Pentalogía de un delirio criminal que no termina. Especial acerca del aún impune holocausto del Palacio de Justicia de Colombia. El capítulo sobre lo sucedido
Quod Pertinet
“La triste realidad es que los Estados territoriales no suelen investigar y enjuiciar las violaciones graves de derechos humanos. Por consiguiente, la aplicación de la jurisdicción universal es un elemento fundamental de la justicia.
“Otra cuestión que me preocupa en particular es la de las leyes de amnistía. Subrayo que ciertas violaciones graves de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario no deberían ser amparadas por una amnistía.”
“Debemos ser cautos y no dar una idea equivocada respecto de las amnistías por violaciones graves de derechos humanos y del derecho internacional humanitario; considero, pues, que los Principios de Princeton expresan acertadamente la posición de que algunos crímenes son demasiado atroces como para quedar impunes.”
“El ejercicio de la jurisdicción universal ofrece la promesa de lograr una mayor justicia para las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos en todo el mundo.”
Palabras de Mary Robinson
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Noviembre 27 de 2001
El día 06 de noviembre de 1985, Petro Urrego y sus derrotados camaradas de la pandilla narcoparamilitar de la izquierda colombiana m-19 atacaron el Palacio de Justicia de Colombia ubicado en la ciudad de Bogotá.
Durante esta trágica jornada, y hasta el día siguiente, Petro Urrego y sus camaradas del m-19 ejecutaron un feroz, bárbaro, y sangriento secuestro colectivo y ataque narcoterrorista contra el Palacio de la Justicia de Colombia y contra toda la inocente, indefensa, y desarmada población civil que no participaba directamente en las hostilidades y que se encontraba, tanto al interior del Palacio de Justicia, como en los alrededores de esa edificación.
Este salvaje ataque narcoterrorista realizado por Petro Urrego y por sus vencidos camaradas del m-19, que resultaría en el indiscriminado homicidio de uniformados de la Fuerza Pública, de civiles, y de operadores de justicia, también arrojó como resultado la intencional destrucción, por incendio provocado, de muchos de los archivos judiciales que en el edificio permanecían, entre ellos los expedientes de poderosos narcotraficantes del cartel de Medellín como Pablo Escobar Gaviria, expedientes que la Corte Suprema estaba estudiando para proceder a extraditarles hacia los Estados Unidos de América.
En lo que a las víctimas mortales de este holocausto respecta, es un hecho que individualmente, este demencial ataque terrorista y secuestro masivo que Petro Urrego y sus camaradas del m-19 realizaran del aparato de justicia colombiano con el objeto de subvertir la institucionalidad democrática vigente, costó la vida a ochenta y nueve (89) personas de bien.
El total de 89 víctimas mortales se divide en los siguientes cuatro (4) grupos sociales, y algunos de sus nombres, son los siguientes:
- Los trece (13) miembros de nuestra Gloriosa Fuerza Pública que ofrendaron sus vidas por nosotros y cuyos nombres jamás permitiré sean olvidados ni su heroica memoria despreciada, son los siguientes:
- El Señor Subteniente José R. Fonseca Villada, de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Teniente Sergio A. Villamizar Q., de nuestro Ejército Nacional.
- El Señor Capitán Héctor Aníbal Talero Cruz, de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Sargento Primero Jaime Benítez P., de nuestro Ejército Nacional.
- El Señor Agente Jaime A. Portilla, de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Agente Jaime Rodríguez Vivas, de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Agente Alcibíades Baquero Turriago, de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Agente José Gerardo Malaver, de nuestro Departamento Administrativo de Seguridad – DAS, ahora denominado Dirección Nacional de Inteligencia – DNI.
- El Señor Agente Everardo Bermúdez García, de nuestro Departamento Administrativo de Seguridad – DAS, ahora denominado Dirección Nacional de Inteligencia – DNI.
- El Señor Agente Ramón León Ariza, del F2 de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Agente Saúl Chavarría Salamanca, del F2 de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Agente Libardo Durán, del F2 de nuestra Policía Nacional.
- El Señor Radio Operador Ricardo S. Sotomayor.
- Fueron cuarenta y dos (42) las víctimas mortales miembros de la Población Civil.
- Fueron veinte y tres (23) las víctimas mortales que eran empleados y funcionarios del Palacio de Justicia.
