Francisco Jiménez agradece a Arévalo y pide “no claudicar”
En una reciente publicación en X, Francisco Jiménez envió un mensaje en el que se presenta como víctima de un sistema que, según él, no comprende su “misión democrática”. El exministro intenta proyectarse no como un funcionario saliente de un ministerio envuelto en escándalos, sino como un defensor incomprendido de una causa superior.
Redacción
El exministro de Gobernación, entregó el cargo en silencio y, según diversas fuentes, habría abandonado el país. Su salida, lejos de enmarcarse en un acto de colaboración con las investigaciones del Ministerio Público, que ya vinculan a altos funcionarios del Mingob en la fuga de reos, parece más bien una jugada preventiva.
Jiménez, quien se ha vuelto particularmente activo en X publicó este lunes un mensaje dirigido al presidente Bernardo Arévalo. En él agradece la “misión más compleja del Estado”, reivindica su gestión bajo el ideal de una “seguridad democrática, humana y transformadora” y culmina con una súplica: “No claudique. Escuche las voces que buscan el bien común. Resista las presiones de quienes sólo ven intereses políticos-personales.”

Jiménez parece tomar prestado el libreto de otros personajes como Thelma Aldana, Juan Francisco Sandoval, Jordán Rodas que, al amparo de organismos internacionales y una red mediática afín, construyeron una versión heroica de su salida del país. Una narrativa de persecución donde las instituciones locales se transforman en villanas y la “lucha contra las fuerzas oscuras” se erige como justificación permanente.
La publicación de Jiménez podría anticipar su propio “exilio”, al colocarse dentro de esa misma narrativa: la de los héroes de una revolución de papel. Una retórica que apela al sacrificio y la resistencia, pero que elude responsabilidades concretas ante la justicia.









