Aumento salarial no resolverá la crisis, advierten gremiales
Los sectores empresariales coinciden en que cada ajuste al salario mínimo queda neutralizado por el incremento sostenido de la canasta básica y de los costos operativos. El país repite un patrón: aumentar sueldos “para compensar”, sin atacar los factores que disparan los precios: la inflación y el desorden fiscal del Estado.
Redacción
Los datos del Ministerio de Trabajo confirman que los salarios han presentado un incremento continúo en los últimos diez años, pero en ese mismo periodo la inflación, el costo de la canasta básica y los gastos operativos crecieron aún más rápido.
El resultado: los aumentos han perdido efectividad y se convierten, en la práctica, en correcciones nominales que no mejoran el bienestar real de los trabajadores.
El salario sube, pero la inflación lo adelanta
El principal señalamiento de las gremiales es que los aumentos salariales “por decreto” no compensan la escalada de precios. La canasta básica alimentaria ha venido subiendo año tras año, presionada por factores como:
- Dependencia de importaciones de granos y combustibles.
- Logística y transporte encarecidos.
- Poca inversión en infraestructura productiva.
- Distorsiones generadas por la misma inflación.
Esto significa que, aunque el salario mínimo se incremente, los costos esenciales suben con mayor fuerza, anulando cualquier ganancia para los hogares guatemaltecos.
Economistas consultados por distintos sectores productivos coinciden en que Guatemala enfrenta una inflación que no es únicamente de demanda, sino también de costos: los productores pagan más por insumos, energía y transporte, y trasladan esos incrementos a los consumidores.
Un Estado con presupuesto desbalanceado alimenta la presión económica
Además del alza en precios, las gremiales señalan la falta de equilibrio fiscal como un factor que agrava la situación. Guatemala mantiene un presupuesto con altos niveles de gasto rígido, creciente endeudamiento y presiones políticas para ampliar programas estatales sin el respaldo de ingresos reales.
Este desbalance fiscal genera:
- Mayor necesidad de financiamiento estatal.
- Presión sobre tasas de interés.
- Expectativas inflacionarias a futuro.
- Desconfianza en los sectores productivos.
En otras palabras, un Estado que gasta más de lo que puede sostener termina incentivando presiones inflacionarias, lo que afecta a empresas y consumidores por igual.
El modelo salarial enfrenta límites estructurales
Durante diez años, los gobiernos de Pérez Molina, Morales, Giammattei y Arévalo han autorizado incrementos sucesivos al salario mínimo. Las cifras muestran un crecimiento, pero ese aumento no ha logrado impulsar:
- Productividad laboral
- Inversión privada
- Creación de empleo formal
- Competitividad regional
Por el contrario, la informalidad sigue superando el 70%, un indicador que demuestra que los aumentos salariales no se reflejan en mayor formalización, sino en más trabajadores y microempresas operando al margen del sistema.









