Cerca de los cien días…y la “primavera” no comienza
Los primeros cien días de gobierno a los que casi todos los países conceden importancia para tomar el pulso al gobierno entrante, son un mísero porcentaje en relación con los restantes cuatro años, y en un plazo tan breve es casi imposible que el Estado implemente objetivos estratégicos como políticas públicas.
Sin embargo, es mundialmente aceptado que los primeros cien días son una especie de barómetro que mide el poder del nuevo gobierno. El origen fueron los primeros cien días de Franklin D. Roosevelt en 1932, ya que en ese lapso logró resultados sorprendentes durante la Gran Depresión.
A partir de entonces, los gobiernos tienen ese plazo simbólico para ganar la confianza ciudadana, conformar un sólido gabinete y mantener el apoyo de sus aliados políticos. No es discutible que Arévalo mantiene el aval de sus aliados políticos extranjeros, pero en el país, este apoyo parece desmoronarse. Por ejemplo, la ruptura de la alianza oficialista en el Congreso y las continuas críticas de sus simpatizantes durante la campaña.
Por el contrario, abundan los actos ilegales, desde la toma de posesión a la promoción de leyes abiertamente inconstitucionales y la actitud apátrida de entregar el país a sus aliados estadounidenses y de organismos internacionales.
El ejemplo más reciente, burdo e ilegal a todas luces, es la petición de Arévalo a la Organización de Estados Americanos (OEA), para que se convierta en “observador” en la elección de magistrados a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), lo que sería totalmente insólito y ofensivo.
Sumado a este disparate, Arévalo mencionó en su última visita a Estados Unidos que pretende crear un nuevo distrito electoral en aquel país, para que quienes renunciaron a vivir en Guatemala buscando mejores oportunidades, puedan postular diputados.
La clave de esto, más que la postulación de migrantes, es que para lograrlo debe hacerse una reforma constitucional, tal como todos los países de tendencia socialista y que obedecen ciegamente la agenda globallista.
Reformar la Constitución para que un par de migrantes se postulen como diputados, parece un pretexto tan burdo que cae en el ridículo, ya que a la mayoría de migrantes no le interesa votar en los comicios de Guatemala, si se considera que en 2023 votaron 1,443 guatemaltecos de los más de 90 mil empadronados en EE.UU. donde radican tres millones de chapines.
Pese al apoyo incondicional de la prensa afín a Semilla y de sus padrinos extranjeros, Arévalo se acerca a una encrucijada que puede ser fatal para los próximos cuatro años. Un gabinete conformado con funcionarios reciclados de administraciones anteriores, el incremento escandaloso de los precios y la confrontación permanente con el Ministerio Público son los sellos identitarios del régimen actual, que se instaló entre anuncios de que pronto iniciaría una “nueva primavera”, la cual tres meses después, parece muy lejana.