Terroristas se fugan de la cárcel mientras Arévalo viaja por Europa exhibiendo la «permanente incapacidad moral» del gobierno para enfrentar al crimen
En Perú, Dina Boluarte fue destituida por «permanente incapacidad moral» para enfrentar al crimen organizado. Entretanto, en Guatemala se fugaron veinte terroristas del Barrio 18, sin que a los funcionarios se les mueva un pelo de sus cabezas bien peinadas y sin que los diputados se alarmen.
Ni siquiera la ciudadanía externa su indignación por el hecho, aunque la presencia de estos criminales en las calles es un peligro para toda la sociedad y sobre todo, exhibe la incompetencia sumada a la colusión de autoridades que hasta el momento no han sido sancionadas por un ministro de Gobernación que se lo toma todo con mucha «filosofía» y anuncia como un gran logro la recaptura de un terrorista.
Entretanto, Bernardo Arévalo sigue empeñado en cumplir el aforismo de Hans Christian Andersen que se atribuye a Arévalo padre: «viajar es vivir» y cada vez que en el país sucede una emergencia, está de viaje, como en esta ocasión que hizo las maletas mientras sucedían derrumbes e inundaciones y descansaba en algún elegante hotel europeo justo cuando los terroristas del Barrio 18 salieron de la cárcel «de uno a uno o de dos en dos», según el Sistema Penitenciario.
Parece insólito que la embajada estadounidense haya reaccionado con más indignación y contundencia que las abúlicas autoridades, que seguramente no asumirán el peso de la responsabilidad por esta fuga ni actuarán de «manera enérgica», como les exige «la embajada».
Un par de grupos políticos, aprovechando la coyuntura, se pronunciaron al respecto, mientras varios ciudadanos expresaron su molestia y criticaron al gobierno en redes como X, donde también hay más de algún llamado a la protesta ciudadana para exigir la defenestración del gobernante más inepto en los últimos años.
Pero la realidad es que la anomia domina al país, donde la ciudadanía se debate entre esquivar la delincuencia y comprar la canasta básica, cada día más costosa. Muy difícilmente, este hecho que en cualquier otro lugar del mundo motivaría una ola de protestas populares y acciones del Congreso, tenga algún efecto a no ser mayor violencia, ya que quienes escaparon, eran los «coordinadores» de los actos terroristas contra Guatemala.
Al parecer, cualquier acción o decisión contra esta fuga que devela la podredumbre de la administración pública, tendrá que pasar necesariamente por «la embajada» y el Departamento de Estado, quienes tal como en 2015, podrían mover los hilos de la protesta si quisieran.
Sin embargo, cabe preguntarse hasta qué punto el reinado de la criminalidad en Guatemala afecta a los Estados Unidos o si por el contrario, un gobierno caótico e incapaz pero obediente hasta la obsecuencia, le conviene a las instituciones foráneas que patrocinaron el terrorismo de los 48 Cantones que bloquearon todo el país varias semanas para instalar a este gobierno, «permanentemente incapaz» para terminar con el crimen organizado y el terrorismo.