Arévalo, sus becas y el clientelismo, ¿La USAC no es suficiente?
Por Julio Valdez
Un programa de becas para estudiantes de bajos ingresos ha sido uno de los proyectos asistencialistas presentados por este gobierno, un modelo nada original y que los gobiernos del partido Morena en México han impulsado con fuerza, pero que en las primeras de cambio sufrió un pequeño traspié cuando el gobernante participa en un video promocional, preparado por su equipo de comunicación que al parecer carece de muchas luces, en donde a él se le ve entregando la noticia de su selección a una joven en San Cristóbal Verapaz.
El detalle que pronto salió a la luz es que dicha joven había sido candidata a diputada del Congreso por el partido que llevó a Arévalo al poder, lo que demostraba que la selección aparentemente objetiva de los beneficiarios en realidad era una recompensa tardía por su apoyo al partido.
Las acusaciones y señalamientos inundaron las redes sociales, y el gobierno solo prometió revisar los criterios de selección, pero no recula, y no lo va a hacer. Como todas las noticias, en unos días el tema desaparecerá para dar paso a otras, pero esto no acaba ahí. Más allá del acto de corrupción hay que escarbar a profundidad, como se hará a continuación.
El despilfarro de la educación pública superior
Q.3,512,965,902.00 millones de quetzales es el presupuesto destinado para la Universidad de San Carlos de Guatemala para este 2025, según informe presentado por el secretario general, el abogado Luis F. Cordón[1], ¿por qué es importante este dato?
Pues bien, este es el monto actual que le cuesta al Estado de Guatemala la formación superior, y es que como es sabido, solo hay una universidad estatal, a la que por derecho constitucional se asigna el 5% del presupuesto general de la nación. Este dinero es destinado a más de 240 mil estudiantes para carreras de pregrado: licenciaturas e ingenierías.
Para los que desconocen cómo funciona el sistema más populista de formación universitaria en todo el país, los estudiantes pagan 90 quetzales al año en concepto de matrícula, que al cambio de hoy 7.67 de dólar son 11 dólares estadounidenses.
Hoy el salario mínimo está en Q. 3,723.05 al mes. Esos 90 quetzales al año representan el 2.41% del ingreso de un mes. Todos estos números son suficientes para demostrar que desde que se implementó el sistema de acceso universal de estudiantes, el Estado guatemalteco ha becado a millones de estudiantes, ya que se destinó un ingreso sostenido porcentual a la USAC.
Por cierto, esta cantidad aumentó de acuerdo con la inflación nacional si bien no representa un ingreso significativo. En la misiva a la que se hace referencia, se establece que la USAC posee ingresos no tributarios de Q-70,809,847.00, lo que representa el 2.24% del presupuesto, esta es la cuota de estudiantes y otros cobros mínimos que hacen por servicios.
Según la IA, estimaciones al día de hoy establecen que hay 400,000 estudiantes universitarios en Guatemala, de los cuales 230,000 se forman en la USAC, lo que en matemática simple nos dice que hay 170,000 estudiantes en instituciones privadas que no dependen del Estado, pero para llegar a este número, el crecimiento se produjo sobre todo en los últimos 10 o 20 años, con un estancamiento entre 2020 y 2023, que es la temporalidad del COVID junto con el estancamiento de la actividad productiva.
Sin embargo, una vez superada la situación, se aumentó la inversión privada hasta tal punto que está por igualar la matricula del Estado, sin poseer el 5% de presupuesto de la nación. La paradoja es que esos 170,000 estudiantes están subsidiando a los 230,000-
Mejor dicho, los estudiantes de entidades privadas además de todos los que nunca llegarán a la Universidad subsidian a esos 230,000 que en conjunto, no pertenecen a las capas más desfavorecidas de la sociedad.
Pueden parecer aburridas las cifras, pero es necesario mostrarlas para entender la dimensión de la manipulación populista que representan las becas del actual gobierno.
¿Becas para los pobres?
La lógica del cobro de 90 quetzales al año por parte de la USAC a sus estudiantes era para garantizar un acceso universal. Sin embargo dicho acceso tuvo que limitarse con exámenes de admisión debido a que estaban entrando miles de estudiantes sin formación suficiente para cursar estudios universitarios y estos estaban exigiendo inversiones cada vez mayores: más aulas, profesores, laboratorios, administración, servicios, y demás y, el presupuesto que da el Estado se mantenía de acuerdo a las proyecciones del gobierno de turno.
Bastó que se dispusieran los exámenes de admisión para darse cuenta de que en efecto la educación pública era un fracaso absoluto dando por resultado jóvenes sin habilidades ni destrezas mínimas, en termino de unos cuantos años, los egresados de colegios privados, donde los padres de familia exigen mayor y mejor formación para sus hijos, tuvieron mayor acceso.
