La especulación financiera
Federico Bauer Rodríguez
Defender el Capitalismo y la economía de mercado es muy fácil, tanto en la teoría como en la realidad social. Los países con mayor libertad económica tienen los mejores índices de Desarrollo Humano y de Prosperidad.
Los mejores sistemas sociales son financiados por una producción capitalista, y hasta países con gobiernos comunistas han aceptado tener economías basadas en los principios del mercado, con el fin de tener crecimiento económico.
Pero los enemigos de la libertad individual, los colectivistas, como autoridades religiosas, políticas e intelectuales, encuentran vicios en el Capitalismo que no son inherentes al mismo, pero que son causados por violar normas éticas y regulatorias.
Uno de estos “vicios” es lo que llaman “especulación financiera”.
Especular es parte de la naturaleza humana, lo hacemos diariamente cada vez que tomamos una decisión por insignificante que sea.
En el tema financiero, cuando compramos un bono especulamos que el emisor lo va a pagar puntualmente , si compramos una acción de empresa especulamos que dicha empresa vale más de lo que pagamos, y si participamos en el mercado de inversiones alternativas especulamos que tendremos beneficios.
Yo me imagino que los que escriben que la especulación financiera es una de las causas de las crisis económicas se refieren a estas inversiones alternativas: contratos a futuro, opciones, swaps, forwards, y otros contratos con valores subyacentes muy variados.
Las inversiones alternativas, o derivados, inicialmente se crearon como mecanismos de protección para los inversionistas en los mercados de dinero y de capital, pero pronto se popularizaron entre los “especuladores puros”.
En la década de los ochenta yo participé en el mercado de futuros para proteger mi posición de café, pero también hice day trading con otros valores.
La fuerte corrección de 1987 me dio una lección, y desde 1989 hasta 2006 tuve licencias del NASD (ahora FINRA) para negociar valores.
En la casa de bolsa que fui cofundador no acepábamos “especuladores puros”, por el riesgo reputacional, resultado de las malas decisiones de los clientes, pero admito que los especuladores que tienen cierto perfil, son quienes les dan liquidez a los mercados, y no son culpables de los movimientos irracionales de los mismos.
El origen de estos movimientos dañinos a la economía es dual: primero la manipulación de las tasas de interés por parte de los bancos centrales, y segundo la falta de ética en muchas de las instituciones financieras, especialmente en banca de
inversión.
Recordemos que en 1981 un bono del tesoro de diez años de EE.UU. pagaba 16% anual y ahora paga menos del 1% anual.
Esta situación llevó a los banqueros de inversión a crear mecanismos de inversión muy arriesgados, a veces fraudulentos, que vendieron a sus clientes, y estos bancos además apostaron contra ellos.
La crisis del 2008 sacó a relucir estas actividades fraudulentas por parte de los bancos, calificadoras de riesgo, firmas de auditoría y asesores financieros, pero principalmente los reguladores estatales que permitieron este fraude masivo.









