Quién eres tú
En la vida hay:
· tremendos agobios,
· enormes desafíos,
· y cada vez se ha vuelto más complicada la situación que nos está tocando vivir: “ al punto que ya tenemos una mirada muy superficial“
Y en países muy desarrollados la gente ya ni se mira.
Y esto no hay que permitirlo.
Hay que luchar por seguir siendo auténticos, aunque falta poco para que nos pongan un robot enfrente a preguntarnos cuàl es nuestro DPI.
No hay cambios progresivos en la humanidad, a pesar de tanta tecnología.
Hay cambios disruptivos, que no son congruentes con lo que somos.
Y es que en la vida se nos presentan encrucijadas sin darnos cuenta que existe en nuestro interior UNA SABIDURÍA ESPECIAL Y ESPECÌFICA para dichos momentos.
Las fuerzas naturales que se encuentran dentro de nosotros son las que curan hasta las enfermedades.
1. Hace 2,500 años Hipócrates hablaba del arte de curar por medio de las palabras. Pero dijo también, si quieres curar: Primero, no hagas daño.
2. Dijo también: “Para enseñar a los demás primero haz de hacer algo tú mismo. Haz de enderezarte a ti mismo”.
3. No puedes andar enseñando nada si no practicas primero, de eso que estás hablando, porque así no funciona.
Depresión y ansiedad
El día de hoy la Depresión y la Ansiedad han escalado unos niveles en la humanidad donde ni los medicamentos han logrado detener la afluencia arrolladora en tantas personas que viven en el desánimo.
Y muchas veces ha desarrollado al mismo tiempo, altas estadísticas de diabetes, de obesidad y de problemas de hipertensión por el ruido mental y la incertidumbre de los sucesos mundiales. y la poca satisfacción personal.
Hace 20 años que la OMS viene declarando que, en el 2020, la Depresión llegaría a ser la enfermedad número uno y las farmacéuticas tendrían que darse abasto para la venta de ansiolíticos y psicofármacos para combatir el insomnio, dada la confusión y la desesperación en que se verán envueltos los seres humanos. Hemos llegado al 2024 y estamos ya conviviendo con esa realidad. Y es que salud no es la ausencia de enfermedad, sino la plenitud de un bienestar psicológico.
Porque cómo explicamos que un gran número de personas que no pasamos hambre, ni frío ni carencias y con excelentes oportunidades no es posible que no nos sintamos plenos. Pero resulta imposible convivir con tanta tensión y con demasiado estrés.
Homo Sapiens Sapiens
Nosotros somos el homo sapiens sapiens. Esto podríamos traducirlo al hombre sabio, sabio. Que descubrió la rueda y alcanzó la tecnología más sofisticada para su propio beneficio, Y ESTO ENTRE COMILLAS, porque ya está comprobado que tanta tecnología y tanta tableta ha bajado el IQ de las generaciones expuestas a tantas horas de dichos adelantos.
Además el exceso de información y estadía en las redes sociales nos hace creer que estamos más cerca uno del otro, pero estamos entrando en un aislamiento social donde ya no nos vemos a los ojos ni disfrutamos del cariño viviente de los amigos, que es lo que más alimenta nuestras conexiones neuronales. ESE AISLAMIENTO ESTÀ DISMINUYENDO EL IQ.
Y es que poseemos dos sistemas nerviosos que nos ayudan con la sobrevivencia. El simpático que nos alerta cuando algo extraño sucede y nos provoca un estado de alarma al estar frente a sucesos de incertidumbre que consume la mayor parte de la sangre del organismo para poder reaccionar ante el evento. Y al pasar el agobio y la angustia reaparece el Sistema Parasimpàtico que nos regula nuevamente y nos relaja para llevarnos la calma que se necesita para funcionar y poder lograr un desempeño normal.
Y la pregunta en estos momentos es cómo hacemos para activar ese sistema Parasimpático y poder tener la calma necesaria que nos proporcione ese bienestar que todos deseamos tener.