La paradoja era y es, que son los que menos necesitan las becas. Es más, tal y como lo señalaba Milton Friedman varias veces, los más pobres, que no asisten a las universidades del Estado, son los que financian los estudios de los privilegiados de la sociedad y por más que esta institución diga que existe una tasa de retorno mayor al doble de la inversión pública en educación en servicios a la comunidad, esto resulta ser una completa mentira.
El problema es que, con el mismo sistema de ingreso y aceptación de estudiantes en la única universidad del Estado, esta ha dejado de ser para pobres, pero no porque no tengan ingresos sino porque la misma educación que reciben del Estado es pésima. Hoy en día sí que hay pobres en la U pero son aquellos cuyos padres hicieron sacrificios para que no estudiaran en instituciones públicas. Aunque la tendencia no es esa, en todo caso son la excepción.
La idea de conceder becas, entonces, es dar estipendios a estudiantes pobres para que puedan estudiar y no se dediquen a trabajar. No es no cobrar por matriculas, porque eso ya lo hace la USAC prácticamente.
El primer dilema ahora es que el ser pobre no es criterio suficiente para dar becas, debe de haber excelencia para que esto sea una inversión.
En Guatemala existen experiencias muy significativas como es el caso de las escuelas de agricultura o ENCA o los colegios Adolfo B. Hall para estudiantes que deciden por el enfoque militar, o en los institutos de educación industrial como es el instituto Imrich Fishman, el problema es que estos establecimientos no representan ni el 1% de toda la oferta educativa del Estado, el restante 99% son deficientes.
En el año 2024 la USAC entregó 316 becas[2] con un monto, de acuerdo con su reglamento, de Q600.00 hasta Q1200.00[3] para estudiantes en condiciones especiales de vulnerabilidad, pero a cambio de este aporte deben mostrar un promedio de notas no menor a 70 puntos de 100 en todos sus cursos en forma sostenida.
Es evidente que este promedio no premia la excelencia, pero mejor vayamos al impacto, en el mismo año 2024 la universidad reporte tener una población de 230,000 estudiantes por lo que la cantidad de becados representa 0.13%.
Esto reafirma que en un sistema donde se privilegia la llamada gratuidad, el impacto de las becas se diluye, por lo que no representan ningún impacto en la sociedad, pero como afirmábamos antes, la apuesta no son los becados sino la población en general que accede a la Universidad estatal
Becas para los aliados, USAC para los demás
250 millones de quetzales para el Fondo Nacional de Becas[4] es lo que el Estado ha destinado para conceder a estudiantes sin aparentemente recursos que deseen seguir sus estudios superiores, si comparamos esta suma con lo destinado a la USAC pues obviamente estarán de acuerdo con que es una ínfima parte, eso sin contar con el hecho de que esos Q250 millones incluyen la contratación de más personal para SEGEPLAN, a fin de que tengan como objetivo la recepción de solicitudes, evaluación de las mismas y seguimiento al desarrollo académico de los beneficiarios
El programa de becas del actual gobierno es populismo dirigido a beneficiar a allegados políticos y crear dependencia, entendamos que para optar para un pre grado, en el sistema nacional, tiene como mínimo 6 años de duración, aprende un idioma al menos 5, y los post grados al menos 2, por lo que esos beneficiarios que por cierto no se están comprometiendo a devolver nada más que el agradecimiento al Estado, generan dependencia que va más allá del periodo presidencial, por lo que en la siguiente campaña electoral, como a sucedido antes, se les solicitara a estos beneficiarios su voto para la continuidad, y claro, los contendientes políticos ofrecerán lo mismo.
Las becas son la vía expedita para comprar la fidelidad, no es para los pobres. Es el reconocimiento de que la base universitaria poco a poco se está perdiendo, los estudiantes sancarlistas tienen dividido su voto, la izquierda quien predominaba ideológicamente está cediendo ante los nuevos tiempos, adicionalmente el número de estudiantes en universidades privadas aumenta, y para ellos también van las becas y es que el Estado acepta que con dicho financiamiento se puedan pagar matriculas en entidades privadas, la paradoja de esto es que por un lado está financiando una entidad monstruosa como es la USAC y por otra es que está aceptando que dicha inversión puede no representar una alternativa formativa, esto dicho en otras palabras significa que el mismo Estado acepta que la universidad estatal ya no es la alternativa al desarrollo.
[1] https://presupuesto.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2025/02/PUNTO-CUARTO-inciso-4.6-Acta-24-2024-aprobacion-presupuesto-2025.pdf
[2] https://becas.usac.edu.gt/index.php/logros/
[3] https://becas.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2020/05/REGLAMENTO-DE-BECAS.pdf
[4] https://becasnuestrofuturo.gob.gt/