- Los once (11) Señores Magistrados de la Corte Suprema de Justicia a quienes Petro Urrego y sus camaradas del m-19 asesinaron a sangre fría y en absoluta condición de indefensión fueron los siguientes:
- Honorable Magistrada Fanny González Franco
- Honorable Magistrado Carlos Medellín Forero
- Honorable Magistrado Ricardo Medina Moyano
- Honorable Magistrado Alfonso Patiño Roselli
- Honorable Magistrado Fabio Calderón Botero
- Honorable Magistrado Pedro Elías Serrano Abadía
- Honorable Magistrado Alfonso Reyes Echandía
- Honorable Magistrado Darío Velásquez Gaviria
- Honorable Magistrado José Eduardo Gnecco Correa
- Honorable Magistrado Manuel Gaona Cruz
- Honorable Magistrado Horacio Montoya Gil
También es un hecho, en lo que a las víctimas no mortales de este holocausto respecta, que la ofrenda de vida que hicieran en defensa de nuestra institucionalidad, de nuestras vidas, de nuestras familias, de nuestros bienes, y de nuestra honra, esos trece (13) valientes uniformados de nuestra Gloriosa Fuerza Pública, no fue en vano. Gracias al arrojo y entrega de estos héroes, sus sobrevivientes hermanos de armas lograron arrebatar con vida de las criminales manos de Petro Urrego y de sus camaradas del m-19, a doscientos sesenta y tres (263) rehenes, todos indefensos, inocentes y desarmados miembros de la población civil quienes no participaban en las hostilidades. De este número de rehenes liberados con vida por nuestra Gloriosa Fuerza Pública, cuarenta y tres (43) eran Magistrados principales y auxiliares de las altas cortes.
Igualmente, en lo que a las víctimas no mortales de este crimen de lesa humanidad y crimen de guerra respecta, es un hecho que este feroz y bárbaro ataque terrorista y secuestro masivo que Petro Urrego y sus camaradas del m-19 realizaran al aparato de justicia colombiano con el objeto de subvertir la institucionalidad democrática vigente, afectó de manera negativa e imborrable la vida de las familias, colegas y amigos de estas ochenta y nueve (89) víctimas mortales, así como la de los doscientos sesenta y tres (263) sobrevivientes a este secuestro colectivo.
Es decir que solo en el círculo cercano de las víctimas letales y de los sobrevivientes de este secuestro colectivo, hubo aproximadamente doce mil (12,000) víctimas no-letales.
Además, colectivamente los treinta (30) millones de habitantes que tenía Colombia en 1985, la inmensa mayoría miembros de la indefensa, inocente y desarmada población civil que no participaba en las hostilidades, de todas las edades y condiciones, incluidos los niños, estuvimos atemorizados durante el tiempo que duró este ataque terrorista y secuestro masivo por cuanto fuimos amenazados con violencia y padecimos, tanto el constreñimiento como las consecuencias del vandalismo y de la destrucción que se causó a nuestra infraestructura judicial. Es decir que colectivamente, durante esta violenta jornada narcoterrorista, Petro Urrego y sus camaradas del m-19 nos hicieron víctimas no-letales a los treinta (30) millones de habitantes de Colombia.
Conforme reposa en archivos judiciales y en cubrimientos periodísticos, a las 11:40 de la mañana de ese fatídico miércoles 06 de noviembre de 1985, treinta y cinco (35) camaradas en representación de Petro Urrego y de los demás infames miembros del m-19, fuertemente armados y portando explosivos que luego distribuirían y accionarían en diferentes pisos de la edificación para asegurar la quema de los expedientes de sus jefes (los extraditables), secuestran la edificación donde operaba el Palacio de Justicia de Colombia.
En este ataque terrorista también toman como rehenes (secuestran)a las más de trescientas cincuenta (350) inocentes, indefensas y desarmadas personas miembros de la población civil que no participaba directamente en las hostilidades, y quienes se encontraban al interior de la edificación, a saber y entre otros, todos los Honorables Señores Magistrados de la Corte Suprema, todos los Honorables Señores Magistrados del Consejo de Estado, empleados, y otros ciudadanos quienes estaban adelantando trámites judiciales.
En un gesto de cobardía propio y característico de Petro Urrego y de sus camaradas del m-19, el feroz y brutal ataque inicia con el asesinato de los dos (2) guardias de seguridad quienes, desarmados, orientaban a quienes ingresaban a la edificación. Una vez al interior de la edificación, de manera indiscriminada y sangrienta, los narcoparamilitares del m-19, con el propósito de secuestrar y de tomar como rehenesa todos los presentes, abren fuego para asesinar a quienes intentaran huir, resguardarse, o reaccionar, así como a aquellos quienes no cumplieran con la orden de tirarse al piso. Una de estas primeras víctimas fatales es el Señor Jorge Tadeo Mayo Castro, en ese entonces administrador del edificio en el cual funcionaba el Palacio de Justicia.
La reacción de nuestra Gloriosa Fuerza Pública fue inmediata por cuanto en inmediaciones del atacado Palacio de Justicia está la Casa de Nariño, edificio en el que permanece el Señor Presidente de la República. Por lo tanto, la Plaza de Bolívar y los alrededores del atacado Palacio de Justicia fueron cercados en un efectivo y contundente operativo militar que incluyó helicópteros, vehículos blindados, y más de dos millares de efectivos de nuestra Gloriosa Fuerza Pública, especialmente de nuestro Ejército Nacional y de nuestra Policía Nacional.
