Mingob invierte en propaganda mientras crece la inseguridad
Mientras la inseguridad crece, el Ministerio de Gobernación destinan tiempo, recursos y dinero público a producir videos que maquillan la imagen del nuevo ministro.
Redacción
El gobierno de Bernardo Arévalo ha convertido la comunicación institucional en una estrategia de autopromoción: mientras la inseguridad crece y el Ministerio de Gobernación enfrenta una crisis tras la fuga de 20 reos, se destinan tiempo, recursos y dinero público a producir videos que maquillan la imagen de los funcionarios.
La más reciente producción muestra al nuevo ministro Marco Antonio Villeda prometiendo “mano dura” y “resultados inmediatos”, en una pieza cuidadosamente editada para proyectar control y disciplina. Sin embargo, detrás del discurso, persisten los mismos vacíos operativos y la falta de resultados concretos.
Villeda lanzó su primer anuncio oficial a través de un video difundido en las redes institucionales del Estado. En dicho clip, Villeda asegura que su gestión “se enfocará en resultados y disciplina” y advierte: “no tengo margen de error”.
No resulta casual que esta declaración se efectúe mediante una producción audiovisual: el gobierno invierte tiempo, dinero y recursos en generar imágenes de alto impacto para sus funcionarios, mientras las deficiencias reales en la institución quedan al margen.
Villeda declara que no tiene “tiempo para adaptarse, no tengo tiempo para nada. No puedo equivocarme”. Todo esto aparece en un entorno cuidadosamente preparado para transmitir autoridad y control, pero sin mayor precisión sobre cómo se enfrentarán los problemas de fondo.
El ministro enfatiza que no tolerará corrupción en la Policía Nacional Civil:
“Necesito mano dura… El que quiera hacer dinero, que ponga un negocio. Pero la policía no es para hacer dinero, la policía es para servir.”
El uniforme “debe ser un honor”, dice, en una escena más propia de un anuncio institucional que de un análisis crítico de los actos que deben cambiar.
Villeda asumió el cargo el pasado 24 de octubre, tras la renuncia de Francisco Jiménez, precipitada por la fuga de 20 reos de la cárcel de Fraijanes II. Ahora, la estrategia parece centrarse más en “vender” el nuevo rostro del ministerio que en rendir cuentas sobre los fallos heredados.



