas que día a día trabajan para contribuir con el sostenimiento familiar, o a las que escogieron ser madres de tiempo completo, con todos los sacrificios que esto implica.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora es una fecha gestada por comunistas militantes y avalada por la ONU, que en su Agenda 2030 incluye todas las reivindicaciones propias de la tercera y cuarta ola.
Este año, en Guatemala el 8 de marzo fue celebrado por el gobierno que llegó al poder aupado por la ONU, USAID y otras agencias. Es demasiado evidente quiénes y por qué festejan una tragedia que sucedió hace tanto y cuyas víctimas estaban a años luz del feminismo y el comunismo.
Queda entonces la duda ¿por qué los conservadores y los ciudadanos pro vida tendrían que festejar esta efemérides, que ni siquiera es una conmemoración de la tragedia fundante de este mito, sino más bien un pretexto para que las militantes de tercera y cuarta ola exhiban sus posiciones en contra de la vida y la familia?.
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