Mes del orgullo LGBTIQ S.A.
Julio Abdel Aziz Valdez
A partir del año 2021, se estableció el parteaguas para el sistema de televisión por cable, streaming, emporios empresariales, y del activismo de la diversidad, de haber logrado un día en específico para “celebrar la diversidad” pasaron a instituir un mes completo, y sin ambages se lo tomaron. Promueven conferencias, películas, entrevistas y sendos documentales conmemorando “las luchas” de homosexuales alrededor del mundo que por cierto sigue rondando en torno a los Estados Unidos y Europa, como diría Agustin Laje, “se han convertido en la minoría más representada en la historia de la humanidad”, por ello merece un análisis.
Hay que recalcar algunos presupuestos antes de emitir una opinión en torno a como un tema tabú hace ya varios años ahora se convierte en la tarjeta de presentación del buenismo de personas necesitadas de reconocimiento de colectivos que se asumen como superiores moralmente, estos son:
- Los homosexuales hombres y mujeres siguen siendo una minoría, esto no los hace menos sujetos de derechos, pero al no ser reconocidos derechos especiales de los heterosexuales como son el derecho a la vida o de vivir su privacidad como bien parezca, en este punto no es la identidad sexual la que lo garantiza sino el ser seres humanos o ciudadanos en una sociedad.
- Es cierto, la homosexualidad es una constante en la historia de la humanidad, pero a partir de ello se han montado una infinidad de identidades que se cuelgan del llamado a la “tolerancia” y que en efecto presentan patologías que con el discurso del orgullo ahora intentan ser impuestos como derechos ejemplo de ello los transespecie, transedad y hasta la pedofilia misma.
- Si se entiende lucha de los homosexuales como la lucha a tener privilegios por su identidad sexual lo que en realidad están haciendo es destruyendo el principio de igualdad ante la ley, lucha en la que miles o millones de personas han dado su vida ahora grupos que desean ser la elite en su microcosmo se imponen bajo el argumento siempre efectivo del victimismo.
- Aquel heterosexual de izquierda que crea que es mejor ser humano si asume “la lucha del orgullo lgtbiq” o peor aún, que esa lucha es la lucha de los oprimidos debería de preguntarse como esos oprimidos lograron imponerse en la mayoría de las marcas transnacionales que ayer como hoy son el símbolo del triunfo del capitalismo en el mundo, una contradicción de la que están conscientes, pero luego simplemente hacen a un lado el rostro o simplemente continúan con el discurso con los ojos cerrados.
- La celebración de la diversidad humana va más allá del simplismo de la identidad sexual, es más, los medios la han glorificado tanto que parece ser que es la única que importa, tanto es la vehemencia por cambiar el rumbo que de ser un tabú la tendencia a futuro es determinarla como prerrequisito y convertir a la heterosexualidad en una patología.
- El orgullo LGBTIQ+ se impone, es un hecho que salta a la vista con solo pulsar un botón, dicho lema supone que hay orgullo en dichas identidades aun cuando algunas de ella sean abiertamente trastornos de identidad. Lo más paradójico no está en quienes forman parte de ese abanico de colores, sino los que hacen de esto una estantería de supuestas superioridades morales. Solo quienes se muestren sensibles ante estas personas se pueden considerar “buenas personas” de ahí los eslogans de publicidad para ropa, cerveza, películas y hasta música, todo el espectro cultural.
Vaya giro interesante de la izquierda huérfana de liderazgo, motivaciones y valores, que ahora le apuestan a una revolución molecular. Una alternativa a la vieja aspiración de la toma del Palacio de Invierno que los viejos revolucionarios bolcheviques, en esa toma del poder seguro habrá Coca Cola para acompañarla.