Hipotálamo
En el cerebro tenemos el hipotálamo que es del tamaño de una arveja y ahí hay un núcleo del sistema parasimpático que es el encargado de hacerlo funcionar.
Pero por muchos años, la conclusión de los médicos ERA que los medicamentos no TIENEN la capacidad de activar ese pequeño núcleo y que definitivamente imposible poder diseñar un sistema propicio para que la calma y el bienestar pudieran funcionar de forma inducida, y QUE SON las fuerzas interiores las únicas capaces de regresar al estado primario de relajación.
De ahí el origen del Trastorno del Estrés postraumático que deriva en todas aquellas personas que han estado en una guerra, que han sido expuestas a conflictos traumáticos o que han tenido que presenciar momentos demasiado fuertes con cuyas consecuencias cuesta lidiar.
Se convertía en imposible porque el problema era el ruido de la mente dándole vuelta al evento vivido una y otra vez, o machacando una idea una y otra vez, o despertando con el mismo suceso y entrando en repetidas ocasiones a un estado de pánico que los paralizaba completamente.
Ese ruido mental. Ese diálogo negativo metido en la cabeza con una serie de suposiciones falsas que empañan el futuro y que no permiten a la persona visualizar sus oportunidades y sus nuevas posibilidades cuando la tragedia y la destrucción han sido parte eventual de sus vidas.
Cómo parar ese ruido mental
Existe un mundo mental y un mundo real. En el mundo real opera el homo sapiens sapiens. Sabio, sabio. Y el mundo mental opera el homo Demens.
Y cuando el mundo mental está por encima del mundo real la vida se convierte en un paquete de ansiedad, de perturbaciones y posiblemente concluya con una Depresión.
Pero el homo sapiens:
· sabe que la vida es un regalo,
· que tiene sus dificultades,
· sus posibles carencias,
· pero la vida sigue siendo bella
· y digna de vivirse con pasión.
El hombre demens :
· se llena de arrogancia,
· de soberbia,
· con una prepotencia anda buscando culpables,
· dominar al otro,
· invadir espacios,
· llega al punto que no le basta nada,
· cada dìa quiere màs y màs
· y camina por esta vida con una ambición sin sentido la cual no puede dominar.
Y al colapsar los dos mundos, uno contra el otro el organismo cae en un agobio y en una angustia que lo conduce a la desesperanza.
El estrés en sí no es dañino
Como seres humanos necesitamos un nivel de presión para lograr tener un nivel de eficacia. Pero cuando nos enfrentamos a algo que no podemos, no es porque no podamos, es porque el mundo demens está por encima del mundo real y creemos que no podemos. La competitividad se convierte en rivalidad y dejamos de gozar el proceso de poner a funcionar nuestro talento por miedo que el otro nos va a ganar, porque hay una vocecita que nos dice desde el mundo mental que posiblemente es mejor que yo. Y nadie es mejor que nadie. Todos tenemos un talento único y la preparación y el aprendizaje nos da la oportunidad de hacernos únicos en un mundo donde nuestro talento puede ser la causa de la bendición de muchos.
Pero cuando la presión sube de nivel el desempeño se debilita. El ser humano empieza también a creer que no puede, que no tiene la capacidad, que es un inútil; pero no alcanzan a comprender que eso está sucediendo solamente en su mundo mental, pero es falso; SI PODEMOS.
Hemos podido siempre, nacimos con la capacidad de poder, pero el mundo mental nos convenció de lo contrario y de alguna forma ya el pensamiento se convirtió en sentimiento, y la verdad es que aunque lo intentemos, no vamos a poder.
La conclusión entonces es que la mayor parte de la presión no la da el mundo exterior, sino se origina y se acrecienta desde el mundo interior, cuando el mundo mental mete tanto ruido e inhibe la corteza pre-frontal, que es la parte más importante para que podamos funcionar bien en la vida. Es a través de esta parte del cerebro que podemos adaptarnos a nuevas situaciones, resolver los imposibles, y donde las exigencias distintas que se presentan, te dan la capacidad de negociar y de tomar buenas decisiones.