Gracias a esta rápida y efectiva reacción institucional, se despojó de la iniciativa ofensiva a Petro Urrego y a sus camaradas del m-19, para ponerlos a la defensiva en cuestión de minutos, permitiendo así que 138 de las 350 personas secuestradas pudieran ser rescatas con vida y evacuadas de manera rápida tan pronto inició este demencial ataque terrorista. En su criminal desespero, y para cumplir con la orden que les había dado Pablo Escobar, el vergonzosamente célebre narcotraficante que les contrató para cometer esta infamia, Petro Urrego y sus camaradas del m-19, conforme lo relataron algunos de los secuestrados sobrevivientes, asesinan uno a uno a todos los Honorables Magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Y mientras unos de esos cobardes degenerados del m-19 asesinaban a los Honorables, inocentes, indefensos y desarmados Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, otros de sus camaradas ejecutaban la segunda parte del plan: Quemar los archivos de los procesos de extradición que se adelantaban contra reconocidos narcotraficantes colombianos para desaparecer toda la evidencia en su contra. Para lograr este infame propósito, los aún impunes genocidas del m-19 iniciaron tres (3) incendios en diferentes partes de la edificación donde asumían reposaban archivos físicos de los procesos de extradición en contra de su jefe, el narcotraficante Pablo Escobar.
Transcurridas veinte y siete (27) horas desde que se inició este masivo y sanguinario secuestro colectivo de toda una nación, a las 4:20 de la tarde del 07 de noviembre la edificación había sido reducida a escombros por parte de Petro Urrego y de sus camaradas del m-19.
Es un hecho que conforme a los relatos, versiones, declaraciones y demás pronunciamientos que con total desfachatez y orgullo hacen el hasta ahora impune criminal de lesa humanidad Petro Urrego y algunos de sus sanguinarios camaradas del m-19, así como según consta en los inventarios y peritajes forenses adelantados por las autoridades en la escena del Holocausto del Palacio de Justicia, el ataque a esta edificación fue un crimen de lesa humanidad y un crimen de guerra por cuanto se trató de un ataque narcoparamilitar, no de una maniobra política.
Lo anterior queda corroborado más allá de cualquier duda con la lista de buena parte del material de guerra y de los explosivos que se estima utilizaron Petro Urrego y sus camaradas del m-19 para cometer este horrendo magnicidio. La referida lista de buena parte del material de guerrautilizado por los referidos criminales es la siguiente:
- Cantidad indeterminada de M72 LAW, Lanzacohetes antitanque de 66 milímetros.
- Cantidad indeterminada de escopetas.
- Cantidad indeterminada de pistolas.
- Cantidad indeterminada de revólveres.
- Cantidad indeterminada de explosivos.
- Cuatro (4) subametralladoras automáticas Uzi.
- Una (1) subametralladora automática Madsen 006E.
- Una (1) subametralladora automática Thompson.
- Una (1) subametralladora automática Ingram.
- Diez y seis (16) granadas de fragmentación.
- Dos (2) granadas de humo.
- Ocho (8) minas antipersona direccional Claymore.
- Ocho (8) fusiles semiautomáticos Colt Ar-15.
- Seis (6) fusiles automáticos Galil.
- Cuatro (5) fusiles semiautomáticos M-16.
- Cuatro (4) fusiles automáticos Fal M-63.
- Dos (2) fusiles ametralladoras Gal.
- Dos (2) subfusiles M-3.
- Dos (2) carabina Uzi.
Con personas de bien que piensen diferente se puede y se debe reconocer con respeto las diferencias… Con ciudadanos honestos que profesen ideologías contrarias se puede y se debe tener discusiones propositivas y conciliadoras para beneficio propio y de la nación… Con coterráneos íntegros que consideren modelos económicos, sociales y políticos contrarios al mío para encausar y seguir construyendo país, se puede y se debe controvertir y confrontar por las vías institucionales… En cambio, con aún impunes criminales responsables de cometer los más infames de los actos contra la humanidad y contra los agentes del Estado cómplices (políticos y burócratas), después de derrotarles con las armas para someterles al imperio de la Ley, es deber y obligación para con quienes queden vivos meterles presos, enjuiciarles, condenarles, y hacer que paguen con su libertad, y/o con sus vidas, por las atrocidades cometidas.
François R. Cavard M.
P.D.
Una Pentalogía es una obra narrativa compuesta por cinco (5) partes. Por ajustarse cuarenta (40) años del atroz ataque terrorista al Palacio de Justicia de Colombia que hicieran el usurpador de la presidencia de Colombia Gustavo Francisco Petro Urrego y sus sanguinarios camaradas del m-19, he optado por abordar tan atroz y aún impune acto terrorista desde cinco (5) frentes diferentes, publicando cada uno de los capítulos en una de las plataformas de noticias independientes que generosamente me permiten difundir mi forma de pensar y análisis.
Los otros cuatro (4) capítulos son:
- El Capítulo acerca de las atrocidades cometidas
- El Capítulo con respecto a los criminales responsables
- El Capítulo referente a la complicidad de políticos y burócratas
- El Capítulo relativo al prontuario criminal de Petro Urrego
A los interesados en leer los restantes capítulos, les invito a darse una pasada por mi cuenta en X, que es @FrancoisRCavard, y ahí los compartiré tan pronto sean publicados.