Pero ese ruido mental que tú permites no logra ser acallado y terminas con el cortisol hasta arriba, donde nada tiene solución y lo peor está por venir según el homo demens.
La corteza pre frontal
La corteza pre frontal nos da la capacidad de entender que los problemas son oportunidades, los muros son solamente fronteras, y los límites son posibilidades de cruzar. Nos regresa a la inmensa destreza de ver lo extraordinario en lo mundano, de digerir detalles que están provistos de sonrisas, y de saborear lo cotidiano como un banquete único. Pero cuando ese mundo mental del homo demens no nos deja sorprender por lo sencillo, cuando verte en el espejo te impide gustarte y aceptarte y decidir que eres terriblemente bella, y no puedes ver a tu pareja y sentir que lo estás viendo como si fuera la primera vez, y que lo que tienes es de por sí ya abundancia; entonces te toca aceptar que el ruido mental es demasiado fuerte.
El pez no sabe que está dentro del agua hasta que lo sacan de ella, cree que el agua donde él vive es lo único que existe, está convencido de que no hay otro mundo. De la misma manera la mente te engaña, te limita el mundo en el que vive ese ruido desastroso y te hace creer que lo que ves es lo único que hay, te hace pensar que el mañana viene, pero con muchas adversidades y te pone un freno ante un abanico de posibilidades.
Es que es muy cierto, “Las batallas se libran fuera, pero las guerras se ganan dentro”. Hay que reducir el homo demens y que resurja de nuevo el homo sapiens con el que nacimos, donde no teníamos historia.
Cuando nacimos éramos sin historia, no había heridas, ni frustraciones, ni creencias falsas; nunca nos dio miedo no tener comida, con un grito y un severo llanto hacíamos que la comida llegara. Fue un deleite descubrir el mundo y sentíamos que todo era nuestro..
¿Quién nos hizo perder ese sentido de plenitud?
El amor es una capacidad transformadora que no puede compararse ni con la bomba atómica. Las personas enamoradas sienten lo mismo que las personas adictas a la cocaína. El amor es aún más fuerte que el ejercicio porque rejuvenece físicamente toda la estructura del cerebro. No sé si alguien vio la película Mente Brillante, de este científico que padecía esquizofrenia y que ganó el premio nobel de Economía y cuando le preguntaron cómo lo había logrado contestó que el amor había podido vencer aún los procesos genéticos de su enfermedad.
Esa cercanía, esa humanización que tanto hemos abandonado, nos puede reducir el estrago que hace la Amígdala en el cerebro la cual nos conduce al miedo y a la ira.
Invitar de nuevo como los monjes tibetanos a reconectarnos con el silencio y escaparnos de la tiranía del ruido. Pero el silencio significa tener aislado por unos momentos del día la televisión, el celular, la computadora y estar a solas con nosotros mismos y poder descubrir quienes somos y hacia dónde vamos.
De esta forma podemos empezar a vencer los imposibles que nos genera la mente, y poder hacerle frente a la batalla que el ser humano está librando en su interior, donde hay una angustia que lo ahoga, donde la mente le está jugando trucos, convirtiendo en insuperable y en difíciles cosas que están llenas de limitaciones falsas, por lo ineficiente que nos hemos vuelto en nuestra manera de pensar.
Tenemos que aprender a ver lo desajustado que es lo que la mente te está diciendo y alcanzar esa Homeostasis, ese proceso químico que utilizan el combustible de nuestras de nuestras células, para convertir esa energía en equilibrio.
La cordialidad, la bondad, la escasez de soberbia y la poca arrogancia favorecen esta homeostasis y una buena autoestima sin juzgarnos ni criticarnos tanto, lo cual produce una envidia inevitable.
Empieza a ser tú. Porque eres único e irrepetible.